VIDEO | Guardería ABC a 14 años: Impulsa a Fabiola la tragedia para ayudar
La mamá de Laura Guadalupe ha apoyado a otros padres de la Guardería ABC.
HERMOSILLO, Sonora.- Fabiola Domínguez Loya sintió el peor miedo de su vida hace catorce años cuando pensó que podría perder a su hija en el siniestro de la guardería ABC, y aunque afortunadamente la menor fue una de las sobrevivientes, su bienestar la impulsó a luchar por justicia para ella y los demás niños con secuelas.
Yo lo interpreté así, si Dios me la dejó y me hizo ver todos los padecimientos de ella, es porque yo tenía que hacer algo, tenía que hacer un cambio, porque definitivamente no haces nada cuando a ti no te pasa nada.
“A veces somos muy apáticos, no queremos hacer nada, pasa algo y decimos: ‘Hay pobrecito’, pero nada más, no metes las manos, no metes los pies, yo tuve que dejar a mis hijos con mi mamá y con mi papá porque yo tenía que luchar por 82 niños”, expresó Fabiola.
El día del incendio, Fabiola recuerda que estaba en el trabajo con un presentimiento extraño en el pecho que no la dejaba estar tranquila.
El malestar fue tanto que le pidió a su esposo que fuera por ella a su trabajo para luego recoger a sus hijos de la escuela e irse a su casa, pero apenas acaba de colgar esa llamada cuando un compañero le avisó lo que estaba pasando.
“A las 3:00 de la tarde me suena el teléfono y era uno de los gerentes de mi trabajo, me pregunta si mi hija está en la misma guardería que otra de mis compañeras, yo le respondí que sí y me dice, ‘córrele porque la guardería se está quemando’.
“Yo no sé si salté los escalones, si los brinqué o los bajé volando, sólo antes de salir veo unas compañeras reunidas que me veían con miedo, sin saber si avisarme o no avisarme”, recordó ese día.
Cuando llega su esposo por ella y le cuenta lo que estaba pasando, desesperados salen camino a la guardería, pero ya el tráfico no les permitía llegar debido al caos vial por las unidades de emergencia y los papás que iban en camino.
Entre calles aledañas pudieron acercarse lo más posible y después siguieron su camino corriendo para tratara de hallar a su hija Laura Guadalupe, de 1 año de edad.
“Cuando pregunté a las maestras por mi hija me dicen que no saben si las sacaron, pero que la buscara en la casita verde”, contó.
Desesperada corrió a la casa de una vecina que había prestado su domicilio para que atendieran a los niños rescatados.
Cuando entró vio tantos niños llorando y el caos de padres asustados, que no distinguió que su hija estaba ahí y volvió a salir desesperada a seguir buscando.
Fue su compadre el que encontró a Laura Guadalupe en ese lugar y se comunicó con ella para que estuviera tranquila, siendo el reencuentro con su hija de los momentos más maravillosos y a la vez desesperantes que recuerda en su vida.
Cuando llego a su casa y alcanzo a ver a mi hija, caí de rodillas llorando.
“De inmediato la llevé con el doctor, y cuando la revisa me dice que no hay algo aparente, que tenemos que estar pendiente porque los problemas vienen después”, explicó.
Dos semanas después empezó a presentar hemorragias, dificultad respiratoria, terrores nocturnos y movimientos como convulsiones.
Aunque buscaba por todos los medios la atención en las instituciones correspondientes, los doctores sólo le decían que su hija estaba perfectamente, fue entonces que se dio cuenta de que tendría que convertirse en una guerrera para defender a ella y a las demás víctimas.
“Cuando los de Shriners la revisan me dicen que mi niña trae sus pulmones a punto de colapsar, la empiezan a atender en el DIF e iba casi todos los días, con la neumóloga, sicóloga, infinidad de médicos.
Ella tenía crecimiento de corazón, gran parte de los pulmones los tenía quemados, y en el IMSS me decían que todo estaba perfecto con mi hija, que todo estaba muy bien, pero la doctora del Caise me dijo que no, que su corazón estaba a punto de colapsar, que ella traía una presión pulmonar arterial de 41, cuando el límite es 18”, expuso.
Indignada, Fabiola se dio cuenta de que le habían mentido y que muchos niños como ella estaban pasando por lo mismo, ya que no se les reconocía como víctimas propias de la tragedia sino como personas expuestas.
Desde entonces comenzó a reunir a los papás, a hacer manifestaciones de justicia, tener reuniones con las autoridades de salud y buscar que se les reconozca como víctimas, no siendo hasta el 2016 que su pequeña fue reconocida, pero eso jamás la detuvo de seguir luchando por los demás pequeños.
UNA LUZ EN EL CAMINO
Hace tres años, Fabiola, Laura Guadalupe y toda su familia se mudaron a Estados Unidos para tener una nueva vida, un nuevo comienzo, y buscar opciones médicas para la hoy adolescente que pronto celebrará con una fiesta sus 15 años de vida.
Aunque actualmente Laura sigue en terapias con paidosiquiatra, neumólogo y otros especialistas, su salud ha mejorado al punto que puede realizar deporte de bajo impacto como baile o volibol.
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