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El día en que el Ejército tomó la Unison

El día en que el Ejército tomó la Unison

El general José Hernández Toledo, quien dirigía al Batallón Olimpia del Ejército Nacional, se presentó al frente del edificio principal de la Universidad de Sonora al mediodía del miércoles 17 de mayo de 1967.



"Nos conminó con un altavoz a que entregáramos la Universidad o iba a entrar el Ejército a desalojar con la fuerza… algunos compañeros querían quedarse, pero les dijimos que no, que nos podían matar", relató Jesús Alberto Larios Gaxiola.



Hace 50 años, Alberto tenía 21 años de edad, estudiaba su último año en una carrera de ingeniería y era presidente de la Sociedad de Alumnos de su Escuela, por lo que defendía los intereses de un grupo de compañeros con quienes compartía estudios.



Como era dirigente estudiantil formó parte del grupo de jóvenes sobre los que pesó una orden de aprehensión que lanzó contra ellos el Estado, entre otras cosas, por alterar el orden público. Una vez terminado el movimiento debió refugiarse en Estados Unidos.



"Entraron los soldados e hicieron una valla a bayoneta calada, recuerdo muy bien el brillo de las bayonetas. Bajamos entre la valla de soldados y ya en la Plaza Emiliana de Zubeldía había un mar de gente", contó.



SONORENSES AL GRITO DE...



Los sonorenses que inundaron la plaza frente a la Unison al ver salir a los dirigentes del movimiento rompieron a cantar el Himno Nacional Mexicano, recordó. Los soldados entonces retrocedieron un poco, y entre la bulla popular, los estudiantes aprovecharon para escapar, al cobijo de conocidos que en autos fueron por ellos.



Larios Gaxiola señaló que una vez que recuperaron la ecuanimidad, se reunieron en la casa de su familia, ubicada sobre la calle Mina y marcada con el número 40, para ver cuáles eran las acciones a seguir. Hasta ahí llegó una persona y les dijo que huyeran.



Con ayuda de universitarios que laboraban en el Servicio de Información de los Estados Unidos en Hermosillo, las autoridades del vecino país los refugiaron en Tucson, Arizona, a él y a otro grupo de estudiantes, donde vivieron alrededor de cuatro meses.



"Iban algunos sin siquiera pasaporte, recuerdo que nos paramos en la frontera, nos abrieron la puerta, Migración la abrió y pasamos, porque nos podían detener, estuvimos allá hasta principios de septiembre y ya luego volvimos", citó.



FIN DE LA HUELGA



Los estudiantes regresaron en tren. Cuando llegaron a Hermosillo fueron recibidos por cientos de personas, ahí leyeron un comunicado de fin de la huelga universitaria. Luego el movimiento ya no se pudo mantener y hasta fueron invitados al último informe del gobernador Luis Encinas Johnson.



Luego de que el movimiento calmó su paso, comentó el ingeniero de profesión, hubo varias teorías que buscaban explicar la protesta: La principal y menos objetiva es que estaban influidos por una corriente marxista y la segunda es que fueron manipulados por grupos partidistas.



"Pero no era cierto, la verdad es que nosotros lo que queríamos era la democracia, queríamos que funcionaran las leyes que permiten los derechos civiles, yo en realidad creo que eso era en el fondo", consideró.



Además de la huelga de clases, narró, los universitarios realizaron también una huelga de pollos. Y es que empresarios y personas que apoyaban la causa les regalaban pollos y más pollos y todos los días había carne de esta ave para comer, por lo que muchos terminaron por rechazar el alimento.

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