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El Imparcial / Nogales / Día Internacional del Migrante

En Nogales migrantes pasan momentos de sufrimiento y de sueños estancados

Migrantes de varios países, varados actualmente en Nogales, viven historias de drama en su intento por cruzar a EU

NOGALES.- Historias de sufrimiento y el “sueño americano” estancado por la pandemia son situaciones que enfrentan cientos de migrantes extranjeros que se encuentran varados desde hace semanas o meses en la ciudad esperando asilo político en Estados Unidos.

Nadir Fernández Villasana, representante local del Instituto Nacional de Migración (INM), informó que en las últimas fechas se está registrando un promedio de 75 deportaciones diarias de migrantes extranjeros.

“La gran mayoría de personas deportadas por esta frontera son migrantes originarios de Guatemala, le siguen de El Salvador y en tercer lugar Honduras, también de Cuba, Venezuela y otros países, pero menos” comentó.

El contraalmirante en retiro Salvador González Guerrero, titular del INM en Sonora, indicó que ante los peligros del crimen organizado gestionaron con Estados Unidos una deportación más segura para los migrantes.

“Están expulsando a personas por diferentes puertos como Nogales, Agua Prieta y San Luis Río Colorado, nosotros pedimos que evitaran expulsar migrantes por El Sásabe y Sonoyta por el alto nivel de delincuencia organizada.

“Estamos tratando de brindarles seguridad, el cobijo y darles la bienvenida sin importar la nacionalidad, les damos el trámite de refugio de asilo y conforme a la ley de migración también podemos conducirlos a sus diferentes países”, dijo.

Horacio Ocón Herrera, de Choluteca, Honduras, esperan llegar a EU con su familia.

LA PASAN MAL
Aminta Hernández es una mujer de 27 años, que salió de su pueblo Tela, Honduras, junto a sus dos pequeños hijos Bety Sarahí y Jonathan, de 7 y 4 años, en busca de reencontrarse con su pareja.

“Hice 15 días de camino hasta llegar a México con mis dos hijos y en el trayecto sufrimos muchas malas experiencias, luego nos agarró migración y aquí estamos, ya tenemos 22 días en esta frontera.

“Me vine de mi casa porque mi familia no me quiere, hay muchos problemas y quiero cruzar a Estados Unidos para encontrarme con el papá de mis hijos, él está en New York, pero no he podido cruzar y tampoco pedir asilo”, contó.

De la aldea El Arenal, en Guatemala, salió Greisy Marilú, de 36 años, con sus cuatro hijos menores de edad, dos de ellos dejó encargados con familiares y se vino a la frontera con las pequeñas Sorayda y Nallely, de 7 y 8 años.

“Salí buscando un descanso tanto físico como mental porque en mi lugar estaba siendo extorsionada por criminales, cada 15 días tenía que entregarles dinero y luego me dijeron que tenía que entregarles a una de mis hijas para sus rituales.

“Huí tratando de salvar a mis hijos y con deseo de encontrarles una vida mejor, ya tengo un mes en México, pero aquí también fui amenazada por gente mala que me exigieron dinero y no sé qué hacer, tengo mucho temor”, comentó.

Para huir de una situación de violencia y dificultades, Naidy Chanay, de 30 años, decidió buscar el “sueño americano” y junto a su hija Madali, de 5 años, viajó desde Guatemala a México y luego cruzó la frontera.

“Tardamos 15 días viajando hasta llegar a la frontera, luego pudimos cruzar hacia Estados Unidos, pero en el trayecto me agarraron en Tucson, Arizona las autoridades migratorias y me deportaron para esta ciudad.

“Con mis problemas ya insoportables pedí dinero prestado y me vine con mi niña tratando de alcanzar un mejor porvenir para mi hija, pero no puedo, ahora me dijeron que esperara hasta enero o febrero para buscar el asilo político”, mencionó.

María Castro, junto a su esposo José y su hijo Nicolás, de 11 años de edad, emigraron desde la provincia de Cañar, Ecuador tratando de huir de la violencia y para conseguir un futuro mejor para su familia.

