"La Rancherita" es el negocio de raspados con mayor tradición en Nogales
Con 69 años de antigüedad el puesto de venta de raspados "La Rancherita" es sin duda una de las más ricas tradiciones en la frontera de Nogales, un establecimiento en el cual tres generaciones de la familia Mejía han trabajado.
El negocio inició en el año de 1949 cuando la señora Ermelinda Mejía viuda de Peregrina (finada) puso una carreta de madera frente a donde se encuentra ahora ubicado el Hospital General de Nogales.
En aquellos años un doctor de apellido Arreola heredó un pequeño espacio de terreno a la señora Ermelinda para que construyera de material su puesto, el cual desde 1949 ha estado vigente.
La fundadora de "La Rancherita" trabajó en la venta de raspados hasta su fallecimiento en el año de 1987 y fue entonces que su hija Clementina Maritza Mejía (finada) heredó el negocio familiar.
La mujer siguió con la tradición nogalense hasta el año de 1997 cuando murió y desde ese entonces a la fecha su hija Maritza Verónica Ibarra Mejía ha estado al frente del negocio que ya tiene 69 años de historia.
"Es un orgullo ser parte de esta tradición ya son tres generaciones de nuestra familia y esperamos que nuestros hijos y luego nietos continúen con este negocio que es uno de los de mayor antigüedad en Nogales.
"Aquí vienen nogalenses que emigraron a diferentes lugares de Estados Unidos y cuando regresan a esta ciudad por diferentes motivos nos visitan ya con sus hijos, sus nietos porque tienen en su mente el recuerdo de niños cuando compraban raspados", dijo.
Son nueve sabores distintos de raspados que desde hace 69 años se preparan con la misma receta secreta que elaboró la fundadora Ermelinda Mejía.
Raspados de piña, fresa, plátano, tamarindo, ciruela, durazno, limón, mango y vainilla son los tradicionales desde 1949 y se han agregado los conocidos diablitos y los preparados de leche con vainilla.
El puesto de "La Rancherita" es de aproximadamente cuatro metros cuadrados, está ubicado en la avenida Obregón y embovedado Tecnológico, en esquina del Hospital General.
Hace algunos años, con la modernización de la ciudad, autoridades municipales intentaron remover el negocio de venta de raspados, pero afortunadamente no lograron quitarlo y hasta ahora es la tradición más sabrosa de Nogales.
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