Une las raíces de Oaxaca y Sonora
Hay quienes dejan la tierra natal por alguna oportunidad laboral, y en el caso de Kelly López Ramírez y su esposo ése fue el motivo para mudarse a Sonora por un año, pero la tranquilidad que encontraron los hizo elegir este sitio para formar su familia.
Desde el día en que la pareja de recién casados llegó por razones de trabajo al Estado, procedente de Oaxaca, ya han transcurrido 38 años, y es que ambos se sintieron tan a gusto que no sintieron pasar el tiempo.
Hermosillo, recordó Kelly López, le pareció una ciudad muy bonita, en la que vivirían tranquilos durante el año establecido en el contrato de trabajo que había conseguido su esposo, Jacob Prieto.
"Pasó un año, pasaron dos, mi marido cambió de trabajo y nos fuimos quedando y nos fuimos quedando, hasta que ya habían pasado los años, las niñas crecieron, aquí estudiaron y muy bien", comentó.
El haber tenido apenas 26 años de edad y pocos meses de matrimonio cuando dejaron su ciudad, destacó, les ayudó a acostumbrarse más rápido a Sonora, aunque en ningún momento han dejado de añorar Calpulálman de Méndez, Oaxaca.
"Claro que sí, todo mundo quiere regresar a su tierra, yo pienso. Sí me gustaría, ¿por qué no?, mi Estado, mi lugar de donde yo soy, es pueblo mágico, imagínate si no está bonito mi pueblo", expresó Kelly con orgullo.
Comparte el sabor oaxaqueño
Pero a pesar de la distancia, ha encontrado la manera de tener a su terruño siempre presente, no sólo en las pláticas con su esposo e hijas, sino además en la preparación de la comida que nunca falta en su hogar y que ahora ha extendido al comercio.
Al poco tiempo de que ambos llegaron por primera vez a Hermosillo, ella comenzó con un negocio de envoltura y venta de regalos, pero hace dos años su hija le sugirió vender también comida típica de su Estado.
Es así que en su local, ubicado casi en el cruce de los bulevares Solidaridad y Colosio, la esencia de Oaxaca se hace notar con las tlayudas, tamales, mole y chocolate, productos que prepara por el gusto de compartir el sabor de su tierra.
"Tengo muchos clientes sonorenses, ahora ya es mucho, no como cuando yo llegué, ahora ya hay mucha gente que viaja al Sur y ya conoce", resaltó.
Un cambio cultural
Aunque siempre le ha gustado mucho Sonora y se ha sentido bien recibida, López Ramírez mencionó que existe una gran diferencia entre cómo se veía antes a quienes, como ella, provienen del Sur del País.
"Lo que pasa también es que mucha gente no dice que es del Sur, pero aunque no digan ya sabemos. Nosotros tenemos treinta y tantos años, anteriormente era más difícil decir que eras del Sur, la gente no decía, ahora ya no, la gente es más abierta, antes era muy regionalista", añadió.
La historia es diferente cuando se trata de los niños, aseveró. Hace poco, tuvo la oportunidad de ir a dar una plática sobre Oaxaca en la escuela de su nieta, donde, para su sorpresa, los pequeños se mostraron encantados con la gastronomía.
"Yo veo aquí con la gente como que sí quiere probar pero no, y el niño no, yo les llevé chapulines, chocolate, tlayuda, y de todo probaron, son sabores que ellos no conocen. A mí me encantó, me fascinó eso de los niños, su apertura", externó.
Gracias al trabajo de su esposo como geólogo, ella ha tenido la oportunidad de conocer varios rincones de Sonora, como Punta Chueca, cuando era de muy difícil acceso, y Magdalena, uno de los lugares que más le gustan.
Con 38 años vividos fuera de su pueblo, Kelly ha sabido transmitir la cultura de Oaxaca a sus hijas, pero en especial a su nieta mayor, pues, al igual que la matriarca de la familia, presumen sus raíces de ambos estados de la República.
"La de 6 años, porque la otra todavía no habla, pero cuando hable, de eso me encargo yo", agregó sonriente.
"Convivimos mucho con ellas y les estamos hablando y haciendo comida, yo siempre procuro hacer en la casa comida oaxaqueña, no hay necesidad de decir, sino de estar haciendo las cosas y ellas se van acostumbrando".
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