Apuñalan, dan golpiza y entierran a un joven, pero vive para contarla
Juan Alberto fue atacado y dado por muerto por unos amigos y una familiar hace tres años.

NAVOJOA, Sonora.- Lo apuñalaron en la cabeza, lo golpearon y al darlo por muerto sus agresores lo enterraron, pero hoy Juan Alberto Valenzuela Yocupicio vive para contar lo que él y su familia aseguran fue un milagro.
El joven de 25 años de edad, vecino de la colonia Tetanchopo de esta ciudad y a quien sus allegados llaman "Betito", narró que fue la noche del 22 de octubre del año 2016 cuando salió con unos amigos a pesar de que su madre le pidió que no lo hiciera.
Todo por salir con unos amigos y desobedecer a mi mamá, por no seguir las reglas", expresó, "no recuerdo todo lo que pasó, sólo que me golpearon y me dieron unos puñalazos en la cabeza y después me enterraron".
Beatriz Yocupicio, madre de "Betito", recordó que fue un recolector de botes quien encontró a su hijo semienterrado en un predio de la comunidad Los Pocitos, lugar a donde acudió a una boda, acompañado de amigos, quienes fueron los agresores junto con una familiar.
De este hecho hay una denuncia vigente y se realiza la investigación, aseguran.
"Gracias a Dios el muchacho que lo encontró avisó a una patrulla y luego hablaron a una ambulancia, pero ya lo daban por muerto porque no tenía respiración y por eso no lo querían levantar (las autoridades)", contó, "la noche que se fue no dormí esperándolo, cuando amaneció y vi que no llegaba salí a buscarlo a la carretera".
Inconsciente aún, "Betito" fue trasladado a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social de Ciudad Obregón, agregó, donde duró más de un mes en coma conectado a un respirador artificial y era alimentado por una sonda.
Madre lo mantiene vivo
Conectado a un respirador artificial y sin presentar mejoras, médicos y hermanos de “Betito” sugirieron a Beatriz desconectar a su hijo para acabar con su sufrimiento, pero la abnegada madre se negó y pidió tiempo para rezar y suplicar a Dios.
"Me habló mi hija, ella estaba con él en Obregón, para decirme que lo iban a desconectar, pero le dije que no, que me dejara ir a la iglesia a pedirle al Santísimo que me diera una respuesta", enfatizó.
El milagro llegó luego de un mes de estar internado y pocos días después de que Beatriz implorara al Creador, apuntó, "Betito" despertó pero sin poder hablar ni moverse.
"Pasaron seis meses para que él pudiera moverse y hablar, primero lo traíamos en silla de ruedas, luego en muletas", añadió, "me lo llevaba a grupos de oración y poco a poco fue sanando".
De aquel suceso quedaron como secuelas para el joven algunas cicatrices y problemas de habla.
Pero no sólo "Betito" pasó malos ratos, pues Beatriz sufrió cáncer, del cual se está recuperando, pero hoy intentan salir adelante.
"La familia somos mi esposo, seis hijos y yo, además criamos a dos nietos", subrayó, "yo no trabajo, vivimos de mi esposo que se dedica a albañil".
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