Audelina recuerda que su primer contacto con el alcohol fue en el bautizo de su hermano, a los 5 años: “Si no fuera por AA, yo no estaría aquí”
Gracias a su determinación y al respaldo de la comunidad de Alcohólicos Anónimos, ha estado sobria por cuatro décadas.

HERMOSILLO, Sonora.- Ella llegó a Alcohólicos Anónimos (AA) hace 40 años, cuando identificó en sí misma un problema con el alcohol. Hoy, agradece la oportunidad de conocer el grupo, pues considera que fue el momento que cambió su vida.
“Llegué a Alcohólicos Anónimos porque la institución tiene un comité que visita otras organizaciones para compartir su mensaje. En ese momento, AA fue a mi lugar de trabajo y nos invitó a conocer el grupo.
Cuando asistí y entendí de qué se trataba, me di cuenta de que mi manera de beber no era normal, que tenía un problema y que el alcohol me hacía tomar malas decisiones”, relató Audelina.
Tenía 25 años cuando llegó por primera vez, pero no era feliz. El alcohol, dijo, era un elemento central en su vida, algo que no podía dejar.
“Simplemente no podía dejar de tomar. Decía ‘hoy no’ y terminaba bebiendo; ‘en esta fiesta no’, y no cumplía”, recordó.
Para ella, lamentablemente, el consumo de alcohol era visto como algo completamente normal desde su infancia.
La sociedad siempre apoya la bebida. A donde vayas hay alcohol, reuniones con amigas, con la familia, hasta te invitan a tomar. Por eso es tan difícil superarlo sin una red adecuada”, agregó.
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DE NIÑA
Su primera borrachera ocurrió a los 5 años, en el bautizo de su hermano, y en ese momento nadie entendió la gravedad de lo ocurrido.
Vi la cerveza, no sé si fue la espuma o qué, pero me la tomé. Al día siguiente me sentía mal, me llevaron al doctor, y el médico le preguntó a mi mamá si había habido fiesta. Ella le dijo que sí, y él respondió, ‘la niña está cruda, señora’. Así de normalizado teníamos el alcohol”, relató.
A lo largo de su proceso en AA, muchas personas intentaron persuadirla de que dejara el grupo, incluso animándola a volver a beber. Sin embargo, gracias a su determinación y al respaldo de la comunidad de Alcohólicos Anónimos, Audelina ha estado sobria por cuatro décadas.
Mi mamá me decía: ‘¿Cómo vas a ir a AA? Ahí solo hay hombres’. Pero curiosamente, si tomabas, nadie decía nada”, comentó.
“Si no fuera por AA, yo no estaría aquí. No me habría casado, no sería mamá; probablemente estaría en un centro de rehabilitación, o muerta. Pero hay algo superior que me tiene aquí”, afirmó con convicción.
Audelina hizo un llamado a quienes tengan dudas sobre su consumo de alcohol, a no temer y acudir a una sesión, pues dejar el alcohol puede cambiar vidas.
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