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Tradición mayo, fusión de dos culturas

Tradición mayo, fusión de dos culturas

Los yoremes (los que respetan), se ubicaron en el Sur de Sonora, a la ribera del Río Mayo el cual tiene un carácter simbólico importante, pues a la llegada de los misioneros españoles sus aguas posibilitaron que los indígenas aprendieran a cultivar.



El hecho ayudó a que los mayos dejaran de ser nómadas y se establecieran en el territorio que hoy ocupan entre Sonora y Sinaloa y que sirvió para que también albergaran a portadores de culturas distintas, no sólo de cultura mestiza sonorense.



“Los mayos viven en una gran cantidad de asentamientos rurales en comunidades de los municipios de Etchojoa, Navojoa, Huatabampo, Benito Juárez y una porción de Álamos, abarcando más de 100 comunidades dispersas del Sur del Estado”, explicó Tonatiuh Castro Silva.



La mayor parte de las comunidades donde habitan, expuso el investigador de la Unidad Regional de Culturas Populares, las comparten con personas que no forman parte de la etnia, por lo que también conllevan su cultura y tradiciones.



Detalló que cada uno de los pueblos mayos tiene un gobernador, figura que fue introducida hace algunas décadas, que no tiene el arraigo de siglos que los mandatarios tradicionales tienen en etnias como los yaquis.



UNA TRIBU ABIERTA


Ser una tribu abierta desde la época de la conquista les permitió aceptar las tradiciones y la cultura de quienes venían de fuera, de ahí que sus mayores celebraciones sean las de Semana Santa y la Navidad, unidas a las ceremonias a la naturaleza.



“Cuando llegan los españoles con nosotros se hace una fusión de dos culturas, ahí entra el sincretismo del indígena hacia el español, llegan los jesuitas, nos imponen una cruz, nos enseñan”, resaltó José Gil Jocobi Verdugo, promotor cultural de la etnia.



Las danzas del pascola, del venado, contó, son prehispánicas y responden a que los indígenas antes de la llegada de los españoles veían como dioses al Sol, a la Luna y algunos animales, los más vistos, eran sus deidades.



“Entonces por eso nuestros sones van relacionados con este tipo de animales, la culebra prieta, el tecolote, el son del matupari, la parte del conejo, la liebre, la iguana, todos esos sones no tienen derecho de autor”, manifestó.



Su fiesta más grande es la de la Semana Santa. En la Cuaresma, los yaquis se organizan. Ya desde un año antes han designado a un fiestero, el que se encarga de organizar las festividades en cada pueblo, durante 40 días, antes de la Semana Mayor.



LOS PROMESEROS


En cada comunidad hay un promesero, éste es quien prometió algo a Jesucristo o a algún Santo, se le llama manda, y dispone de su casa para una fiesta, y depende de éste si ofrece alimentos en forma de ofrenda para la tropa.



El orgullo de los indígenas mayos son sus ceremoniales, pues sus fiestas no se hacen sólo por hacerse, sino que tienen un fin, destacó Jocobi Verdugo, y ése es un orgullo que buscan transmitirlo a su raza y a la gente que viene de fuera.



“Esperar año con año que llegue esa fiesta patronal”, apuntó, “incluso recibir gente de fuera que quiera conocer un poquito más lo nuestro, que antes se desconocía pues la esencia de nuestra tradición”.


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