Neuroarquitectura: un reflejo de tu interior
Esta disciplina aborda el cómo los espacios en los que habitas y trabajas influyen en tu cerebro y emociones.
Según estudiosos, la neuroarquitectura puede definirse como la intersección entre la neurociencia, la psicología y la arquitectura; así, esta disciplina plantea un modelo integral y extensivo que permita mejorar las condiciones sensoriales y por tanto, esenciales de todos los seres humanos,
Parte del conocimiento de la anatomía humana, sin perder la referencia cultural; en otras palabras, la neuroarquitectura implica diseñar espacios que cumplen con las normas técnicas de ergonomía, legislación y confort ambiental.
Asimismo, consideran factores emocionales y subjetivos como el bienestar, la felicidad y el estado emocional de las personas que habitan esos entornos.
Gran potencial
Este enfoque está orientado a mejorar el bienestar en diferentes ambientes como residencias, lugares de trabajo espacios de ocio.
Si bien es una idea emergente y con gran potencial, sigue siendo relativamente nueva y poco conocida; se asemeja a la idea de una vivienda saludable que promueve comodidad y paz, pero va un paso más allá al integrar aspectos emocionales en el diseño arquitectónico.
Es posible visualizarla como una perspectiva novedosa y actual, pero cabe aclarar que este concepto no ha surgido de manera fortuita, sino que responde a una necesidad actual de la sociedad.
Los espacios están en constante evolución, y las personas son cada vez más exigentes en cuanto a lo que se espera del entorno.
Ya no basta con que un lugar sea simplemente limpio y estético: ahora se requieren ambientes que transmitan calma, relajación, tranquilidad y felicidad, alineados con las necesidades emocionales y psicológicas de los usuarios.
Aplicado en casa
¿Alguna vez te has detenido a pensar en el impacto de los colores? Las habitaciones en tonos cálidos y con abundante luz natural suelen generar sensaciones de calma.
Por su parte, los espacios en colores fríos y apagados tienden a asociarse más con la tristeza; esto no es sólo una cuestión de preferencias estéticas, sino de cómo se perciben y hacen sentir los entornos.
La forma en que decoras tu hogar, por ejemplo, dice mucho sobre tu personalidad; por eso es fundamental comprender la arquitectura desde una perspectiva científica.
De esta forma, se pueden diseñar espacios que respondan a las necesidades de las personas actuales, más exigentes y dispuestas a invertir en su bienestar.
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