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La Mariquita y la Elenita, las Islas del Cielo

La Mariquita y la Elenita, las Islas del Cielo

Ubicada a 25 kilómetros al Nornoroeste de Cananea la Sierra La Mariquita, que lleva este nombre, por la presencia del insecto conocido popularmente como “mariquita” o “catarina”, es un área natural protegida, declarada así hasta el año pasado.



Esta Sierra forma parte de un peculiar conjunto de cordilleras aisladas conocido como “Archipiélago de Islas del Cielo” que se encuentran entre Sonora, Arizona, Nuevo México y parte de Chihuahua.



La Sierra La Mariquita cuenta con una extensión de 2 mil 195 hectáreas, que es el área protegida por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe), quienes realizan de forma voluntaria la conservación de esta área privada.



El responsable de la protección del sitio jurídico y ambiental y también asesor del director general del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe) Patricio Estévez Nénninger, expresó que estos son puntos ideales para la Astronomía.



“Porque están muchas horas, más de 240-260 días al año sin nubes, entonces no hay obstáculos como puede ser que sí haya en las montañas donde sí hay mucha humedad”, detalló.



Éstas son algunas de las características que permiten que la Sierra La Mariquita sea idónea para el Observatorio Astrofísico Guillermo Haro, que es donde muchos mexicanos y algunos extranjeros realizan sus investigaciones.



El observatorio se construyó en 1987 precisamente por iniciativa de quien puso las bases de la Astronomía moderna mexicana, Guillermo Haro Barraza, quien fue esposo de la escritora Elena Poniatowska.



Durante la realización de este proyecto Poniatowska visitaba a su esposo en Cananea.



“Se empezó a trabajar en La Mariquita… con apoyo del Gobierno, la Comisión Federal de Electricidad le subió la electricidad, les dieron los permisos y los terrenos eran parte del ejido Morelos y parte del ejido Vicente Guerrero y parte de unos particulares.



Y se empedró el camino, don Guillermo Haro trajó con gente de Puebla que eran como artesanos de la construcción, son muy buenos para hacer caminos de piedra, más que de asfalto”, explicó Estévez Nénninger.



Los trabajos iniciaron desde 1978 y concluyeron en 1987, aunque el fundador Guillermo Haro Barraza falleció un año antes de que se culminara la obra del observatorio.



Al hablar de la Sierra La Mariquita se debe mencionar el observatorio, debido a que por él es que se realizan de forma voluntaria los trabajos de conservación, ya que es indispensable para la investigación contar con un cielo limpio.



El jardín de Sonora



Desde 1995 cuando Estévez Nénninger ingresó al Inaoe, ya se cuidaba la Sierra La Mariquita porque era como su jardín y los trabajadores evitaban que las personas fueran a talar árboles.



“La cacería no se permitía, se puso una puerta, se cercaba y se mantenía un orden desde el punto de vista de cuidar los recursos naturales y la belleza escénica de la montaña”, expresó.



La contaminación es un riesgo no sólo para el medio ambiente sino también para los aparatos finos del telescopio que se encuentra en el Observatorio Guillermo Haro.



“El telescopio es un telescopio de 2.10 metros de diámetro que tiene un espejo y lentes donde cualquier partícula que esté en el espacio le cae y se distorsiona la imagen”, abundó.



Aunado a esto la Sierra La Mariquita está rodeada de minas, las cuales para su proceso realizan explosiones que generan polvos y son un problema para el observatorio.



“Cuando ya vino la minera María, que esa estaba muy cerquita, abajo, pues ahí sí, nunca en el mundo hay un telescopio tan grande como ese que se inauguró en el 1987 y la mina María se hizo en el 2000.



Se logró firmar un convenio, en el que la mina María se comprometió a comprar un telescopio pequeño, que está a un costado del observatorio para monitorear una estrella y ver cómo avanza la contaminación durante la noche.



“Eso está de la mano de cuidar la naturaleza porque el bosque regula la temperatura y evitacambios bruscos de calor a frío”, externó.



Cananenses piden más protección para las sierras



Varios cananenses coincidieron que las montañas que rodean la Ciudad del Cobre deben ser más protegidas, ya que piensan que las minas están acercándose demasiado a las sierras La Mariquita y La Elenita.



María del Carmen Sáenz expresó que desde siempre ella recuerda ambas sierras y ha observado que las empresas mineras comenzaron a “comerse” parte de las sierras La Mariquita y La Elenita.



“Nos va a pegar el frío, mira lo que queda, todo aquello había sierra, de acá para las colonias, de modo que tanto escándalo, tan bonito cuando hicieron el observatorio, de modo que se lo van a comer”, expresó.



Para Rubén Gilberto Burgueño, otro habitante de Cananea, la Sierra La Mariquita también es de suma importancia principalmente por la fauna que existe.



“Sí se ve que la estén cuidando, estaría bien poder ir a visitarla porque mucha gente de aquí no conocemos nada de allá nomás pasamos y vemos la sierra La Mariquita, pero no sabemos nada”, mencionó.



Ernesto Rodríguez, también habitante de Cananea, manifestó que la Sierra La Mariquita es muy importante para los cananenses por los metales que se sospecha conservan.



“Es muy rica en metales, es que la mina María anda trabajando de aquél lado de allá, del lado Oeste y quieren, le hacen la lucha para meterse a La Mariquita”, apuntó.



Por su parte, Andrés Acosta dijo que la mina se está aprovechando de la Sierra La Mariquita, sin que nadie les diga nada, lo que consideró no es correcto por la importancia que tiene esta sierra para los cananenses.



