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El Imparcial / Hermosillo / Coronavirus en Sonora

Muñeca nunca se sintió tan sola, como cuando se enfermó de Covid-19

Pruebas en la vida ha tenido muchas, pero ninguna se compara como la que acaba de pasar y que fue muy difícil.

“A mí ya me habían hospitalizado, muchas veces en la vida, pero nunca me había tocado sentirme con esa soledad que te toca estar, nadie puede ir a verte y eso no te hace sentir cómoda”, relata la doctora Emma Muñeca Trujillo sobre los días en los que luchó por su salud por el Covid-19.

Hoy, en franca recuperación, reflexiona sobre esa etapa de su vida en la que su principal motor para superarla fueron sus dos hijos, de 14 y 15 años de edad, quienes también se contagiaron, y su mamá.

La anestesióloga del Hospital Zona No. 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) estuvo internada más de un mes y su estado de salud se reportaba como grave.

No titubea al decir que sí, sí tuvo miedo cuando la internaron, principalmente ante la posibilidad de ser intubada.

No voy a decir que no tuve miedo porque hubo dos días que sí tuve miedo, tuve miedo de que me pusieran el tubo y me conectaran al ventilador porque pensé que si me conectaban yo ya no iba a salir y me iba a morir”, recuerda.

Pero si algo caracteriza a la doctora de 43 años de edad es su fortaleza, quizá por ello relata con tranquilidad que a uno de los médicos del turno de la tarde lo veía muy decidido a quererla intubar. “Pero gracias a Dios no me intubaron”, dice y simplemente se ríe.


SUS HIJOS

La vida de la doctora Muñeca no ha sido fácil, ha buscado oportunidades para sus hijos con autismo, perdió a dos hermanas por cáncer de mama y ahora enfrentó el Covid-19.

En su mente siempre: Sus dos hijos, la ponía nerviosa el pensar qué podría ocurrir “si no la libraba”, pues como madre soltera a cargo de ellos y con su familia en Baja California, el panorama era complicado.

“Claro que pensé en ellos, fue una preocupación, no dejó de incomodarme porque ya son muchos años de estar buscando oportunidades para que ellos se desenvuelven y ha sido desgastante”, expresa, “me dicen que si me costó trabajo estudiar Medicina, y sí, pero me ha costado más trabajo tener a mis hijos y tratar de sacarlos adelante”.

Durante su estancia en el hospital, Muñeca hizo lo posible para mejorar cada día, desde acostarse boca abajo para elevar la saturación de oxígeno como tratar de estar tranquila para no estresarse.


DURAS PRUEBAS

Por cada golpe que Emma Muñeca ha recibido en su vida, tiene un nivel más de fortaleza y carácter.

“Tuve dos hermanas, gemelas, con parálisis y retraso mental y desafortunadamente en su vida les pasaban cosas, terminando con una mastectomía por cáncer de mama, quimioterapias y después de un tiempo fallecieron las dos, y a mí me dio una tumoración benigna en los dos pechos.

“En ese entonces mi nivel de estrés era muy alto, entonces la doctora de mis hermanas me dijo que me quitara los pechos, la primera vez que lo dijo pensé: ‘Está loca’.

“Pero cuando vi que a mis hermanas les dio en el otro pecho cáncer me estresé, pensé que estaría esperando que a los 50 años me diera cáncer y decidí quitarme los pechos pero fue un largo camino por las complicaciones”, añade.

Con el retiro de sus senos Emma Muñeca pensó ganarle camino al cáncer para cuidar a sus hijos.

“Gracias a Dios esto ya está pasando (Covid-19) pero cómo hubiera querido que la recuperación no fuera tan lenta, me desespera, pero aquí estoy, no debo de ser tan renegada, más bien agradecida con Dios por permitirme estar aquí”, reflexiona.

EL TRATAMIENTO

La doctora recibió el tratamiento de plasma y aunque no sabe si eso le funcionó, agradece a quien hizo la donación.

“Al final no supe realmente qué fue lo que me ayudó, qué de todo me funcionó pero agradezco a la persona o las personas que donaron plasma porque no cualquiera lo hace porque algunos con el simple hecho de ver la aguja se desmayan”, señala.

Los y las enfermeras fueron una parte fundamental en su recuperación, ya que cada día le levantaban el ánimo, la motivaban a luchar, a levantarse y a seguir cada día con algo positivo.

Por ello y por todo el personal de salud, Emma Muñeca pide que la situación laboral mejore y que la sociedad entienda que esta enfermedad no es un invento, que sí existe y está matando a las personas sin importar su posición social.

El lunes 13 de julio, después de varios días de lucha finalmente recibió el alta y con ello otra oportunidad de vida.

“Yo quiero llegar a los 91 años para regar las plantas, tomar café y ver la tele”, expresa sonriente, “quiero llegar lejos con el favor de Dios”.

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