Perros callejeros: un riesgo que va más allá de la mordida, advierte infectólogo de Hermosillo
Si un perro callejero muerde a una persona puede transmitir enfermedades como la rabia, advierte médico infectólogo.

HERMOSILLO, Sonora.- Las mordeduras de perros callejeros pueden representar un riesgo grave para la salud si no se recibe atención médica inmediata, advirtió el infectólogo Alejandro González Mares, quien señaló que, además de los daños físicos o funcionales, existe la posibilidad de contraer infecciones severas como la rabia o bacterias como Pasteurella multocida, presentes en la saliva de los animales.
Ante la mordedura de un perro o gato callejero, o con signos visibles de mala salud, el especialista enfatizó que la persona debe acudir a un médico o a una institución de salud, pues es crucial realizar un aseo exhaustivo de la herida y que un profesional evalúe la necesidad de aplicar vacunas contra la rabia.
No se le debe dejar a la suerte, siempre que una persona sea atacada por un perro callejero del que no se conocen antecedentes, si no se sabe que el perro era saludable, siempre se aconseja acudir a la atención médica", indicó
El doctor González explicó que uno de los principales riesgos asociados a las mordeduras de perro son las infecciones bacterianas como Pasteurella multocida, que si bien no representa peligro en contacto superficial, una mordedura puede causar infección severa e incluso drenaje de pus, además de la rabia y daños funcionales como lesiones en nervios.
“La propia disfuncionalidad que puede generar una mordida, hay personas o niños que han sido mordidos en el cuello o partes del rostro que puedan seccionar alguno de los nervios faciales, entonces estas personas pueden quedar con una parálisis facial”, comentó.
De acuerdo con datos del Instituto Municipal de Protección y Bienestar Animal, en Hermosillo se registran en promedio hasta 30 mordeduras al mes por parte de perros callejeros a personas en la vía pública, acumulando cerca de 180 casos en lo que va del año.
González Mares señaló que la necesidad de aplicar la vacuna antirrábica depende de varios factores, pues en casos de mordeduras leves, superficiales y en extremidades sin ruptura de piel, el médico puede determinar que existe bajo riesgo y que no es necesaria la vacunación.
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