Ha sido Mónica el gran soporte de su hija y madre en lucha contra el cáncer
Tiene seis años de enfrentar a esta enfermedad como apoyo de sus seres queridos
CIUDAD OBREGÓN. Desde hace seis años, la vida de Mónica Castro Contreras ha estado marcada por el impacto devastador del cáncer y no por padecerlo ella misma, sino porque su hija menor, Julieta, tuvo esta enfermedad y su madre, Martha Elvira, continúa luchando contra el mismo enemigo.
La cajemense, de 30 años de edad, compartió que el diagnóstico de Julieta llegó cuando tenía sólo cinco meses de edad y que la noticia fue como un “balde de agua fría”, ya que como madre nunca se imagina que su bebé enfermará, menos de algo tan delicado.
Recordó que al recibir la noticia sintió que el mundo se detuvo y que todo se le venía encima, ya que no podía creer que su hija tan pequeña tuviera que algo tan grande.
Desde ese momento, su vida junto con la de su hija dio un giro radical que implicó un largo camino de tratamientos y hospitales. Contó que se convirtió en su principal cuidadora, acompañándola en cada consulta y cada sesión de quimioterapia.
Tuvo que sacar fuerzas de hasta “debajo de las piedras”, resaltó, pues el tema emocional es algo muy importante en estos tratamientos y tenía que ser fuerte por su hija.
Fue un giro total; cambiamos de vivir nuestros días normales, salir a trabajar, volver, atender a las niñas, a tener que dejar el trabajo porque afectaba mucho el que yo tuviera que faltar"
“Conseguí uno diferente que me permitiera estar con ellas y cuidarlas. Uno, cuando está en este tratamiento, trata de disfrutar cada día al máximo y vivir un día a la vez”, indicó, recordando las noches en vela y los días de incertidumbre.
Actualmente, manifestó, su pequeña acaba de terminar sus tratamientos y se encuentra en etapa de revisión, pues aún sigue con algunas secuelas que dejó el cáncer en ella, como una disfunción pulmonar y renal.
UNA “PESADILLA”
Señaló que, en medio de la felicidad de saber que su hija iba saliendo de esta “pesadilla”, se enteró de que su madre padece cáncer de mama, lo que resultó ser otro golpe para ella y su familia.
Aunque esta situación ha fortalecido su vínculo familiar, todo ha sido un desafío constante, dijo, que en medio de todo este caos, ha aprendido a valorar cada momento y confiar plenamente en los planes de Dios.
“Hay mucho miedo, mucha incertidumbre, pero me puse en acción; dije: ‘Bueno, tiene esto, pero vamos a ver cómo vamos a solucionarlo, siempre de la mano de Dios, pidiéndole que me guiara por dónde era el camino, porque sí, nos cerraron muchas puertas durante el proceso, pero se abrieron muchas más”, expresó.
Pasó momentos muy malos al pensar en perder a su hija o su madre, manifestó que ha encontrado en su experiencia la motivación para ayudar a otros.
Con el tiempo, Mónica, Julieta y Martha han aprendido que el amor y la unidad son su mejor arma contra el cáncer y que a pesar de las adversidades, la esperanza puede prevalecer.
“Estamos juntas en esta lucha, y eso nos hace más fuertes”, concluyó.
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