El embalsamador nogalense Gregorio Galván ha aprendido a convivir con la muerte
Galván Figueroa tiene la tarea de embalsamar los cuerpos que llegan a la funeraria en la que labora desde el año 2002

NOGALES. 2 DE NOVIEMBRE.- El nogalense Gregorio Galván Figueroa, quien se desempeña como técnico embalsamador desde hace más de 24 años, aprendió a convivir con la muerte todos los días, sin embargo, asegura que no cualquier persona puede desempeñar tan delicada profesión, pues se requiere mucho más que profesionalismo y respeto.
Además de lo complicado de su trabajo, el embalsamador confesó que durante los años en los que ha desempeñado su labor, le han ocurrido diferentes situaciones que llevan al límite su mentalidad.
Galván Figueroa tiene la tarea de embalsamar los cuerpos que llegan a la funeraria en la que labora desde el año 2002, que consiste en la preservación de los cuerpos, al detener por un tiempo el proceso de descomposición de las personas fallecidas.
“Presentar a las personas de manera digna para que puedan ser despedidas por su familiares es un trabajo que requiere mucha responsabilidad, sensibilidad y mucho respeto, por lo cual, muy pocas personas son las que califican para realizar este tipo de labor"
“Debo confesar que cuando inicié fue muy difícil para mí adaptarme a este trabajo. Desde que llega el cuerpo yo lo trato con mucho respeto ya que es una labor muy delicada que se debe de hacer”, comentó él embalsamador.
SE REQUIERE UNA MENTALIDAD FUERTE
“Goyito”, como lo conocen sus compañeros de trabajo y amigos, mencionó que se requiere de una mentalidad fuerte para desempeñar el trabajo de embalsamador, ya que suelen suceder cosas que llevan al limite la mentalidad de los trabajadores.
“Son tres cosas que debemos controlar para poder desempeñar esta labor; principalmente el miedo, el asco y el morbo, ya que de lo contrario puede ser que el trabajo resulte imposible de sobrellevar.
“En estos años sí me han pasado cosas que no se pueden explicar al trabajar con los cuerpos, se sienten sensaciones de energías o situaciones que son difíciles de explicar, por lo que creo que hay algo más cuando nos toca despedirnos de este mundo”, expresó.
Galván Figueroa recalcó que se apegan a un estricto protocolo desde que reciben un cuerpo y mencionó que en caso de recibir a una persona fallecida por actos violentos, deben esperar a las diligencias de servicios periciales, con quien colabora a realizar las respectivas necropsias.
Pese a cualquier circunstancia que nos toca afrontar, yo me mentalizo y dejo fuera toda emoción al cruzar la puerta al lugar de preparación de los cuerpos, por lo que se puede decir que aprendí a convivir con la muerte todos los días”, mencionó.
LO POSITIVO ES ENSEÑAR
Aunque la labor de embalsamador requiere diferentes retos mentales y técnicos que afrontar, Galván Figueroa, dijo sentirse agradecido por poder contribuir en la educación de estudiantes universitarios que asisten diariamente a recibir charlas de capacitación de su parte.
“Desde hacer un mes asisten a estas instalaciones diferentes grupos de estudiantes, tanto de medicina como de criminología, a quienes tengo la oportunidad de impartir charlas que los ayudan a comprender lo valioso y delicado de este trabajo.
“Gracias a la apertura de la familia Noriega, que dirige esta funeraria, podemos aportar este conocimiento adquirido a futuros profesionales que tratarán con dignidad y responsabilidad
‘Son tres cosas que debemos controlar para poder desempeñar esta labor; principalmente el miedo, el asco y el morbo” Gregorio Galván Figueroa
los cuerpos de personas fallecidas”, comentó.
Cabe señalar que durante los primeros años como embalsamador, la esposa de “Goyito” no aceptaba la profesión de su esposo, pues es un trabajo al que se le dedica mucho tiempo y demanda de mucha fortaleza emocional.
“Mi esposa no quería que continuara con este trabajo por todo lo que esto implica, sin embargo, ella que es enfermera comprendió que es un trabajo que debe de hacerse y ahora aprendimos a convivir con el”, concluyó.
Con la tranquilidad que le regaló el tiempo, Gregorio “Goyito” Galván, comprendió que convivir con la muerte no significa acostumbrarse a ella, sino que refiere a comprender que hay una vida más allá de la muerte y en dicha transición, su trabajo es brindarle a las personas fallecidas una atención digna y respetuosa.
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