“Ya tenemos cuatro meses en Nogales y hemos intentado cruzar en tres ocasiones para Estados Unidos, pero no hemos podido, nuestra ilusión es tener una mejor vida, pero no lo hemos logrado”, comentó.

Buscando también huir de extorsionadores, Horacio Ocón Herrera, de Choluteca, Honduras, junto a su esposa Aída Marisela y sus pequeños hijos Alejandro y Jesús de 6 y 2 años respectivamente, llegaron buscando ser asilados por Estados Unidos.

“Tenemos un mes y 15 días que salimos de nuestra tierra, llegamos aquí a Nogales el 28 de noviembre con la intención de cruzar a Estados Unidos porque en nuestra ciudad estábamos siendo extorsionados por la Mara Salvatrucha.

“Nosotros teníamos un negocio de comida, pero estábamos siendo extorsionados y por eso huimos del país, logramos cruzar a Estados Unidos, pero nos agarraron y nos deportaron y ahora estamos esperando una oportunidad para obtener el asilo político”, relató.

Horacio señaló que la mayor preocupación es poder trabajar en Estados Unidos para que sus hijos obtengan los cuidados médicos que requieren por operaciones quirúrgicas que recientemente tuvieron.

La hondureña Aminta Hernández quiere llegar a Estados Unidos junto con sus dos pequeños.

DESTERRADOS
En esta frontera también hay migrantes mexicanos, quienes cuentan historias de violencia, amenazas y destierro como el caso de la familia Aguilar Arellano, del estado de Guerrero, quienes tienen un año en el albergue San Juan Bosco esperando el asilo político.

Son ocho integrantes de la familia, Aurelio y su esposa Felícitas, con sus hijos David, Alejandro, Ismael y Carmen, además la nuera Ana y su nieto Génesis, este último de 3 años de edad.

“Huimos del pueblo porque estamos amenazados por gente del crimen organizado, mataron a tres hermanos y estábamos todos advertidos, por eso salí con mi familia a buscar asilo político y ya tenemos un año esperando.
“Con nosotros se había venido un cuñado y él decidió regresar hace poco al pueblo y en cuanto llegó lo mataron y lo tiraron en el mismo lugar donde habían dejado a mis tres hermanos asesinados”, narró

LES TIENDEN LA MANO
Para decenas de migrantes varados en la frontera de Nogales la única opción de atención humanitaria es el Albergue para Migrantes San Juan Bosco, donde reciben hospedaje, alimentos, vestimenta y trato digno.

Hilda Esquer de Loureiro, fundadora del lugar junto a su esposo Francisco Loureiro, informó que como todos los años preparará una cena navideña para todos los migrantes que están fuera de sus hogares.

“Tenemos más de 30 años dando resguardo a los migrantes y lo hacemos con mucho gusto y esto nació por mi esposo, quien en fechas de invierno y un día que estaba nevando, observó a una familia a la intemperie sufriendo de frío.

“Los llevó a la casa y día tras día fue socorriendo a más y más personas en situación vulnerable hasta que tuvimos que ampliar lo que ahora es el albergue y con la gracia de Dios aquí estamos todavía”, recordó.
La señora Hilda Esquer de Loureiro lamentó que en esta ocasión su esposo no podrá compartir los alimentos de la cena navideña con los migrantes por encontrarse enfermo de gravedad por el contagio del Covid-19.

“Para mi esposo compartir alimentos en Navidad y Año Nuevo con los migrantes era muy especial y ahora estamos tristes porque no podrá hacerlo por su enfermedad, pero la cena se va a realizar como todos los años”, mencionó.

María Castro viaja desde Ecuador junto a su esposo José y su hijo Nicolás.

PARA SABER
La mayoría de los migrantes extranjeros que hay en Nogales en este momento son de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Según el INM son alrededor de 75 migrantes extranjeros deportados de manera diaria por Nogales.

El Albergue San Juan Bosco da refugio en ocasiones hasta 350 migrantes y en estas últimas fechas son resguardados de 100 a 150 personas por día.

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