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El Imparcial / Hermosillo / Coronavirus en Sonora

Desafían al Covid-19 por necesidad

En sus trabajos tienen contacto con mucha gente  y el problema es que algunos de ellos no cuentan con seguridad social

HERMOSILLO, Sonora.- Hay labores que son esenciales y quienes se dedican a ciertas profesiones u oficios continúan con su trabajo en esta pandemia, el detalle es que algunos de ellos no cuentan con seguridad social. Si se contagiaran de Covid-19 ¿qué pasaría con ellos?

Desde menores de edad, jóvenes, adultos y adultos mayores se les observa en diversos puntos de la ciudad, algunos con trabajos informales, sin seguridad social y, en ocasiones, sin las medidas de protección necesaria.



“José” tiene 20 años de edad, padece de asma y durante esta contingencia trabaja sólo el sábado y domingo, para disminuir el riesgo de contagio. No tiene seguridad social en la tortillería donde trabaja y en la cual, por la naturaleza misma de su labor, está en contacto con decenas de personas y el dinero pasa constantemente por sus manos.



“Yo trato de no salir más que los días que voy a trabajar y cuando salgo a trabajar tomo todas las medidas necesarias y a cada rato me estoy lavado las manos porque agarro dinero, también limpio mi área de trabajo y pusimos una marca para que el cliente no se acerque tanto al

mostrador.



“Yo me tengo que cuidar al doble porque no quiere enfermarme porque no tengo ningún tipo de seguro y aparte padezco de asma,”, comenta.



“José” no es el único, en diversos puntos de la ciudad se observa a empleados de abarrotes, misceláneas, tortillerías, refresquerías y choferes de taxi.



Isabel trabaja en una miscelánea hace ya varios años, y ella decidió no tener Seguro Social para que el pago semanal fuera más, y ahora su pago de mil 300 pesos a la semana podría modificarse, si es que la inscriben en el IMSS.



“Lo que hago es no dejar entrar a más de tres personas a la vez a la tienda y aparte uso cubrebocas todo el tiempo, me lavo las manos muchas veces al día y no me acerco a los clientes. A ellos se les pide que entren con cubrebocas también y creo que esa medida se debe de aplicar en todas partes”, explica.



A sus 22 años de edad, Isabel está preocupada, pero necesita trabajar para ayudar a su familia.

POCO TIEMPO

Durante esta contingencia sanitaria las tiendas de abarrotes han cobrado vital importancia en las colonias de la ciudad, pues están a la mano con productos esenciales. Los trabajadores ya están a las 06:00 en sus puestos para recibir a proveedores, decenas de clientes, toman y entregan dinero, lo que que incrementa el riesgo de

contagio.



Miriam, una joven de 16 años, trabaja en un abarrotes, pero de manera esporádica, principalmente los fines de semana o cuando cubre el descanso de alguno de los trabajadores y a pesar de los riesgos no le teme al Covid-19, porque, afirma, toma todas las medidas necesarias.



“Para ir a trabajar me pongo ropa muy vieja, que casi no se note, porque la mayoría de las veces la tiro, alguna blusa que esté descolorida o un pantalón roto. Trabajo porque me ocupan, pero porque yo también ocupo porque yo me compro mis cosas y no me gusta andarle pidiendo a mi mamá”, expone.



A la tienda va solamente por periodos cortos, sin embargo es el tiempo suficiente para atender a varias personas, por eso usa guantes, cubrebocas e incluso cofia.

DE ALTO RIESGO



Los taxistas, aunque tengan restricciones para transportar a los clientes, pues solamente debe de ir una persona más el chofer, tratan con más de 20 personas al día, sin saber si están o no enfermas.



Raúl Esquivel, chofer, cuenta que usa cubrebocas todo el tiempo y no deja subir a quienes no traen o en ocasiones él se los entrega, además de que no sube a más de dos personas a la vez.

“Cuando cobro en efectivo antes y después me pongo gel antibacterial porque no me quiero ni puedo enfermarme, pero tengo que trabajar para pagar el carro y para mantener a mi familia.



“No tengo Seguro Social ni otra cosa y sé que estoy expuesto por eso cuando regreso a mi casa limpio el carro por dentro y por fuera, lo desinfecto, después me meto a bañar, al siguiente día es igual aunque a veces tengo mucho trabajo y estoy viaje tras viaje y subo a mucha gente al carro”, indica.



Así estos hermosillenses tienen trato con mucha gente y no cuentan con seguridad social que los ampare en caso de que llegaran a enfermarse, pero su necesidad de trabajar es más grande que el miedo.

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