Hay pandemia, pero '¡Qué liace!'
Empezó la pandemia, pero Luis Jorge Durón Noriega no se quedó con los brazos cruzados y logró sacar a la luz su libro número doce titulado "¡Qué liace!".

HERMOSILLO, Sonora.- Empezó la pandemia, pero Luis Jorge Durón Noriega no se quedó con los brazos cruzados y logró sacar a la luz su libro número doce titulado "¡Qué liace!".
El giro de la vida en el País por la aparición del coronavirus no frenó en sus proyectos editoriales a quien de pequeño recorrió infinidad de veces la plaza de su pueblo natal: Aconchi, en el corazón de la región del Río Sonora.
En su infancia, Luis Jorge pensaba en los juegos de aquel entonces como el trompo, el balero, las canicas y otros; pero jamás dedicarse como investigador en el ramo agrícola, menos como escritor.
Tras concluir su carrera como ingeniero agrónomo, ingresó al entonces Ciano (Centro de Investigaciones Agrícolas del Noroeste), donde se desempeñó como investigador durante 32 años. Paralelamente a su labor empezó a escribir anécdotas pueblerinas que sus amigos y familiares le contaban.
EXPRESIONES
Así, sin pensarlo iniciaría su carrera como escritor.
“Yo conocí hace unos años en un curso de Cristiandad a un taxista muy chistosón, de Baviácora, y cada vez que le preguntaba ¿qué pasó Pancho, cómo estás?, me contestaba ‘muy bien, pero qué liace’, recordó. La expresión le cayó en gracia y la siguió usando hasta convertirla en el título de su libro más reciente, que incluye, al igual que sus anteriores publicaciones, anécdotas pueblerinas.

“Lo estuve preparando antes que iniciara la pandemia, todo lo trabajamos con la editorial de Guadalajara por teléfono, desde portada, textos; las revisiones y correcciones también las hicimos por teléfono”, expresó.
Dada su experiencia o colmillo que agarró como escritor de artículos técnicos en el Inifap (Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas del Noroeste), consideró que eso le ha ayudado a elaborar textos más limpios y mejor redactados. En esta nueva publicación Durón Noriega busca plasmar de manera sencilla estas anécdotas sobre espantos o “bultos” como le llaman en los pueblos.
“Aquí vienen relatos de gente que asegura que vio una luz, que vio una sombra o que vieron al diablo; son anécdotas medio serias y otras que rayan en lo cómico”, mencionó.
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