“Simplemente nosotros cuando se quema, cuando se llega a quemar, nosotros vamos a apagar, nos mandan por medio del Ayuntamiento y nos hemos matado un montón para tratar de conservarla”, dijo.



Ernesto Martínez Félix, habitante de Cananea, aseveró que las empresas mineras están acabando con la Sierra La Mariquita, pero también con otras que hay en el área.



“Después de eso tanta contaminación que está afectando a todo el pueblo y turistas que van a hacer Pueblo Mágico”, externó, “si lo primero que deberían hacer es detener a esta gente que está llevándose todo y no dejándole nada al pueblo”.



Agustín Moreno expuso que la Sierra La Mariquita es muy importante por el Observatorio Haro, además de la vegetación y los animales.


“Es una Sierra donde antes había mucha fauna y flora, y ahorita está muy deteriorada”, consideró.



Poniatowska ama la Sierra de Cananea



La escritora mexicana Elena Poniatowska rechazó tajante la creencia que La Sierra La Elenita en Sonora lleve ese nombre en su honor tras ser bautizada por su esposo, Guillermo Haro Barraza, el llamado padre de la astrofísica en México.



Vía telefónica, desde la Ciudad de México, la voz de la periodista es de una mujer de carácter y de convicción, de la mujer que compartió con Haro sus días, y deja en claro, que su marido no alardeaba sus cualidades ni mucho menos era orgulloso o vanidoso, sino un hombre inteligente.



“No, para nada, no, claro que no, es una falacia, nunca lo hubiera hecho (Guillermo)”, manifestó, “era demasiado importante lo que él hacía, no era su modo de ser, él era un hombre modesto, nunca se iba a sentir dueño de la Sierra, ni mucho menos”.



“Él no era un político, eso lo hacen los políticos que se ponen avenidas y calles a su nombre sin que nadie se los otorgue”, enfatizó la narradora que ha publicado más de 40 obras, entre ensayos, cuentos, poesías, novelas y reportajes, por lo que está considerada como una de las voces más poderosas de la literatura en español.



A sus 84 años de edad, la galardonada con el Premio Cervantes 2013 aseguró que la Sierra La Mariquita y La Elenita ya se llamaban así antes de que Haro Barraza visitará la Ciudad del Cobre, donde el observatorio del INAOE, impulsado por él en 1978 y construido en 1987 lleva su nombre por sus descubrimientos que lo situaron a la altura de los grandes astrofísicos.



Los recuerdos llegan a su mente, Poniatowska mencionó que cuando su esposo Guillermo estuvo en Cananea, ella sólo iba de visita por temporadas y se quedaba en el rancho de Adela Melín, tiempo en que escribía en el Distrito Federal su libro “El Universo o nada” en el que cuenta la historia de su esposo, un gran impulsor de la educación entre los jóvenes.



La reconocida escritora narra en uno de sus libros más queridos de cómo Haro Barraza luchó por superar enormes dificultades para desarrollar su vocación científica y consagró su vida a desentrañar los misterios del cielo, pues desde que su madre le mostró las estrellas, él quedó ligada a ellas, escribió Elena.



En aquel tiempo la Sierra La Mariquita y La Elenita. era un lugar deshabitado, pero no se ha borrado de su mente la belleza de las montañas y sus paisajes.



“A mí me encantó, tanto por la mina como por la belleza de la Sierra, todo me emocionó muchísimo, es bellísimo allí, es una maravilla estar allá arriba”, expresó, después de pedir a los sonorenses que si alguien corta un árbol siembre otro y no permita la destrucción de la naturaleza.



“Soy una amante de la naturaleza”, recalcó, “los árboles son los grandes señores de la Tierra y hay que cuidarlos, atraen la lluvia, el agua, sin agua no podemos vivir”.



Poniatowska, quien ha sido nombrada Doctor Honoris Causa por ocho universidades y galardonada con el Premio Nacional de Lingüística y Literatura en 2002, habló de la Sierra Gorda de Querétaro, donde sí hay un cuidado de la naturaleza.



“Debería haber una cultura en las escuelas, una enseñanza de cómo cuidar la naturaleza”, destacó, tras insistírsele de si verdaderamente la Sierra La Elenita no se llamaba así por ella.



“Nunca estaría en sus designios (de Guillermo) ni en su manera de ser, nunca, lo que sí creo que hay es una constelación en el cielo que lleva el nombre de su hija Paula”, dijo, “era un hombre inteligente que no se hacia publicidad, al contrario”.



¿No será que usted es más modesta que él?


“Te lo prometo que no”, expresó Poniatowska, para hablar de su gran sueño.



“Mi sueño es vivir unos cuántos años para ver a mis nietos, a todos, para ver a los niños de México que vivan en un mejor País y hacer los libros que me faltan por escribir”, manifestó la sobrina de la legendaria poeta Pita Amor e integrante de una antigua familia de la nobleza polaca.



Elena Poniatowska es reconocida por la juventud sonorense en la actualidad, principalmente por su libro “La noche de Tlatelolco” que narra la matanza de estudiantes ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México.



Desde hace 166 años se llama La Elenita


Las tierras donde se ubica la Sierra La Elenita pertenecieron al general Ignacio Pesqueira, quien en 1850 le regaló la sierra a su esposa, Elena de Pesqueira, por lo que se nombró como ella.



En cambio la Sierra La Mariquita, explicó el cronista de la ciudad, Óscar Damián Hernández, fue nombrada así desde los años ochenta, tras la construcción del observatorio Guillermo Haro en esta sierra donde se descubrieron estos animales.


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