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Tuvo Covid-19, pero jamás sintió miedo 

Aunque tuvo una crisis al octavo día de su diagnóstico, no requirió ser intubado.

Tuvo Covid-19, pero jamás sintió miedo 

HERMOSILLO, Sonora.- Dificultad para respirar, dolor de cuerpo constante y una migraña tan intensa que no le permitía ni siquiera abrir los ojos, fueron algunos de los síntomas que Javier Agandar sintió en su cuerpo, después de haber sido contagiado de Covid-19 en Europa.

“Lo más pesado que se me hizo fue cuando empezaron las migrañas. Al cuarto o quinto día de estar aislado inicié con unos dolores de cabeza muy fuertes, duré dos días prácticamente sin poder dormir y metido en el chorro del agua queriendo bajar la temperatura”, recuerda quien fuese confirmado como el segundo caso positivo en Sonora.

“La garganta no me dolió nunca, pero me atacaban rachitas de tos seca que me dolía mucho el cuerpo cuando tosía y batallaba para respirar, ya fue como en el séptimo u octavo día de estar aislado que decidí ir al hospital y llegué con un cuadro severo de afectación pulmonar”, añade Agandar, de 44 años.

 

Dos semanas antes estaba de vacaciones por varios países europeos, entre ellos España, Italia y Suiza, donde aseguró jamas haber estado cerca de una persona enferma o que pudiese haberle dado una sospecha de tener el virus.

Tampoco observó que hubiese medidas de seguridad o filtros sanitarios en ningún aeropuerto, tren, hotel o metro, razón por la que al llegar a Hermosillo sin síntomas se sintió tranquilo y comenzó con sus actividades normales.

“Lógicamente llega uno con muchos pendientes por los días que estuvo fuera y al estar bien de salud lo que se hace es reincorporarse a sus labores”, añade.

LEVE DOLOR EN LA ESPALDA

“Yo por cuatro días me sentí perfectamente bien, sin ninguna molestia, hasta el quinto día empecé a sentir algunos detalles e inmediatamente me aislé”, asegura.

El primer síntoma, cuenta, fue un leve dolor en la espalda, como si hubiese estado mucho tiempo acostado en una mala posición, cuestión que le atribuyó al cansancio del viaje.

La madrugada del sexto día de haber llegado de Europa, el dolor comenzó a intensificarse en todo el cuerpo y apareció la fiebre.

Amanecí con mucho dolor de hueso, de cuerpo y por la noche tuve fiebre, fue cuando dije, ‘ah caray’, esto ya no me gustó y yo mismo hablé a la Secretaría para que vinieran a hacerme la prueba, eso fue el día 16 y el 17 me informaron del resultado positivo”, dice.

Aunque al principio, a pesar del dolor, podía quedarse en casa su condición empeoró y ocho días después de conocer el resultado positivo, el 25 de marzo, él mismo solicitó su ingreso al hospital por un severo dolor y dificultad respiratoria.

“Yo iba directo a ser intubado a terapia intensiva, pero mi preocupación mayor era que me quitaran el dolor de cabeza y los doctores me preguntaban si tenía problemas para respirar y les decía que no, que mi problema era el dolor de cabeza”, relata.

“Ellos decían que tenía muy afectados los pulmones, veían que no estaba tan agitado y me pusieron medicamento para los pulmones, estos reaccionaron rápido, se empezaron a distender y afortunadamente no me intubaron”, señala.

Después de eso el dolor de cabeza también menguó, porque le dolía por falta de oxígeno, según le explicaron.

 

SIN TEMOR
 

Agandar afirma que nunca sintió miedo de morir, ya que a pesar del dolor tan intenso sabía que podía superarlo, pero sí tuvo mucho temor de haber infectado a algún ser querido o persona cercana, lo que afortunadamente no sucedió y agradece a Dios por ello.

“El mayor temor que sentí fue el que pudiera haber contagiado a alguien más, porque conviví con mis hermanos cuando llegué y así, pero afortunadamente no pasó, con nadie de los que tuve contacto”, agrega, “es a lo que le doy más gracias a Dios, que no tuviera la capacidad de transmitírselo a nadie”.


 

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