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El Imparcial / Policiaca / Sentenciados

Sentenciados: "Pega" Carlos un golpe mortal

Preso del coraje fundado en los golpes y las bromas que Juan le hacía continuamente, Carlos acuchilló a su camarada al calor de las copas, cuando estaban en una fiesta por los 15 años de una amiga.

En el Hospital decían que Juan estaba en una situación difícil de salud, pero que se encontraba estable. La mamá de Carlos llegó al nosocomio luego de dejar a hijo en casa de su abuela, para conocer sobre la salud de Juan.

Al llegar supo que se encontraba estable y se calmó un poco. En el lugar se encontraban presentes elementos de la Policía Judicial quienes le dijeron tendría que pagar los gastos y le preguntaron por el paradero de su hijo, pues debía ser detenido para investigación.

“¿Dónde está su hijo ‘El Charly’?”, cuestionaron los policías a doña Beatriz, pregunta a la que la madre, aún afligida por los hechos, contestó que lo había llevado con su abuela, porque estaba muy alterado y quería que se calmara un poco, pues estaba enfermo del corazón.

“Mañana yo se los llevo, pero amparado, porque no quiero que me lo vayan a golpear, yo estoy aquí para hacerme cargo de los gastos del hospital”, comentó la madre de Carlos a los efectivos policiales.

Pero el destino dio un vuelco de 180 grados. En una fría cama de urgencias del Hospital General de Ciudad Obregón, el cuerpo de Juan no resistió más. Aquel joven que soñaba con conquistar cuadriláteros falleció alrededor de las 5:00 de la mañana.

Sus amigos no se enteraron de su muerte porque los llevaron como testigos a declarar ante el Ministerio Público a esas horas de la madrugada. Aunque algunos estaban ebrios aún, sus declaraciones ante la autoridad coincidieron.

Al salir de ahí, Óscar fue al hospital donde se enteró del hecho y la noticia le cayó como un balde de agua fría. Uno a uno informó a sus amigos que Juan había fallecido. Nadie podía creerlo, pues en su embriaguez vieron la situación como una de tantas, como un pleito más.

Carlos pasó de simple agresor a asesino. La causa de la muerte de Juan fue un choque hipovolémico por lesión completa de arteria y vena iliaca izquierda, producida por arma blanca, con sitio de entrada en el lado izquierdo del abdomen bajo.

Agustín, Marcos y Óscar, amigos de ambos jóvenes fueron los primeros en declarar ante el Ministerio Público antes de que supieran que Juan había fallecido. Los tres muchachos coincidieron en sus dichos frente a la autoridad.

“Sin decir nada Carlos dijo: ‘Ahora sí’, por lo que Juan se levantó y ya cuando estuvo de pie, Carlos sacó un cuchillo de esos de la cocina y se lo encajó a un costado del estómago, y el bato se cayó al suelo”, expresó Marcos.

Óscar concordó con lo dicho por su amigo sobre lo que había ocurrido esa noche:

“Entre todos le quitamos el cuchillo porque estaba bien encab… estaba aferrado en que quería seguir encajándole el cuchillo al Juan, pero se lo quitamos y yo lo aventé para arriba de una casa”, dijo el muchacho a la autoridad.

Para el Ministerio Público acusador no había duda: Todas las evidencias lo condenaban. En defensa de Carlos, su abogado, la familia y algunos amigos más cercanos que esa noche estaban en la fiesta buscaron declarar a su favor e inventaron otro argumento.

Apostaron al hecho de que Carlos tenía problemas mentales provocados por una situación en su niñez y que había cometido el acto criminal contra su amigo bajo una especie de trastorno mental, incluso inventaron situaciones.

Cuando el asesino declaró ante las autoridades dijo que estando en la fiesta él se había dirigido hacia la rockola, que esa noche amenizaba el convivio, para poner algunas canciones y que al pasar enseguida de Juan, éste le propinó un golpe que lo hizo caer.

“Luego otros tres morros saltaron por atrás para pegarme, yo me hice bolita en el suelo porque me estaban golpeando, por lo que comencé a manotear para ver qué encontraba para pegarles y encontré algo parecido a un palo, a una rama de un árbol.

“Entonces hice un movimiento con la mano derecha hacia Juan y fue cuando se lo enterré en el estómago, pero después me dí cuenta que era un cuchillo”, relató ante el Ministerio Publico al rendir su declaración.

La madre de Carlos, una amiga y dos personas que se encontraban en la fiesta aquella noche coincidieron al dar sus declaraciones en lo que el joven había expuesto.

Pero cayeron en contradicciones. En primer término Carlos dijo que tomó del suelo algo con bordes, parecido a una rama, pero por las características del arma, que era un cuchillo, al juez le pareció imposible que pudiera confundirlo.

Si bien Carlos no negó ante el juez que hirió a Juan, quienes declararon a su favor trataron de convencer a la autoridad de que éste lo había hecho en legítima defensa, ya que el occiso lo molestó en repetidas ocasiones durante esa noche.

La cumpleañera también dio su versión a la justicia. Dijo que esa noche una de las principales declarantes a favor de Carlos no había estado en su fiesta, ya que no se hablaban, por lo que era imposible que presenciara los hechos.

Luego de tomar en cuenta distintas declaraciones y desechar otras, el juez de la causa decidió sobre el caso: Trece años de prisión, una multa administrativa superior a los seis mil pesos y más de trece mil pesos como reparación del daño a la familia de Juan, serían su pena.

Pero decidieron que no todo terminaría ahí. La familia y los abogados que defendían al joven apelaron la sentencia.

De entrada alegaron que podría haber más implicados, porque los amigos de Juan lo trasladaron en un auto al hospital, con lo que agravaron su situación, en vez de haber esperado a un médico o a los servicios de auxilio. El juez desechó esta objeción, entre otras.

Carlos tuvo a su favor su edad, que era estudiante, sin vicios y sin malas conductas precedentes, con un modo honesto de vivir y apreciado socialmente.

Pero, en su contra, estuvo el desprecio que mostró por la vida de su "amigo" con lo que violó lazos de amistad y, si bien estaba en estado de ebriedad, fue porque él mismo así lo quiso, además de ejercer ventaja pues no dio oportunidad a Juan de defenderse de su ataque.

Al final, el juez le redujo la condena a Carlos: Por el delito de homicidio simple intencional lo sentenció a 10 años de prisión ordinaria y una multa que casi llegó a los cuatro mil pesos.

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