Hermosillo: Con venta de macetas crece la esperanza para Gina
La pequeña necesita recursos para pagar las clases de lengua de señas
HERMOSILLO.- Hace siete años la vida sorprendió a Julissa Borbón cuando se enteró que Gina, su segunda hija, nació con una malformación facial, además de labio y paladar hendido.
Aunque la noticia fue difícil, su profundo amor por la pequeña le dio las fuerzas necesarias para vencer todos los obstáculos y ayudarla a salir adelante durante todos sus tratamientos médicos.
Gina nació con una malformación cráneo facial y labio y paladar hendido en quinto grado, lo que significa que la malformación llegó hasta la frente, explica.
Ella (Gina) inició sus cirugías a los cuatro meses, y hasta ahorita lleva diez operaciones en total, aquí y en Ciudad de México, señala.
Antes de su nacimiento, Julissa y su esposo desconocían el reto de salud que presentaba la pequeña.
Fue el día del parto cuando la historia de su hija tomó un rumbo inesperado, pues ni siquiera los especialistas que la atendieron sabían qué hacer con un caso como el suyo.
Fue una sorpresa para nosotros porque en el embarazo y los ultrasonidos no salía nada, hasta el día del parto nos dijeron de la malformación de Gina, recuerda.
Fue impresionante porque sólo me dijeron que había nacido sin la mitad del rostro, sólo eso, relata, y luego se la llevaron a cuidados intensivos.
Fue hasta el otro día cuando la vi y si me sorprendió bastante, expresa, me dio miedo, porque no sabía cómo iba a ser todo, cómo iba a comer ella, y a vivir.

FOTOS: JULIÁN ORTEGA
EN LA LUCHA
A pesar de todos los miedos y dudas, Julissa sólo podía tener una cosa clara en ese momento, que haría todo lo que estuviera en sus manos para ayudar a la pequeña.
Fue de esa manera que la búsqueda de especialistas inició, lo que la ha llevado a recorrer un largo camino para encontrar los tratamientos adecuados para su hija.
Aún quedan varias operaciones, hay que acomodarle su quijada, hacerle su nariz, su oído, acercarle los ojos, cerrarle el paladar, son varias cirugías las que hacen falta, añade.
Siento que falta más educación en las familias, y que las personas deben de enseñarles a los niños que no todos nacemos igual, hay algunos que nacen diferentes y no por eso deben estar excluidos, indicó.
Como su mamá siempre trataré de hacer todo para que su vida sea lo más normal posible, y la verdad es que es muy duro, cansado, pero todo lo hago por ella, y también por ella trato de ser positiva y alegre, porque sé que a pesar de esto ella es feliz, y yo también, expresa mientras sonríe.
EMPRENDEN JUNTAS
Debido a su condición, Gina tiene discapacidad auditiva en ambos oídos, por lo cual debe acudir a clases especiales para aprender el lenguaje de señas.
Cada clase, indica Julissa, tiene un costo de 200 pesos, por lo que la niña sólo puede tomar entre 2 a 4 a la semana.
Con la intención de incrementar las clases a la semana, la familia emprendió un negocio de creación de macetas decoradas, las cuales venden a 50 pesos, y están hechas completamente a mano por Julissa, Gina y su padre.
Mi esposo hace las macetas con yeso y ya Gina y yo las decoramos, agrega, esto empezó porque un día estaba pensando qué hacer, y me dije, voy a buscar la manera de dar vida, y qué mejor que una maceta.
Cada maceta tiene un costo de 50 pesos, y con ellas, la familia obtiene el recurso para pagar las clases de lengua de señas que ayudarán a que la pequeña Gina pueda ser cada vez más independiente, y esté lista para la vida adulta.

FOTOS: JULIÁN ORTEGA
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