Jair Bolsonaro, un demagogo que recuerda a la dictadura con cariño, ha prometido una guerra contra el narco
El ex capitán del ejército que se perfila como favorito en las elecciones presidenciales de Brasil prometió prácticamente una transformación total en la nación más grande de
Latinoamérica
, y se comprometió el lunes a combatir la corrupción recortando el número de dependencias y privatizando compañías del gobierno.
También dijo que promoverá los valores tradicionales, que reducirían los derechos de los
homosexuales
y otras minorías.
Con su promesa de
“Brasil por encima de todo”
, Jair Bolsonaro pasó de los confines del Congreso, en donde se desempeñó como miembro de partidos marginales durante 27 años, a quedar a tiro de piedra de la presidencia.
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Bolsonaro, un demagogo que recuerda a la dictadura con cariño y ha prometido una
guerra
sin cuartel contra el crimen y el
narcotráfico
, se quedó a escaso margen de obtener el triunfo indiscutido en las elecciones del domingo, por lo que tendrá que enfrentarse al exalcalde de Sao Paulo,
Fernando Haddad
-del Partido de los Trabajadores-, en la segunda vuelta electoral el 28 de octubre.
Bolsonaro obtuvo 46% de los votos y solo requiere de unos cuantos puntos más para asegurar su victoria. Los simpatizantes de Haddad prometieron el lunes una dura pelea para recuperar terreno después de que su candidato se ubicó en un lejano segundo puesto con 29%.
La elección fue un cambio sísmico en un país de más de 200 millones de habitantes, en donde la izquierda ha ganado los últimos cuatro comicios pero donde las profundas divisiones se han incrementado tras un enorme escándalo de corrupción y la destitución en 2016 de la entonces presidenta
Dilma Rousseff
El golpe de timón brasileño encaja en la nueva tendencia mundial entre los votantes -en Estados Unidos, Europa y algunos otros países- que optan por candidatos opuestos al sistema establecido, populistas o de extrema derecha, que arremeten contra grupos minoritarios y prometen volver a los “
valores tradicionales
”.
“Los males y los daños de la corrupción perjudican de muchas maneras al pueblo. Son ellos los que no tienen una cama en un hospital, seguridad en las calles ni dinero en sus bolsillos”, tuiteó Bolsonaro el lunes. “Un gobierno corrupto alienta al crimen en todos los ámbitos”.
¿Su solución?
“Reducir el número de ministerios, deshacernos de y privatizar compañías paraestatales, combatir el fraude en Bolsa-Familia (un popular programa de bienestar social para familias de bajos ingresos... descentralizar el poder dándole mayor fuerza económica a los estados y municipios”, dijo en Twitter, uno de sus medios de comunicación predilectos.
El
Partido Social Liberal de Bolsonaro
era un pequeño grupo marginal hasta que el candidato comenzó a subir en las encuestas gracias a su uso de redes sociales y sus mítines cuidadosamente organizados.
Bolsonaro ha
elogiado
a menudo a
Donald Trump
, y su campaña siguió muchos de los pasos que llevaron a Trump a la presidencia de Estados Unidos, desde repetir su slogan de “
Estados Unidos primero
”, hasta criticar a la prensa convencional y utilizar a sus hijos adultos como representantes.
El partido de Bolsonaro ganó 52 escaños en la cámara baja del Congreso — un incremento luego de obtener apenas uno en los comicios pasados — dándole el 10% de la cámara y convirtiéndose en la segunda fuerza política del país, solo detrás de los 56 representantes del Partido de los Trabajadores.
De resultar electo,
Bolsonaro
ha prometido una transformación integral del gobierno brasileño. Las propuestas que han generado más atención — y críticas — se enfocan en cómo piensa reducir los crecientes índices delictivos. Desde hace tiempo Brasil ha sido líder mundial en homicidios, con una cifra récord de 63 mil 880 asesinatos el mes pasado, de acuerdo al Foro Brasileño de Seguridad Pública, un grupo independiente.
Para este delicado problema, Bolsonaro ha propuesto soluciones sencillas: Darle a la policía más libertades para
disparar
primero y darles a las personas ordinarias mayor acceso a armas.
Los críticos han expresado su preocupación de que la violencia policiaca, que ya es un importante factor en la elevada tasa de homicidios, solo empeore una vez que se le dé carta blanca a la policía.
También ha prometido derogar la designación de tierras indígenas, alegando que tales reservas obstruyen el desarrollo y dan privilegios especiales a los pueblos nativos.
Su política educativa pide eliminar la “
sexualización prematura
” de las escuelas, lo que es visto como una concesión para la derecha, que acusa que las “ideas izquierdistas”, como la educación sexual, se han apoderado de los programas de estudio.
En una entrevista con una radiodifusora el lunes, Bolsonaro indicó que no cambiará de parecer en temas como el matrimonio gay.
La Constitución “reconoce la unión estable entre un hombre y una mujer”, dijo, “no podemos pensar que los
gays
pueden tener superpoderes” para influir en las leyes.
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