Muere el burrito Gaspar, ícono de Álamos y de las callejoneadas del FAOT, quien durante décadas acompañó a la Estudiantina y hoy deja huella en la memoria del Pueblo Mágico
Querido por turistas y habitantes, Gaspar fue parte esencial de las celebraciones y tradiciones de Álamos

ÁLAMOS — El burrito Gaspar, uno de los símbolos más queridos de Álamos, falleció tras una vida que, según su dueño, alcanzó casi 40 años de edad, de los cuales más de 30 los pasó recorriendo las calles del Álamos.
Gaspar se convirtió en un ícono del Pueblo Mágico, inseparable de las callejoneadas con la estudiantina, que se realizan a lo largo del año, sobre todo durante el Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT). Su tarea especial era cargar las bebidas que se compartían entre quienes seguían la comitiva, siempre caminando con calma entre música, cantos y aplausos.
Un compañero constante de las fiestas de Álamos

Durante 26 años, Gaspar participó en las festividades más importantes del municipio. Toda celebración realizada en las calles, especialmente durante callejoneadas y festivales, contó con su presencia. Por ello fue muy querido tanto por el turismo como por la gente local, quienes lo reconocían como parte esencial del ambiente festivo.
Gaspar fue también un integrante entrañable de la Estudiantina Dr. Alfonso Ortiz Tirado, acompañando recorridos y presentaciones, y ganándose el cariño de generaciones enteras de visitantes y habitantes.
Propuesta para honrar su legado

A través de la página Álamos a través de los siglos, se recordó que en distintas ciudades del mundo animales emblemáticos han sido homenajeados con esculturas o monumentos. Por ello, se propuso al H. Ayuntamiento de Álamos considerar la posibilidad de erigir una escultura del burrito Gaspar en un sitio visible de la Ciudad de los Portales, como reconocimiento a su importancia cultural y social.
Incluso se destacó que en algunos lugares estos animales han sido sepultados en plazas públicas, donde posteriormente se levantan monumentos en su honor, como forma de preservar su memoria colectiva.
Un adiós con gratitud
Hoy, Gaspar deja este mundo, pero su recuerdo permanece vivo. Fue un burrito noble, constante y paciente, que caminó durante décadas entre música, risas y tradición. Su figura quedó ligada para siempre a las calles empedradas de Álamos, a las noches de estudiantina y al espíritu festivo del pueblo.
En el último adiós, Álamos no despide solo a un animal, sino a un compañero silencioso de su historia, a un símbolo que enseñó que la identidad de un lugar también se construye con afecto, memoria y pequeños grandes personajes.
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