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El Imparcial / Hermosillo / Fiestas del Pitic

“Gracias al canto, he vivido un sueño”: Jesús León

El tenor sonorense recibirá mañana la Medalla Emiliana de Zubeldía en el marco de las Fiestas del Pitic 2024.

HERMOSILLO, Sonora.- “Yo nunca imaginé que mi canto me llevara a conocer el mundo, nunca. Yo lo que quería era cantar... bien”, dice entre risas Jesús León, el tenor que recibirá mañana, en el marco de las Fiestas del Pitic, la Medalla Emiliana de Zubeldía.

Pese a que hace más de una década que el tenor vive fuera de México -sus presentaciones lo han llevado a viajar por toda Europa-, revela que para él, cantar en Sonora y específicamente en Hermosillo, es algo muy especial.

“¡Estoy bien contento! (Hermosillo) es una de mis ciudades favoritas, ¿por qué? Porque nací aquí, aquí crecí… cantar para mis amigos y familia y toda mi gente es hermoso”, manifiesta.

Venir aquí a mi tierra lo hace extra especial. Por reencontrarme con todos estos amigos músicos, familiares, y cantar también con todos los amigos de la Orquesta Filarmónica de Sonora, pues es un gran placer. Es como estar haciendo música en tu casa”.

La pasión por la música surgió en Jesús desde la infancia, cuando crecía en la colonia Balderrama y se plantaba frente a su casa, guitarra en mano, a cantarle a la calle y a los transeúntes.

“Desde niño yo quise ser músico. Yo tomé la decisión desde niño. Yo sabía que tenía que ser con la música; cantar ópera fue ya cuando conocí al maestro (Jesús) Li, pero yo quería cantar bien. Era mi objetivo, mi reto”, sentencia.

Pese a vivir desde hace muchos años en Europa, Jesús León siente un gozo especial al cantar en su propia tierra. FOTO: ELEAZAR ESCOBAR

MÁS QUE UN MAESTRO, UN PADRE

Encaminado ya a la música, Jesús atraviesa un doloroso trance: Perder a su padre. Sin embargo, contaba con una figura que lo respaldaría y le daría la motivación que en aquel momento necesitaba tanto: El tenor cubano Jesús Li.

“Cuando el maestro a mí me escucha y me dice: ‘Puedes llegar a ser un tenor, un buen tenor, si te disciplinas’. Entonces si él me decía: ‘Tienes que vocalizar una o dos veces, ¡yo vocalizaba cinco veces!”, recuerda. “Era muy apasionado”.

Cuando su maestro pierde la vida en un accidente doméstico, León, aunque sumido en un gran dolor, decide honrar su memoria forjándose un camino dentro de la música, tal como él se lo vaticinó.

Yo nunca me consideré un estudiante, sino un discípulo del maestro. Yo me la pasaba casi todo el día escuchando a otros cantantes, viendo y escuchando qué les decía sobre la técnica… y trataba de aprender de todos. El maestro a mí me decía: ¿Sabes qué? Te vas a ir, vas a cantar en el mundo y luego vas a venir y vamos a revisar tu técnica’”, recuerda.

OPORTUNIDAD DE ORO

“Yo lo miraba muy lejos (…) era realmente un sueño. Pero cuando muere… eso me forza a dejar Hermosillo, porque aquí yo me sentía con ese dolor de no verlo y bueno, y busqué otros horizontes”, rememora.

Sus primeros pasos los dio hacia Estados Unidos, donde consiguió becas en Los Ángeles y Boston, pero hay un momento que él considera crucial: Su encuentro con el reconocido tenor internacional Plácido Domingo.

“Me invita para ser parte y miembro de los jóvenes artistas de la primera generación de Los Ángeles Ópera. Yo audiciono para él en un cumpleaños mío y ese mismo día me dice: ‘Te vamos a invitar para que participes todo el año’. ¡Y era un contrato! Era un trabajo ya profesional. A partir de ahí, las cosas empiezan a dar otro color”, cuenta.

El Imparcial: imagen de artículo


LA ALEGRÍA DE CANTAR

Jesús León ha cantando en los más grandes escenarios del Viejo Continente, entre ellos el legendario recinto londinense Royal Albert Hall, donde se ha presentado 36 veces, o el Great Hall en Moscú, Rusia. Ha trabajado con grandes orquestas, como la Royal Philharmonic Orchestra y en 2015 lanzó su álbum debut titulado “Bel Canto” junto a la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra.

He cantado para princesas, para presidentes... nunca imaginé todo eso y gracias al canto, a mi canto, he vivido esa aventura, ese sueño”.

Con toda su experiencia vocal y técnica, hay algo que el tenor rescata como muy especial de su voz y sobre todo, de su interpretación de los diversos roles que ha encarnado y que considera se lo debe a su sangre sonorense.

“Yo creo que la diferencia es la interpretación, el deseo de hacer las cosas lo mejor. Y nosotros los sonorenses tenemos ese ‘plus’, nos gusta cantar. A veces veo aquí manejando ¡gente cantando, gritando, con su estéreo! Es hermoso ver eso… son cosas que uno no ve en otro país. Tenemos ese ‘plus’, ese deseo, esa alegría de cantar”, manifiesta.

Jesús ha conseguido un sueño que muchos desean, pero que no muchos alcanzan: Vivir de su pasión. Y aunque reconoce que la suerte le ha jugado a favor, lo cierto es que esa suerte siempre le ha encontrado preparado.

Me siento afortunado de hacer lo que me gustó desde niño y trabajar, (aunque) nunca he sentido que he trabajado”, asegura, “he hecho mi pasión. Sigo aprendiendo, sigo cantando, y espero que lo haga por algunos años más”.

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