“El Chivora”, cura con las manos
Desde los 8 años, un pequeño niño travieso recorría las comunidades cercanas a donde nació en la Comisaría de San Ignacio, testigo de cómo la gente tenía dolores de cabeza, de estómago y otras enfermedades, males que él curaba con el sólo hecho de tocar a la gente.
Luis García Yocupicio, mejor conocido como “El Chivora” no sabía que había heredado la gracia de su abuela, quien también desde pequeña tenía el don de curar.
“Vengo de una familia de curanderos, mi abuela curaba con hierbas y yo casi no las uso, mi trabajo es manual y mental, desde niño la ayudaba a curar a la gente porque ella ya no tenía fuerzas.
Siempre fui muy vago y veía a la gente enferma y la quería curar pero a mí me daba vergüenza decir que era curandero porque luego nos confunden con el brujo”, expresó el sanador.
Fue en Yécora cuando como representante de la radio indígena acudió a un Congreso de Curanderos donde se presentó el caso de una persona lesionada en un accidente, y después de días, ninguno de los asistentes ni médicos logró sanar al paciente.
En México, los curanderos son conocidos por preparar infusiones, pomadas, aceites y lociones para curar o prevenir alguna enfermedad. Son ellos los encargados de llevar a cabo las limpias; se valen de incienso, tabaco, veladoras y oraciones.
Es común que las limpias se realicen frente a un altar, sacudiendo con ramas al paciente, para posteriormente frotarle un huevo en el cuerpo, haciendo especial énfasis en la cabeza.
Posteriormente, rompen el cascarón y vacían la yema entera en un vaso de agua, donde se manifiesta el daño, según el curandero.
Así de esa forma, se cree que la enfermedad del paciente ha sido extraída por medio del huevo. Algunas de las enfermedades más comunes que suelen curar son “el mal de ojo”, “el aire”, “el empacho” y “el espanto”.
Sin embargo, “El Chivora” afirmó que él cura con las manos, al tocar a la gente.
“El Chivora” practica diversos métodos de curación, de los cuales no conocía su nombre, pero con las visitas que ha tenido y congresos a los que ha asistido alrededor del mundo ya sabe cuál es su don.
El curandero se dio cuenta de que lo que realiza es la Oomancia (adivinación a través del huevo), la polarización de energía donde con sólo tocar a la gente logra darle energías positivas, la reflexología que le indica que males aquejan a la persona, así como la alineación y balanceo que ayuda a suprimir los dolores de los padecimientos.
“Primeramente siempre es la oración, ya después pongo mis manos en la cabeza de las personas y veo imágenes como si fuera una pantallita y allí me dicen qué enfermedad tienen, en que parte del cuerpo está y cómo debo ayudar a la persona”, dijo, “después ya utilizo la polarización de energía y lo que ocupe”.
El sanador de la etnia Mayo dijo que a diferencia de los médicos que han estudiado las partes del cuerpo y los métodos de curación, él nació con esos conocimientos y los ha ido descubriendo a través del tiempo con su poco saber de la lectura y su casi nulo escribir.
“He participado en muchos congresos médicos y me preguntan ¿por qué? o ¿cómo? si no sé leer ni escribir que si ¿por qué? sino tengo escuela conozco todo el cuerpo, y yo les digo que yo nací médico y que ellos se hicieron”, expresó.
De acuerdo con “El Chivora”, él ha curado cáncer, embrujos, lesiones por accidentes fuertes, padecimientos sin explicación alguna para la ciencia y enfermedades en fases terminales en bebés y en personas de todas las edades.
García Yocupicio, acompañado de sus herederas, quienes también nacieron con el don de curar, una por medio de polvos y otra por medio del diagnóstico de la cartomancia, asegura que ha sanado a decenas de personas.
Su esposa, quien también desde pequeña mantuvo el don de la adivinación y era regañada por sus abuelos al poner en práctica, o decir, en voz alta lo que veía logró sentirse entendida al encontrar hace más de 25 años a Luis García, formando así un gran equipo de ayuda para quienes tienen y para los que menos tienen.
“En el huevo sale si le dieron a comer algo a alguna persona, que trae o quien le está haciendo el daño o porque se vino abajo su negocio o su familia, yo desde chica veía cosas y nadie me entendía hasta que conocí a Luis”, dijo María Rosalva Vega Andrade, esposa de García Yocupicio.
Nada ha sido imposible para esta familia más que la ley de la vida y sus consecuencias por actos pasados, situación llamada “Karma” y que no ha podido ser eliminada por las manos de “El Chivora”.
“Hace poco en Sinaloa atendí a un muchacho, hice todo lo que pude haber hecho y no se curó, le pregunté muchas veces de su vida y no fue sincero”, narró, “llamé a mi hija que lee las cartas para que encontrará qué era lo que tenía porque yo no pude y mi hija me dijo que este muchacho había robado, matado y había sido malo y que era el karma lo que estaba viviendo, que no se aliviaría hasta que no pagara lo que debía”.
Mientras Dios le preste vida, “El Chivora” continuará ayudando a su gente y cuando se le requiera en el cielo serán sus hijas quienes se quedarán con la bella misión de sanar a la gente por medio de sus dones, aseguró García Yocupicio.
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