Fundadora del primer colegio inclusivo en Hermosillo pide apoyo para continuar su labor

HERMOSILLO — Virginia Guadalupe Ramírez Heredia creó hace 50 años el primer colegio inclusivo en la ciudad y, desde entonces, se ha mantenido firme brindando atención educativa a niños neurodivergentes en Hermosillo. Hoy, la directora del colegio Un Mundo Mejor pide apoyo a la sociedad para mantenerse en pie ante la crisis que enfrentan desde inicios del ciclo escolar.“Este ciclo tuvimos un cambio de domicilio y eso provocó que no nos ubicaran de manera rápida, y creo que también nos faltó promoción. Esto, aunado a que la Secretaría de Educación nos ha puesto infracciones por no notificar del cambio de domicilio a tiempo, nos ha dejado en números rojos”, compartió angustiada.

Ramírez Heredia recordó que fue hace cinco décadas cuando decidió dejar sus plazas de trabajo en la SEC para emprender este proyecto que le generaba tanta ilusión.Sabía que tomaba un gran riesgo, pero el sueño de ofrecer educación a niños con discapacidad fue más grande y decidió aventurarse en ese proyecto que cambiaría la vida de muchas familias.

“Puedo decir orgullosa que fui la primera escuela inclusiva en Hermosillo, y fui la primera persona que me decidí a esto, precisamente porque yo tenía mi base en preescolar, y veía que cuando mandaban a niños con discapacidad a primaria los rechazaban, porque decían que no podían hacer nada con ellos. Eso era muy frustrante para los papás”, platicó.

Hermosillo

Fundación Doctor Sonrisas inaugura la Casa Toc Tock

Decidida a cambiar esa realidad, acudió personalmente con el entonces secretario de Educación, Ernesto López Riesgo, a quien le expuso su propuesta. Recibió una respuesta inmediata y positiva.“Recuerdo muy bien que el profesor se puso de pie y me abrazó. Me dijo, ‘Te felicito por tu decisión, cuenta con la incorporación’. Y sí, de inmediato me abrieron las puertas para abrirnos a la inclusión y hacer esto posible”, relató con nostalgia.

El proceso inicial fue difícil, reconoció, pues debió crear un colegio desde cero, adaptar un plan de estudios a niños neurodivergentes y, sobre todo, enfrentar la discriminación de padres que no entendían la importancia de la inclusión.“Cuando abrimos, teníamos alumnos regulares, y poco a poco fueron integrándose niños con discapacidad. Hubo mucha discriminación de parte de los padres. Llegó un momento en que me dijeron: ‘O ellos o nosotros’, y pues me quedo con ellos (niños con discapacidad).“Sabía que eso implicaba perder alumnos, pero jamás hubo duda de que ese era el propósito”, expresó emocionada.

A 50 años de distancia, Virginia asegura que no quiere ver concluir este proyecto que ha sido parte de la vida de decenas de familias que encontraron ahí un espacio de educación, respeto, inclusión y convivencia.“Esta escuela la creamos mi mamá y yo, con solo eso en mente, darle un lugar a nuestros niños. Ella ya no está, pero quedo yo, las maestras, e incluso maestras jubiladas que trabajan sin sueldo porque compartimos este mismo propósito. Esperamos que Dios nos permita seguir cumpliéndolo”, manifestó con esperanza.

Virginia agradeció el apoyo que han recibido por parte de padres de familia, sociedad y autoridades, quienes ya se han comunicado con ella para brindar ayuda.Actualmente, dijo, tienen inscritos 18 alumnos, aunque cuentan con capacidad para atender entre 25 y 30 menores con un programa inclusivo adaptado a sus necesidades y orientado al acompañamiento académico y emocional.

Finalmente, invitó a las familias interesadas a visitarlos en sus instalaciones, ubicadas en Reyes y Cinco, en la colonia Jesús García, o bien a contactarlos a través de su página de Facebook: Un Mundo Mejor.

Te puede interesar: Una escuela secundaria de Brooklyn perdió el 84% de sus alumnos y era considerada una institución educativa peligrosa hasta que el director Benjamin Honoroff cambio su rumbo con una herramienta clave