VIDEO | Migrantes en Sonora: Beisbolista venezolano se "lanza" a perseguir su sueño
Hace más de una década, un joven venezolano visitó México para jugar en el Campeonato de beisbol de las Américas de El Imparcial; hoy, establecido en Sonora, sigue esforzándose por ser profesional

HERMOSILLO, Sonora.- Jesús Enrique Rodríguez Montero vino a Sonora por primera vez en 2011 para participar en el Campeonato de Beisbol Infantil de las Américas organizado por EL IMPARCIAL, cuando lanzó 16 ponches, coronándose como una de las figuras estelares de la justa.
“Jesús Rodríguez estuvo intratable en la lomita”, destaca la nota publicada el 1 de mayo sobre sus hazañas en el montículo.
Una década más tarde, tras despedirse de su natal Venezuela, Jesús Enrique vive con su madre ysu padrastro en la comunidad de Mesa del Seri, al Oriente de la ciudad, todavía aspirando a sus sueños de ser pelotero.
A pesar de que el volver al País era un pensamiento incesante, el camino no fue sencillo para el joven de 24 años, quien trató de asentarse en varios países de Sudamérica, sin resultados positivos.
A los 18 años, casi 19, salí de Venezuela: Viví unos meses en Colombia, en Bogotá, y otros seis en Perú, pero no me fue muy bien que digamos. Me regresé a Venezuela y como al mes llegó un mensaje por un grupo de Facebook de una amistad de nosotros en Arizpe”, narró.
Jesús Enrique le platicó a su madre sobre la inquietud de ir a México y se dio a sí mismo la oportunidad de volver a jugar beisbol, algo que había descartado años atrás, por lo que empacó sus cosas y salió de su natal Puerto Ordaz, del Estado Bolívar, con miras a un mejor futuro.

FOTOS: JESÚS ALBERTO MAYTORENA
SU VIDA EN VENEZUELA
Para Jesús Enrique, dejar a su familia fue lo más complicado, pues en Venezuela tiene a su abuela, a sus tías y dos primas pequeñas, a quienes ayuda económicamente con un porcentaje de lo que gana.
“Desde que estamos aquí (tengo 4 años y dos meses viviendo en México junto a mi mamá) siempre hemos apoyado para la casa, pues es una de las cosas por las que nos fuimos del país: Para poder apoyar a los nuestros”, recalcó.
Al recordar su vida en Venezuela, el muchacho sonrió tristemente e hizo una pausa para ordenar sus pensamientos, como si recordara escenas de una película y no vivencias propias.
No salía tranquilo a las calles cuando estaba allá”, explicó, “no sabía lo que era andar con el teléfono en la mano mandando mensajes, como anda uno aquí tranquilo… allá vivía con miedo todos los días de que un motorizado me fuera a robar o hacer algo”, dijo.
Caminar tranquilo durante la noche fue uno de los placeres a los que Jesús Enrique tardó en acostumbrarse, pues Puerto Ordaz, narró, se convertía en un pueblo “fantasma” llegadas las 17:00 horas, debido a la violencia que imperaba.
Aunado a la inseguridad, el sistema de transacción de Venezuela también fue un factor determinante para la salida de él y su madre, pues dado que el bolívar venezonalo está devaluado, la comida se vende en dólares americanos, aunque el sueldo no se paga en dólares.
CARIÑO POR MÉXICO
Fuera del calor, Jesús Enrique dijo adorar todo lo referente a Sonora, pero en especial las amistades que ha hecho durante su estancia en la entidad, tanto así que otros sitios del País no llaman su atención.
Viví en Ures, en Obregón y Mexicali, y he visitado muchas partes de Sonora por el beisbol; además, se me dio la oportunidad de ir a Monterrey y a Guadalajara y sí, es muy bonito y todo lo que tú quieras, pero no es nada como aquí: La gente te hace sentir como en casa”, acotó.
La gastronomía es otro de los factores que han cautivado al joven venezolano, a pesar de que su primer encuentro con los caramelos picantes mexicanos haya sido desafortunado, él se proclamó fanático del pozole, la gallina pinta y la carne asada en todas sus presentaciones
Ahora sí, como dicen aquí: ‘Le arremango macizo al chiltepín’”, dijo entre risas. “Ya me hice de aquí”.
Jesús Enrique consiguió una residencia legal para estar por cuatro años en Sonora y, una vez que ese periodo termine, planea nacionalizarse mexicano y seguir buscando su sueño de jugar beisbol profesional.
SOÑADOR

Cada día, sale de su casa en Mesa del Seri con rumbo al centro de entrenamiento “723 Athletic Room”, en la colonia 5 de Mayo, en aras de perseguir su sueño de ser pelotero.
Todos los días me pasa por la cabeza rendirme, pero ya depende de uno si se queda estancado en esos pensamientos o sigue adelante. La vida es bella y hay muchas oportunidades”, comenta.
Su amor por este deporte empezó en la primaria, cuando se le brindó la oportunidad de jugar.
“Estaba en segundo grado de primaria y tenía 7 años; llegó un reclutador, invitó a muchachos. Yo le dije a mi mamá y me llevaron. Desde ese momento quedé prendido del beisbol”, recordó.
De entrar a Grandes Ligas le fascinaría participar en cualquier equipo; sin embargo, su sueño beisbolero siempre ha sido ir a jugar a Japón debido al nivel de dicho país.
El equipo de Jesús Enrique acaba de quedar campeón en la liga municipal de Agua Prieta, lo cual considera un peldaño más para alcanzar sus objetivos, incluso los que no involucran el deporte.
El joven indicó que la más grande lección que le dio su viaje fue el no claudicar y siempre aspirar a una vida mejor porque, aunque no todos los días pueda ponchar a 16 bateadores, puede mirar las estrellas con tranquilidad.
En más de un sentido, Jesús es un luchador que no se deja “ponchar” por la adversidad.
MAÑANA: “HERMOSILLO ME ESCOGIÓ A MÍ”, JOVEN CUBANO.
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