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El Imparcial / Sonora / Adultos mayores

Adultos mayores trabajan a diario para salir adelante

Navojoenses que no tienen pensión o servicios médicos buscan la manera de subsistir.

NAVOJOA, Sonora.- Una vejez asegurada, con servicios médicos y sin preocupaciones económicas es sólo un sueño para María Dolores Hermosillo Yocupicio y muchos adultos mayores, pues pese a que son de la tercera edad tienen que luchar para subsistir cada día.

Sentada en un pequeño banco improvisado afuera de una sucursal bancaria y con un letrero colgado al pecho que dice: "Apóyeme para comprar bolsas de colostomía (bolsa adherida al abdomen)", la mujer de 75 años de edad se gana la vida vendiendo pulseras de hilo.

"Yo nunca me aseguré mi’jito, de joven trabajaba en el campo o donde hubiera oportunidad porque no tuve estudios", lamentó la habitante de la colonia ampliación Oro Negro.

Aunque tiene cuatro hijos, todos viven fuera de la ciudad, apuntó, y cada uno tiene también que luchar por la vida

"Qué bonito fuera haber llegado a viejo y no batallar, pero ni modo, hay que seguir trabajando", expresó.

Al igual que María, en Navojoa existen decenas de adultos mayores que tienen que trabajar, como es el caso de don Joaquín, el famoso vendedor de elotes que se viralizó en redes sociales, o el de Lucía Sombra Mesa, la mujer de 101 años de edad que deambula por el Centro de la ciudad vendiendo chiltepín.

De empacadores

Para las personas de edad avanzada, es difícil conseguir un empleo, es por eso que algunos optan por ofrecerse de "cerillos" en los supermercados, pero no reciben seguro médico ni prestaciones.

Verónica Quiñónez Moreno, subdirectora de Población Vulnerable de la Estancia del Adulto Mayor y representante municipal del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), manifestó que en lo que va del año se otorgaron más de 75 permisos a personas de la tercera edad para que trabajen como "cerillos".

"Se dan permisos por seis meses para que trabajen en supermercados", subrayó, "hay muchos de ellos que no están jubilados, que no se pensionaron y trabajan siendo paqueteros y aquí se les otorga este permiso que se los pide la misma tienda".

Los requisitos que deben cumplir los solicitantes, explicó, es contar con la credencial del Inapam y un acta de médica que las mismas tiendas de supermercados les exigen a los adultos mayores para que puedan ser "cerillos".

"Muchos se dedican a empacar mandado en las tiendas o también trabajan de manera informal por las calles", señaló.

El encargado de una tienda de conveniencia, quien pidió el anonimato, indicó que a los "cerillos" sólo se les otorga el mandil para trabajar y no se les da ningún tipo de prestación.

Requieren apoyo

El abandono y falta de apoyo económico son de los principales abusos que sufren los adultos mayores y por lo general este tipo de maltrato es por parte de los midmos familiares, lamentó Quiñónez Moreno.

"Sí hay abuso para los adultos mayores, lo que más se ve es que los mismos familiares les quitan el dinero de los apoyos que les da el Gobierno", añadió, "o bien que no los quieren atender".

Ante estos casos, apuntó, se canalizan con el jurídico de Población Vulnerable del Sistema para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF), quienes asesoran a los afectados.

Además, Población Vulnerable cuenta con la Estancia del Adulto Mayor, donde se les ofrece talleres de manualidades, danza, pintura y ejercicio físico.

"Cumpliendo 60 años y teniendo la credencial de Inapam pueden pertenecer al club, ahorita contamos con 280 adultos", destacó, "la idea es que aquí se sientan bien".

El abandono de adultos mayores preocupa al Patronato del Asilo de Ancianos San Juan de Dios, pues de los doce integrantes que tienen, diez de ellos fueron dejados por sus familiares, señaló Marianela Bertolini Abreu.

Actualmente tienen a 12 ancianos asilados, apuntó, pero el inmueble tiene capacidad para 24; trabajan al 50% por falta de recursos económicos.

El Imparcial: imagen de artículo

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