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Gaby Zaied de Salazar: Jugar tenis en familia lo que más disfruta

Una mamá amorosa, entregada y muy activa es Gaby Zaied de Salazar, una abogada de profesión, quien a los 27 años de edad debutó como mamá de Gaby, su primogénita. 

GABRIELA ZAIED DE SALAZAR
Hijos: Gaby, Juanfran y Elena.
Esposo: Juan Francisco Salazar.
Comida favorita: Tacos de carne asada.
Lugar favorito en el mundo: Italia.
El mejor regalo del Día de las Madres que te hayan dado: Desayuno en la cama y una foto ya enmarcada de mis hijos.

"El día en que me convertí por primera vez en mamá lo puedo definir en estas tres palabras: Milagro, amor y felicidad".

Una mamá amorosa, entregada y muy activa es Gaby Zaied de Salazar, una abogada de profesión, quien a los 27 años de edad debutó como mamá de Gaby, su primogénita.

De su mamá admira esa entrega total a su familia y considera que eso mismo heredó de la mujer que le dio la vida.

Sus primeros recuerdos de pequeña siempre son en la cocina con su mamá, donde pasaba con ella la mayor parte del día.

"Mi relación con mi mamá siempre ha sido muy buen, siempre me ha tenido mucha paciencia. Cuando me convertí en mamá la entendí muchísimo más y la admiré mucho más definitivamente", asegura Gaby.

"Tengo muchísima más comunicación con ella ahora que soy mamá, le pido consejos y ayuda siempre. Me apoyo en ella y siempre está ahí para mis hijos, para mi esposo y para mí", agrega Zaied.

Le encantaría que la recordaran siempre como una buena hija, hermana, cuñada, esposa y madre. Como una mujer alegre, amante de la música, pendiente de su familia. También como una mamá protectora, cariñosa, de repente chistosa, muy deportista, buena cocinera y que siempre los puso primero que todo en su vida.

"Lo más padre de ser mamá activa es que traes en revolución a la familia. No das tiempo para el ocio que es el peor de los vicios. Involucrar a todos en un deporte, en un proyecto, hobby nuevo o hasta en la cocina, nos da la oportunidad de convivir más y de ser una familia más firme con valores y unida", comenta.

Su mayor miedo es que sus hijos no lleguen al cielo. "Siento que Dios nos los da para eso para ayudarles a que sean personas íntegras, personas de bien, para enseñarles con el ejemplo, con el amor y nunca cansarnos de estar, de apoyar, de admirar, de educar, de reprender cuando sea necesario y de protegerlos", señala.

Sin embargo, está consiente de que cada individuo tiene libre albedrío y al final, ellos (sus hijos) tomarán sus propias decisiones propias, esperando que sí encuentren ese camino en su vida y lleguen a la meta de tener a Dios como el centro en sus vidas, agrega.

"Un día perfecto para mi es: Levantarnos desayunar ir a jugar tenis en familia hacer unas retas. Meternos a la alberca o si hay mar en donde estemos. Escuchar misa en familia y luego una carne asada hecha por mi esposo y mi hijo" finaliza Gaby.

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