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Cachalote, el rey del buceo marino

Cachalote, el rey del buceo marino

Los cachalotes (Physeter macrocephalus) son los cetáceos con dientes más grandes del planeta, el macho puede llegar a medir de 18 a 21 metros y pesar hasta 45 toneladas, las hembras miden hasta 12 metros y pesan las 13.5 toneladas. Su capacidad de buceo raramente llega hasta los 3 mil 200 metros de profundidad.



Su cabeza ocupa un tercio de su cuerpo y su presencia ha sido observada a lo largo del Golfo de California, y en el 2017 se prevé que regrese a estas aguas, en la Cuenca de Guaymas, cerca de la Isla San Pedro Nolasco y hacia Santa Rosalía.



Un grupo de investigadores de Guaymas, en el 2006 y después en el 2009 documentaron la presencia de 178 cachalotes en imágenes para su foto-identificación individual, pero se cree que había más a lo largo del Golfo de California.



Para sobrevivir deben pescar alrededor de una tonelada al día de más de 14 especies de peces de profundidad y de calamares, entre los que se encuentra el calamar gigante (Dosidicus gigas), éste último es la especie que más les apetece porque son más fáciles de comerlas y también son más abundantes.



Los cachalotes viajan en grupos de hembras junto con sus crías y al momento de sentirse atacadas por orcas u otros cetáceos como las ballenas piloto, forman un círculo llamado “formación margarita” para evitar el ataque a los más pequeños, y en ocasiones son salvados por los machos que llegan y con su gran presencia ahuyentan a los agresores.



Los cachalotes machos se separan de los grupos de hembras entre los tres y ocho años de edad, y se refugian en zonas frías donde se alimentan intensamente hasta obtener su madurez sexual y física, para después regresar a climas tropicales y subtropicales para aparearse con las hembras.



Estas especies viven de 50 a 60 años, pero han encontrado individuos con hasta 77 años de edad medido en las líneas de crecimiento de los colmillos.



BIEN PROTEGIDOS



El titular del Laboratorio de Ecofiosiología del Centro de Investigacioón en Alimentación y Desarrollo, Juan Pablo Gallo Reynoso, informó que aunque los cachalotes fueron especies altamente cazados por nuestros antepasados, su población no se ha extinguido, pero sí se redujo a más del 60%.



Señaló que entre 1750 y 1850, y de 1945 a 1980, se llevó a cabo la caza indiscriminada de estos cetáceos, por ello en 1980 la Comisión Ballenera Internacional prohibió su captura, poco después el Gobierno Mexicano lo enlistó en la NOM 059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para su protección especial.



No obstante de lo anterior, expuso que en el año 2000, en Japón se continuó realizando la matazón de estos mamíferos.



En el 2006, tras comprobarse que los cachalotes, mamíferos, aves y tortugas marinas morían por el uso de redes tiburoneras en el Golfo de California y otros mares de México, la Sagarpa suspendió el uso de las mismas y eso quedó establecido en la NOM 029 de Pesca.



“En los últimos diez años no hemos encontrado cachalotes ni otras grandes ballenas muertas en el Golfo de California”.



SU MANJAR



Gallo Reynoso manifestó que los mamíferos marinos con los dientes más grandes del planeta se alimentan de diferentes peces de profundidad, pero los calamares son su presa favorita, porque pueden ser devorados con mayor facilidad y son más abundantes.



Indicó que la mayor presencia de estos ejemplares ha sido detectada en la franja que divide Guaymas con Santa Rosalía, por la concentración de calamares gigantes que alcanzan una talla de hasta 1.5 metros.



Sin embargo, dijo, pueden ser localizadas desde la Isla Ángel de la Guarda hasta Baja California Sur, en grupos de 40 a 50 individuos.



Desde 1996 y todavía hasta el 2009 la pesquería de calamar en el Golfo de California, apuntó, se mantuvo con producciones elevadas, principalmente en Guaymas, Santa Rosalía, Baja California Sur y Topolobampo, Sinaloa.



Durante ese tiempo, continúo, estas especies al igual que los pescadores aprovecharon la abundante presencia del molusco, pero tras registrarse la presencia del fenómeno de “El Niño”, la mayoría de los cachalotes emigró a zonas más frías en busca de alimento.



LO MÁXIMO EN EL ABISMO



Los cachalotes, expuso, son los máximos buceadores marinos, al dedicar el 75% de su tiempo a esta actividad y el 25% restante se la viven en la superficie.



En la zona del Mar de Cortés, aseveró, se ha localizado hasta en 800 metros de profundidad buceando en tiempos de hasta una hora diez minutos, pero en otras zonas marítimas ha sido encontrado en hasta 3 mil metros.



“Los buceos de 36 cachalotes que seguimos con una sofisticada ecosonda-GPS, alcanzaron una profundidad promedio de 342 metros, con un rango que va de los 100 a los 806 metros, estos buceos tuvieron una duración promedio de 22 minutos, en un rango que va de los tres a los 50 minutos, el más largo”, apuntó.



Las cicatrices que cubren la cabeza y cuerpo de algunos ejemplares, subrayó, son evidencia de que en ocasiones los calamares tratan de defenderse tras ser capturados.



Sus heces fecales son un tesoro



Esta especie, mencionó, producen en el tracto digestivo una sustancia aceitosa llamada “ambar gris”, producida por la semidigestión de las partes duras del calamar.



Dicha sustancia, dijo, era y es apreciada en la industria del perfume pues se utiliza como fijador, es decir, para que el aroma permanezca más tiempo en la piel.



En ocasiones los balleneros han localizado el “ámbar gris” en masas varadas en las playas donde han varado los cachalotes.



