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El Imparcial / Hermosillo / Coronavirus y economía

Vende coricos y obleas afuera de su vivienda

Antes acudía al Tianguis de Los Olivos, pero por la contingencia buscó otra opción

Vende coricos y obleas afuera de su vivienda

HERMOSILLO, Sonora.- Manuel Castillo Lauterio, de 76 años, vendía obleas y coricos en el Tianguis de Los Olivos, pero debido al cierre del lugar por las medidas tomadas para evitar contagios de Covid-19, ahora está por fuera de su casa durante las tardes para ofrecer sus productos.


A partir de las 17:00 horas saca una silla y mesa para acomodar las exquisitas obleas, que él mismo elabora, junto a los coricos que le llevan para vender. Permanece ahí durante dos horas y media.


“Había estado saliendo a vender todo el tiempo así, pero ahorita ya no dejan salir a vender, entonces me pongo a vender en la banqueta por fuera de la casa”, contó.


Dolor en las rodillas. 
El desgaste que sufre en la rodilla izquierda también lo ha obligado a dejar de trabajar en la calle, incluso duda si podrá regresar a vender sus productos en el Tianguis de Los Olivos.


“La rodilla me duele mucho para trabajar, tengo desgaste en la rodilla izquierda, me pusieron una inyección en la rodilla y me siguió doliendo de todos modos”, contó.


Tiene cerca de 20 años de preparar y vender obleas y así espera seguir.


EN LA VILLA HERMOSA


Hasta el momento el sazón que le da a la mezcla de cacahuate, piloncillo y a la pasta de harina le ha gustado a sus clientes, quienes lo visitan en la calle Gildardo Magaña # 316, en la colonia Villa Hermosa.
En las dos semanas que tiene su pequeño negocio por fuera de su casa ha sido apoyado por la comunidad; el costo del paquete de obleas es de 50 pesos y el de coricos de 25.


Don Manuel Castillo Lauterio es pensionado del Seguro Social y aunque el apoyo que recibe no es mucho, al reunir las ganancias que obtiene con la venta de sus productos han logrado salir adelante él y su esposa.
Gamaliel González


Manuel Castillo Lauterio, de 76 años de edad, buscó la manera de continuar con la venta de sus productos.
“Vienen a comprarme, se le hacen muy buenas, la oblea que yo vendo es muy buena, viene haciendo una pasta de harina con piloncillo y cacahuate”.
Manuel Castillo Lauterio, vendedor de obleas.
 

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