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Sierra cucapá, paraíso prometido

Sierra cucapá, paraíso prometido

En la Sierra Cucapá, ubicada en Baja California, está el paraíso, la tierra prometida para quienes parten al más allá según las tradiciones de este pueblo originario.



En el lugar existen varios sitios sagrados para los indígenas, que datan de milenios. El Cerro de la Ventana es uno de estos, y lo constituye una caprichosa formación natural en la punta de un cerro, que asemeja un ventanal.



Los cucapá tienen la creencia ancestral de que al morir una persona atraviesa por esa ventana y llega al edén, por lo que incineraban los cuerpos de sus muertos para que sus almas volaran libres y sin cargas hacia ese sitio.



“Nosotros venimos del Cerro de la Ventana, cuando morimos, lo que sigue es que el cuerpo pasa por ahí y llega a tierras nuevas”, explicó Alfonso Tambo Ceceña, autoridad tradicional de los Cucapá.



Hoy ya no creman los cuerpos porque se los prohibieron las autoridades municipales en materia de salud, pero realizan rituales especiales. Sus muertos son sepultados, se velan toda la noche y con el primer rayo solar del amanecer son despedidos.



LA MUERTE ES SAGRADA



El ritual de la muerte es uno de los más enigmáticos de este pueblo. Nadie habla de ello porque lo consideran algo sagrado que sólo se puede comentar entre los integrantes del grupo, pero no entre externos.



Amelia Chan Díaz es una integrante del pueblo Cucapá. Ella vive en San Luis Río Colorado desde hace algunos años.



Debió salir de su casa porque su cultura así lo marca: Cuando fallece un familiar, especialmente el padre o la madre, todos los que habitan la vivienda deben salir de ella, estar fuera al menos un año, y pueden regresar cuando le hayan hecho alguna modificación al inmueble.



Pero este es un cambio reciente a su cultura. Los antiguos cucapá, al morir un familiar, quemaban sus viviendas por completo y debían construir una casa nueva.



“Por tradición cuando fallece la madre todos los integrantes de la casa salen. Yo salí con lo que traía puesto, la casa antes se destruía y se quemaban todas las pertenencias, uno sale con lo que trae puesto”, contó Chan Díaz.



Deben tomar una dieta de cuatro días sin consumo de sal, continuó, ni grasa, ni carne. Con hierbas locales hacen humo y se deben ahumar cuatro días y bañarse temprano para quitarse el olor y continuar sus actividades el resto del día.



“En esos cuatro días uno sale y ya no hay nada, sales con lo que llevas puesto, muchas veces ni siquiera las fotos, yo no tengo fotos de mi mamá, no tengo ninguna… algo que digas esto lo voy a guardar para recordar, nada”, expuso. “Los recuerdos quedan en la mente nada más”.

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