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Un futuro con muchos desafíos

Un futuro con muchos desafíos

Alumnos de tercer y cuarto grado toman clases en un aula de la escuela primaria de Kipor a donde también acuden niños de los alrededores.



Ellos como otros niños matriculados en el plantel, muestran entusiasmo de asistir a la escuela, pasan por alto las carencias que tiene y sólo se concentran en aprender cada día.


En voz alta leen lo que la maestra les indica en el pizarrón y tratan de no distraerse ante la presencia de extraños.



Gisela Aispuru Gastélum, directora comisionada con grupo, explica que ésta es una escuela de tiempo completo, pues después del horario normal se quedan dos horas más para reforzar los conocimientos, por lo que ahí mismo les brindan la comida.



Sin embargo, requieren más apoyo ya que las aulas de la escuela se gotean en tiempos de lluvia, faltan más libros para la biblioteca, butacas y no tienen una cancha deportiva.


“Nos gustaría que nos echaran más el ojo para acá, vinieran y observaran las necesidades que tiene la escuela, es aquí un pueblo chico, la escuela es chica también pero nos hacen falta algunas cosas”, dijo.



Caminito a la escuela



Entre los alumnos está Mario, un niño de 10 años, quien vive en El Encinal 2.



Él como otros niños de ese poblado camina todos los días 10 kilómetros por un lado de la carretera, aunque resulte peligroso; a esto le suma que uno de sus viejos tenis ya tiene la suela desprendida.



Como algunos niños pimas, es tímido y responde rápida y brevemente las preguntas.


Al preguntársele sobre el esfuerzo de caminar varios kilómetros una lágrima aparece en sus ojos, pero es más bien porque no está acostumbrado a ser entrevistado.



¿Qué tan lejos queda El Encinal de aquí?


-Una hora.


¿A qué horas te levantas?


-Temprano


¿Como a las 5:00, 6:00 de la mañana?


- A las 6:00.


¿Te gusta venir a la escuela?


Sí.


¿Qué quieres ser cuando seas grande?


-Maestro.


Maestros en lengua pima



Guillermina Bustillos, maestra de educación inicial, señala que es necesario que se enseñe a los alumnos de primaria y secundaria en lengua pima, si no, ésta se perderá.


“Muchos niños entran a la secundaria y ya no lo quieren hablar, ¿por qué? porque ya no se les está enseñando y se van a ir y si se van a la preparatoria es la misma, no tienen quién los enseñe; pues sí es importante para que por lo menos en la secundaria sepan hablar y que un maestro les siga enseñando, ya muchos ahorita ya casi no lo hablan, son contados yo creo los niños que lo hablan”, manifestó.



Bodega y aula



La preparatoria tampoco está exenta de problemas pues los alumnos del Cecytes virtual toman clases en un espacio que era una vieja bodega de madera y que en tiempo de invierno se convierte en un congelador.



Noé Aguilar Peña, tutor en el plantel, indica que las clases se dan a través de línea, es decir se manda la información en memorias USB y los alumnos la ven en las computadoras.



“Lo que más se requiere es una aula para el Cecytes virtual, está en unas situaciones muy deterioradas, ésta es más bien una bodega que está prestando la CDI, tienen cuatro años, próximamente esperemos que ya se construya el aula.



“Estamos en gestiones gracias a la Gobernadora tradicional y lo primordial, además del aula, es un buen Internet porque eso hace que los muchachos no tengan un acceso a la información como se debe; es muy baja la intensidad”, explica.



Dolores Duarte, gobernadora tradicional, señala que llevan cuatro años insistiendo en el proyecto de preparatoria presencial.



“Sí me gustaría que este mensaje lo llevaran a la gobernadora (Claudia Pavlovich) o a las personas que correspondan para que nos ayudaran con esto.



“A mí sí me interesa mucho esto porque es un proyecto que siempre lo he luchado para el beneficio de mi comunidad, para que los jóvenes no se echen a la perdición, para que no se vayan a otros trabajos", manifestó.



Sin un médico



Las comunidades de Maycoba y Kipor carecen de agua potable, drenaje, recolección de basura, pero lo más grave es que no tienen un médico.



Si una mujer va a parir, o se traslada a una población que cuente con clínica o manda traer a doña Rosa Galaviz, la partera del lugar.



Lo mismo sucede con las personas que tienen un padecimiento grave.



“En veces a la persona se le tiene que llevar hasta Obregón y son gastos y como ven aquí no tenemos fuentes de empleo, entonces la gente mejor prefiere no salir a curarse porque no hay con qué y pues aquí se están hasta que llega la muerte”, señaló Dolores Duarte.



El padre franciscano David Beaumont comenta que el futuro de esta etnia dependerá de los niños y jóvenes si quieren seguir unidos como etnia.



“Espero que ellos vean a nuestra tribu pima como una riqueza, tanto para los mismos como para México como para toda la humanidad, gran parte del trabajo que estamos realizando es concientizar a los niños y a los jóvenes del valor de la cultura”.



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