"Doman" por fin al chiltepín en Baviácora; cosechan el "oro rojo"
Este producto silvestre, característico de la región del Río Sonora, logra ser cultivado por pobladores del lugar.

BAVIÁCORA, Sonora.- Cada vez que llegaba la temporada de chiltepín los vaqueros del Río Sonora sabían que era tiempo de cabalgar kilómetros para buscar esta planta silvestre porque sembrarla no era una posibilidad.
Alguien que conoce de este chile es José Verdugo Cohen, de 62 años, originario de de esta población, pues desde que era niño, lo consumía.
A los 15 años se hizo recolector de este producto.
Era ir a la sierra porque aquí cerquita no hay porque está retirado, hacíamos dos horas a caballo para ir para allá, dos de aquí para allá y dos de allá para acá y juntábamos cinco o seis litros, todos los días íbamos y veníamos.
En la madrugada a las 4:00 ó 5:00 de la mañana teníamos que ir, unos friazos tremendos, y decía yo, 'siquiera se diera el chiltepín aquí cerquita de la casa de la milpa para no ir tan lejos'”, recuerda.
La pisca del chiltepín silvestre comienza en el mes de septiembre y finaliza en diciembre; es una planta que mide cerca de 70 centímetros de alto, es fácil distinguir la madurez del fruto redondo porque pasa del color verde a rojo y resalta entre las hojas.
Una sola bolita rojiza y tronadora es capaz de soltar un sabor picante en un plato de menudo o en otro caldo y desprender ese gusto enchiloso típico sonorense.
Esta idea que tenía José de lograr cultivar el chiltepín la tenían otros pobladores, pero por alguna razón parecía imposible ya que algunos lo habían intentado y fallado.
Francisco Alfonso López Robles, al igual que todos los habitantes del Río Sonora, sólo conocía el chile de manera silvestre, pero él se empezó a cuestionar el porqué sólo se daba en los arroyos y cerros y no de manera agrícola.
Francisco Alfonso López, productor de chiltepín en Baviácora.
Mi papá tenía un ranchito junto con unos tíos y ahí hay mucho chiltepín silvestre, entonces una persona de aquí mismo del pueblo me invitó porque había mucho chiltepín.
Y ya que fui vi el sueldo que se generaba y dije por qué no se puede hacer algo más redituable para todos y más cómodo”, contó.
En el año 2000, cuando Alfonso tenía 30 años, empezó a tratar de hacer germinar el silvestre, pero al no poder hacerlo experimentó con cruzar las variedades de chiltepín.
ENSAYO Y ERROR
En sus intentos descubrió que en la Sierra del Río Sonora hay cinco variedades del silvestre y estos los cruzó con el de jardín que son trece variedades. En total hizo 21 pruebas de germinados, con 82% de fracasos y 12% fue producto aceptable. Descubrió que en la variedad silvestre tiene características muy propias como al ser una semilla dura sólo brota después de haber sido procesada en los ácidos del estómago de los pájaros. Germina después de un mes y medio, tiene una raíz delicada, lo que complica su trasplante y provoca que se seque, además es propensa al hongo por exceso de humedad.
Cuando inicié esto pues me trataban de que estaba medio loco, hasta la fecha”, dice entre risas, “pero ahí va, muchas veces lo hice solo en cuanto a la germinación y a cruzar plantas, esto con la idea de llegar tener el producto para la salsa”, manifestó.
En todo este tiempo que se esforzó por experimentar con chiltepines, Francisco Alfonso vivió de la ganadería, que es su actividad más fuerte.
Trabajaba de entre 14 y 16 horas diarias, al pendiente, no había los recursos y aparte como era experimento tenía que hacerlo todo a detalle y lo más fino posible en cuanto acciones, a lo que fuera surgiendo”, explicó.
Durante sus ensayos estuvo al pendiente como si las plantas fueran un bebé recién nacido, verlas a las 10:00 de la noche para prenderles los focos de calor y asegurar crecimiento era cosa de diario.
Después de siete años de experimentos, sacó un híbrido que tiene una apariencia redonda como el silvestre, estas semillas las empezó a elegir y apartarlas. Su propia variedad de chiltepín es un 10% más grande que el silvestre, también se perfora del centro al piscarlo y se seca.
Luego de años de trabajo y dedicación, el chiltepín ya se cultiva en la región de Baviácora lo que viene a beneficiar a sus habitantes.
En cuanto tuvo la selección de semillas invitó a otros pobladores de Baviácora a sembrar su variedad, pero nadie lo siguió, recordó, así que sólo le faltaba conseguir un terreno para cultivarlas.
Consiguió unas tierras que fueron de su abuelo con el acuerdo a pagarlas en dos años.
Yo siempre me he dedicado a la ganadería el chiltepín en parte fue para llegar a una meta y vi una oportunidad ahí y me tiré de lleno ahí, apostando pues hasta los zapatos”, platicó.
Tenía 76 vacas le invertí 71, el primer año de chiltepín para solventar los gastos de pisca y no había vendido nada y fue cuando volví a plantar”.
Fueron 3.5 hectáreas las que sembró en esa primera ocasión, aunque sí se enfrentó a problemas como los hongos de las plantas ya que desconocía de fungicidas, tuvo las ganancias suficientes para pagar la mitad del rancho.
Sembré tres hectáreas y media, lo tomé todo o nada y me fue muy bien, fue el primero que sembré aquí en el área, no sé si antes lo harían otras personas, pero me fue muy bien”, resaltó.
He tenido dos apoyos muy fuertes, los dos con fe, una fue Armando Navarro que me impulsó a tirarme a algo así...a llegar por una meta, y mi mamá, ella fue la única persona que me tuvo fe", Francisco Alfonso López, productor de chiltepín.
Primera de tres partes...
Mañana, Crea el "oro rojo" fuentes de empleo.
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