En los siglos XVIII y XIX eran un pilar en la actividad ballenera, pues en esa época los cazaban por su aceite y por el “ambar gris”, la cual era localizada junto con los picos de los calamares en el estómago de la ballena para elaborar desde perfumes hasta jabones.



En el mundo, reveló, se tienen registros de ataques de cachalotes hacia embarcaciones pesqueras, sobretodo de los machos pues se les conoce como muy territoriales.



Viajan con sus crías


En grupos de 20 a 30 hembras con sus crías, externó, han sido localizados los cachalotes en diferentes puntos del Santuario Ballenero de México, que abarca todas las costas del País.



Explicó que los cachalotes respetan las jerarquías, y ello permite que las hembras dominantes buceen el alimento en las profundidades y los suban a la superficie para compartirlos con sus crías de tamaño mediano.



A las crías, resaltó, hasta los dos años de edad se les deja de proporcionar la lactancia, por ello su reproducción se realiza de cada dos a cinco años, y sólo nace un ejemplar que mide alrededor de 4 metros y con una tonelada de peso.



Al no contar siempre con la presencia de los machos, dijo, las hembras se defienden entre sí, haciendo círculos en el mar, al verse en peligro, para evitar que dañen a las crías.



Apuntó que con sus colas se defienden de depredadores como orcas, tiburones, y otros mamíferos, exponiéndose a mordeduras y otras marcas que son notables en sus cuerpos.



“Por medio de fotografías hemos podido identificar a algunos individuos que permanecen en la misma zona durante días, semanas o meses, para después desaparecer cuando los calamares se van a otra zona, y en ocasiones regresan al siguiente año”, externó.



El investigador del CIAD consideró que en el 2017 los cachalotes probablemente regresarán a la Cuenca de Guaymas, que dispone de una profundidad de 2 mil metros si las condiciones climáticas en el mar son viables para su población.



Indicó que durante el año se observa su presencia y viajan tanto al Norte como al Sur, pero con el fenómeno “El Niño” que estuvo presente en el 2015 y parte del 2016, la mayoría emigraron a otras zonas de la costa Norte de Baja California en el Océano Pacifico.



Estas ballenas viajan en grupos, o vainas, a las profundas aguas del Pacífico, al Sur y al océano Atlántico, según especialistas en el mundo.



“Inofensivos mientras no se sientan atacados”: Pescador de altamar



Decenas de veces a Manuel Ojeda le ha tocado admirar de cerca a los cachalotes machos, hembras y crías, cerca de las costas de San Carlos Nuevo Guaymas, El Colorado, y a lo largo del Pacífico Mexicano.



El pescador de altura expresó que estas especies son inofensivas mientras no se sienten atacadas, e incluso pueden llegar a deleitar a quienes las observan a distancia con saltos en el aire o nadar cerca de las embarcaciones.



“Si estos animales no se sienten atacados no pasa nada, pero si por error el barco llega a chocar con ellos te avientan coletazos y huyen de inmediato, casi siempre viajan acompañados de otros que son más pequeños”, externó.



Entre San Carlos y la Isla San Pedro Nolasco ha observado la presencia de estos cetáceos mientras las embarcaciones van corriendo, en tanto en el Pacífico es común verlos hasta cuando están fondeados en altamar.



En los avistamientos que ha tenido de cachalotes no se ha percatado de los sonidos con los que se comunican entre sí y suelen ser más potentes que el del resto de los cetáceos.



“Cuando están en la superficie sólo se escucha el ruido que hacen al momento de inhalar aire, no me ha tocado presenciar otro sonido de estos animales, quizás eso lo hacen en las profundidades cuando están en busca del alimento”, manifestó.



Los cachalotes más que cualquier otro mamífero marino, les llama la atención por su enorme cabeza que acapara un tercio de su cuerpo.



Según especialistas del mundo marino, el sistema sónar del cachalote es uno de los más potentes de todos los cetáceos.



Señalan que su sonido altamente direccional, que equivale a la intensidad del ruido producido por un avión, lo utiliza para detectar a sus presas.



Es decir, las señales acústicas les permiten localizar un calamar de 25 centímetros a unos dos kilómetros de distancia. Su sonido tiene una doble función, aseguran, una comunicación a larga distancia y ecolocalización.



De los cetáceos actuales el cachalote es el más antiguo y se encuentra en su forma actual desde hace más de 25 millones de años.



Venden dientes de cachalotes



El kilo de dientes de cachalotes puede llegar hasta 22 mil pesos mexicanos, en el mercado negro de algunos países, donde se distribuyen de manera ilegal o se subastan a través de Internet.



Los dientes de estas especies son los más grandes del planeta del grupo de cetáceos dentados y eso los convierte en un atractivo para quienes gustan coleccionar este tipo de artículos.



En el Internet se ofrecen de diferentes tamaños con y sin grabados del lugar donde fueron retirados del mamífero marino, según el gusto del cliente.



La antigüedad de los dientes le dan un valor más alto entre los coleccionistas. Un museo de Australia tiene uno en exhibición de 5 millones de años, de 30 centímetros de longitud.



Los cachalotes tienen de 20 a 26 dientes de cada lado de la mandíbula inferior, su forma es cómica y cada uno puede llegar a pesar hasta un kilo.



Moby-Dick se inspiró en los cachalotes



El escritor Herman Melville se inspiró en los cachalotes para elaborar la novela Moby-Dick, en el año de 1851, que narra la travesía de un barco ballenero.



En la novela de aventura de aborda el tema de la caza de ballenas en Estados Unidos, específicamente del cachalote blanca que en esa época era perseguido.



En la obra, el escritor da a detalle la forma obsesiva y autodestructiva que había de la especie, y menciona dos posibles ataques que se suscitaron entre los siglos XVIII y XIX contra una embarcación y habitantes de una isla.


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