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El Imparcial / Sonora / Día Mundial de la Salud Mental

No se quiere hablar de salud siquiátrica: Investigadores

Estaba lejos de vivir la crisis de los 30. De hecho, "Pedro" sentía que había logrado todo lo que podía desear para esa edad: Era estudiante de maestría, tenía un buen trabajo, estabilidad económica, familia y un amor.

No supo cuándo ni por qué su vida cambió, y de vivir la felicidad plena pasó a ver cómo todo parecía derrumbarse. Abandonó sus estudios, perdió su empleo, terminó con su pareja y sufrió la muerte de su hermano y, tiempo después, de su padre. Así fue como aparecieron los malestares físicos.

"Pedro" consultó a unos cuatro especialistas, pasó ocho meses intentando encontrar explicación a su taquicardia y dolores de cabeza, pero ninguno le detectó algo específico."Nunca pensé en ir a un siquiatra", reconoce ahora.

Una prima suya fue la primera en sugerirle que, quizá, el problema era mental y que podría acudir a un experto en esa área. Tardó seis meses más en decidirse, hasta que sufrió un ataque de ansiedad y pensó que se iba a morir.

En la segunda consulta que "Pedro" tuvo con el siquiatra, éste le diagnosticó depresión, y a partir de ahí comenzó un tratamiento de más de un año con ansiolíticos y antidepresivos. Cada mes debía invertir unos dos mil pesos, entre consultas y fármacos.

Los primeros síntomas que tuvo, recuerda, fueron en 2009. Ese año, la Dirección de Salud Mental de Sonora registró 49 mil consultas por todos los trastornos, y la cifra no ha dejado de crecer, pues para 2017 las atenciones aumentaron a 89 mil.

Según Juan Manuel Tong Payán, director de Salud Mental y Adicciones en el Estado, ahora hay menos estigma y mayor información, que se reflejan en la demanda de los servicios, pero también es un hecho que cada vez se detecta algún problema en pacientes más jóvenes.

"Quizá sea porque ahora, con las nuevas tecnologías y capacidades clínicas, podemos detectarlo a menor edad, desde un niño que puede tener ansiedad, por ejemplo, problemas de insomnio, de ideas de muerte, suicidio en personas muy jóvenes", indicó.

En Sonora existen 21 unidades de atención que dan atención gratuita; entre estas se incluye el hospital psiquiátrico "Cruz del Norte", que tiene 137 camas censables y clínicas de consulta externa, pero a nivel Estado sólo hay 60 psiquiatras, entre todos los servicios de salud públicos y privados.

Ante ello, una de las estrategias es capacitar al personal de atención primaria, pues es ahí donde se pueden diagnosticar los trastornos más frecuentes: "Debe resolverse el 85% de la problemática, y que ya pasen a segundo nivel los casos más graves, nada más", dijo.

El investigador Ricardo Páez Moreno, adscrito al Programa de Bioética de la UNAM, manifestó que el estigma que prevalece en la población sobre estos trastornos se suma la escasa atención de parte de los gobiernos.

Señaló que durante 2018 el recurso destinado a la salud mental representa el 2.2% del PIB, que puede calificarse como muy bajo para la necesidad que existe: "Al haber poco presupuesto, evidentemente hay poca infraestructura, hay pocos médicos dedicados a este rubro".

Para Páez Moreno existe, además, una ineficiencia en la administración del recurso, tanto en lo que se invierte en cada nivel de atención, como en la distribución geográfica de las unidades médicas de atención. Todo ello, agregó, se refleja en las dificultades para acceder a estos servicios.

"Se ha desestimado y se ha estigmatizado. Hablar de salud mental, de salud psiquiátrica, es hablar de algo que no se quiere ver, o que se quiere arreglar con otras medidas. Es algo que sale poco a flote y que urge atención".

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