Francisca cuida a su mamá de 84 y a su abuelita de 114 años en Hermosillo

Necesitan del apoyo de los hermosillenses, principalmente con pañales.

06 de septiembre 2024

HERMOSILLO, Sonora.- Agradecida por la bendición de tener a su lado a su mamá, quien afirma tiene 114 años de edad, así se siente María Lidia Olivas Figueroa.

María Lidia nació en 1940 en Canutillo, Sinaloa, ciudad natal de su mamá Ramona Figueroa Gutiérrez.

Me siento feliz porque tengo a mis hijas grandes y a mi madre, ella es la mamá de nosotros (su hija), la mamá de mi mamá murió de 105 años de edad también, yo la cuidé”, manifestó.

Aunque no hay un acta que avale la edad de doña Ramona Figueroa deducen que tiene más de 100 años porque uno de sus hijos, cuando era un adulto fue quien la registró, y le pusieron que nació en 1930, pero aseguran que llegó a este mundo antes de 1920.

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Además, expuso su hija, pertenecen a una familia tradicionalmente longeva. La señora Ramona es menudita, su cabello totalmente blanco y en su rostro están las marcas de los 114 años en los que ha vivido de todo, alegrías y tristezas.

Prácticamente no habla, aunque lo intenta y trata de estar atenta a las conversaciones que hay a su alrededor.

Francisca López Olivas, es nieta de la señora Ramona, y en estos últimos años se ha encargado de que ellas tengan una buena calidad de vida.

Mi mamá está pidiendo apoyo para mi abuela, con pañales con lo que gusten apoyar, las dos necesitan, cada bolsa en 275 pesos, cada bolsa trae diez piezas y a ella la cambio tres veces al día y mi mami usa dos diarios”, explicó.

Ramona Figueroa Gutiérrez tiene 114 años de edad. FOTOS: TEODORO BORBÓN

DESDE TEMPRANO

Un día para Francisca López consiste en levantarse temprano, preparar la papilla para Ramona quien tiene un sistema digestivo frágil por cuestión de sus años y le da comida a su mamá, luego las cambia además de realizar la limpieza del hogar.

Me siento muy bien, muy bien, es muy cansado, pero es una gran bendición”, afirmó con orgullo.

Francisca comentó que sus hijos la apoyan al igual que sus tíos, pero todos cuentan con sus familias y la situación económica se les ha dificultado.

Cuando doña Ramona necesita irse a descansar a su cama a descansar es ella quien la levanta con sus brazos y la acomoda. “Necesito una faja, cuando las cargo pues”, explica con angustia.

María Lidia Olivas asegura que sufre de la tristeza que da la acumulación de años, pero sonríe más que cualquier quinceañera, bromea y recuerda con mucha alegría la época en que trabajaba en el campo y cuando vivía con su familia en el rancho.

Puro natural allá todo, esperábamos que sembraran con las aguas, íbamos y sembrábamos elotes, calabacitas, sandías, de todo sembraban, íbamos con los sacos de elotes en la cabeza para hacer tamales, engordaban muchos cochis”, recuerda.

De joven, indicó, se trasladó a Hermosillo para buscar una mejor vida, trabajó en los campos agrícolas de La Victoria, en Librolandia y también lavando y planchando.