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Con emotiva misa, honran el legado de la señora Alicia Arellano Tapia

La señora Alicia fue la primera alcaldesa de Magdalena y de Hermosillo, y una de las dos primeras senadoras de la República

Con una misa oficiada por el arzobispo Ruy Rendón y el padre Manuel Antonio Hurtado, familiares y amigos despidieron a la señora Alicia Arellano Tapia.

La misa se realizó en la parroquia del Espíritu Santo y fue transmitida a través de redes sociales para quienes no pudieron acompañar a la familia.

La madre de la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano falleció el pasado domingo, a la edad de 95 años.

En la misa estuvieron presentes sus hijas Alicia y Claudia, así como sus yernos, nietas y demás familiares.

“La vida no termina con la muerte del cuerpo. El final de doña Alicia no es la muerte, sino Dios lo establece y es victoria, es paz, triunfo”, dijo el padre Hurtado, quien mencionó que la señora Alicia acompaña en el reino de Dios a su esposo Miguel y al padre Hugo Montaño, a quien apreciaba mucho.

Ana Torres Pavlovich, nieta de la señora Alicia, fue la encargada de brindar un mensaje final en honor a su abuela, a quien, aseguró, disfrutó hasta los últimos instantes de su vida.

Fue una mujer educada e inteligente, pero más que nada fue una mujer luchona, una dama que abrió el camino a las mujeres en el sector político, una mujer para la cual los obstáculos no eran problemas”, expresó.

La señora Alicia fue la primera alcaldesa de Magdalena y de Hermosillo, y una de las dos primeras senadoras de la República.

Su nieta Ana compartió que la señora Alicia llevaba su vida con lo que ella llamó “las reglas del juego”, puntos para llevar el día a día.

“Nunca hables mal de nadie, aprovecha el tiempo, tratar bien a todas las personas, hacer muchos amigos, hablarle regularmente a diez personas al día en orden alfabético, puedes faltar a una fiesta pero nunca a un funeral, estudiar derecho porque con el derecho abarcas todo, no hacerle caso a los hombres porque así te van a hacer caso a ti, casarte con alguien que viva en tu misma ciudad, nunca quejarse de nada y que al único qué hay que imitar es a Jesucristo”, ennumeró.

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