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El Imparcial / Hermosillo / Coronavirus en Sonora

“Es frustrante, la gente no se cuida”, afirma enfermero

Le ha tocado presenciar las tristes despedidas por videollamada de personas que sienten que ya no se recuperarán.

Ni las 8 horas que trabaja con el traje de protección, a pesar de que padece asma, le producen tanta frustración como ver, por un lado, que pacientes que atiende en el área Covid pierden la batalla contra la enfermedad sin poderse despedir de sus seres queridos y, por otro, darse cuenta que hay personas que no se cuidan.

Germán Robledo considera que con el tiempo que tiene de trabajar como enfermero en el Hospital Ignacio Chávez adquirió la fortaleza necesaria para trabajar en esta área del hospital, aún cuando padece asma y a veces batalla para respirar debajo de todo el equipo de protección.

HAY QUE CUIDARSE

El enfermero de 35 años expresa su tristeza de ver a familias que van a la playa, a los pueblos o de paseo y que en vez de cuidarse a ellos y a los suyos tienen un comportamiento imprudente.

“A veces siento frustración porque por decir uno se está cuidando y al salir al super o a cualquier parte que sea algo necesario no sabes con quién te vas a topar que esté infectado, yo en el hospital me cuido para no contagiar a mi hijo y a mis papás.

No es justo que uno se cuide y a otros les valga; hice una publicación en Facebook y hubo muchos comentarios buenos y otros negativos, y de los negativos uno decía que tenía envidia de no andar allá en la playa, pero claro que puedo andar allá, pero yo no quiero ir a arriesgarme ni arriesgar a mi familia”, manifiesta.

TRISTEZA

Para él ese traje que lleva puesto por más ocho horas no es el problema, ni la mascarilla ni los triples guantes, mucho menos el tener que aguantarse las ganas de ir al baño, de tomar agua o comer, eso queda de lado una vez que presencia las muertes y el último adiós de los pacientes con sus familias.

“Yo tengo la sangre fría para estar en cualquier área, esto yo creo por el tiempo que tengo de enfermero, ver los fallecimientos, se me hace algo muy normal pero ya ver a los pacientes que se despiden por videollamadas, decir que ya no la hicieron, eso me aprieta el corazón bastante.

“No entiendo cómo la gente no entiende, no se imaginan la magnitud de lo que está pasando, las marcas que me quedan de los lentes y el traje, es lo de menos, eso es lo visible nada más”, señala, “los demás no ven lo que en realidad estamos pasando”.

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