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El Imparcial / Hermosillo / Coronavirus en Sonora

Cuidan de sus pacientes y también a sus familias

Para las trabajadoras del sector salud las responsabildades no terminan al final de su turno

Cuidan de sus pacientes y también a sus familias

HERMOSILLO, Sonora.- Ser madre de familia y trabajadora de la salud implica, en la mayoría de los casos, que la responsabilidad se multiplica: Atienden a sus pacientes en el trabajo, en la primera línea de batalla contra el Covid-19 y en el hogar también están pendientes de su familia.


Dejar a sus pequeños hijos es lo más difícil para ellas, pero dentro de todo existe el temor de contagiar a los que más quieren, por ello hacen rituales de limpieza para llegar a casa y ver esa carita que las espera con ansias.


Otras simplemente ven a sus pequeños detrás de un cristal, hablan con ellos por videollamadas y no hay abrazos ni caricias.


María Cristina Cerecer Rubio, urgencióloga en el área Covid-19 de la clínica 14 del IMSS, no pudo dejar a sus dos hijos, una niña de 5 años y uno de 11, quienes la esperan en casa todos los días, sin entender por qué su mamá sale horas y horas a trabajar, ni por qué no se pueden abrazar o besar, situación que para ella ha sido difícil.


“A veces esto es muy cansado, más que nada estar vestido con el traje especial, independientemente de lo que hago cuando salga, todo el turno no poder ir al baño, no poder tomar agua, claro que es cansado, es desgaste emocional también, te cansa el cuerpo y la mente”, cuenta.


El trabajo no acaba saliendo del hospital para ella.


“Yo no me arrepiento de lo que hago porque todo esto lo hago por mis hijos porque para ellos no estoy cansada y llego a casa y estoy jugando, leyendo algo, platicando o cualquier actividad”, relata.


SEPARADA DE LA FAMILIA
Hace dos meses que Cynthia Fernanda Ávila Salcido, de medicina interna, dejó a su única hija a cargo de sus padres debido a que está en el área Covid-19 atendiendo pacientes; esto le destrozó el corazón, pues también está separada de su esposo por la misma situación, pero lo reconfortante para ella es que ve pacientes salir adelante y dejar el hospital.


La doctora de 34 años de edad, aparte de su labor en el nosocomio, es quien lleva el mandado a sus papás y marido, junto a un hermano, es quien se encarga de hacer los pagos de los servicios y de las compras que hagan falta, además de actividades del hogar.


“Sí ha sido muy difícil estar en esta situación porque te pierdes avances que tiene mi hija, cosas muy importantes pero mis papás me dicen cuando dice algo nuevo o hace algo y eso para nosotros es reconfortante.


“Hace unos días cumplió dos años mi hija y fue celebración por videollamada, así la festejamos, un cumpleaños muy diferente, feliz por ella pero dentro de mí me pudo mucho no abrazarla ese día”, comenta. 


Cynthia también tuvo que batallar con el hecho de quitar de la rutina diaria la lactancia materna, una situación que su hija sufrió las primeras noches sin ella.


JEFAS DE FAMILIA
Las mamás que son jefas de familia y trabajan en el sector salud tienen una gran cantidad de responsabilidades, pues son ellas las que llevan la batuta de su hogar.


Es el caso de Tania Clarissa Corrales Gastélum, de 30 años, quien es enfermera en un hospital particular y está en el área Covid-19, tiene una niña de 9 años y un pequeño de 4 años, a quienes cuida cuando regresa a su casa.


Una de las cosas más pesadas para ella es combinar el ser madre y enfermera, ya que las jornadas en el nosocomio son largas y llegar a su hogar es otro trabajo más, ya que el rol de mamá y ama de casa no para ningún día, a pesar de ello la joven madre está satisfecha del trabajo que ha realizado.


“Una de las cosas más difíciles es cuidar a mi familia después de trabajar en el hospital porque queda una incertidumbre a veces, por eso extremamos las medidas de higiene, me cambio varias veces antes de llegar a la casa porque lo más importante para mí son mis hijos.


“Emocionalmente tengo 100% responsabilidad de mis hijos por ser mamá soltera y eso lo combino con ser enfermera, y a veces es muy cansado pero mi profesión es muy bonita y ser mamá es lo máximo”, expresa.


Lo que más le duele a Tania Clarissa Corrales es llegar a su casa y no dejar que su hijo más pequeño la abrace y por más que le explica que lo podrá hacer después de bañarse, el pequeño se pone triste.


“Esto me da mucho sentimiento, me duele el corazón cada vez que pasa esto pero yo se que es por el bien de ellos y sé que algún día lo entenderán”, comenta.


“Esto (no abrazar a sus hijos) me da mucho sentimiento, me duele el corazón cada vez que pasa esto pero yo sé que es por el bien de ellos y sé que algún día lo entenderán”,

Tania Clarissa Corrales, enfermera.

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