Hermosillenses se las ingenian para sobrevivir a las altas temperaturas sin deshidratarse en el intento
“Estamos en el mismo infierno”, expresó Cruz María Rendón, habitante de la invasión Guayacán.
Los hermosillenses se las ingeniaron para sobrevivir en un día en el que se rompió récord al registrarse una temperatura máxima, a la sombra, de 50°C.
Con hidratación constante, abanicándose y, quienes pudieron, quedándose en casa fue como pasaron este domingo que para algunos fue “el mismísimo infierno”.
Como el caso de la señora Cruz María Rendón Aguilar, cuya familia está sin agua, sin energía eléctrica y además con problemas de salud.
Estamos en el mismo infierno, es mucho el calor que sentimos, no las pasamos echándonos agua en la cara, en la cabeza, refrescándonos como podamos”, mencionó Cruz María, de 63 años.
“Toda la semana ha estado muy duro el calor, hay veces que ni corre el viento”, dijo desesperada.
Vive en la Invasión Guayacán, y las pipas de agua no llegan hasta su casa. Ayer ya sólo contaba con menos de 20 litros para ella, su esposo y su hija. Poco después de la transmisión en vivo a través de elimparcial.com el Ayuntamiento le llevó agua.
Por si fuera poco, Graciela Corrales, hija de Cruz, sufre de fuertes dolores en los riñones que le impiden caminar y le causan cuadros graves de temperatura, pero le da miedo ir a buscar atención médica.
Yo creo que tengo cáncer, mi hija falleció de cáncer y tengo los mismos síntomas, pero me da miedo ir al doctor.
La familia no cuenta con un medio de transporte, y trabajan recolectando basura para reciclar.
A quien desee apoyarlos pueden comunicarse al teléfono 66-22-76-95-99, o bien acudir a su vivienda, ubicada en Calle Guayacán Final, sobre la misma calle que el Comedor Sarita.
TRABAJAR CON FUEGO
Mantenerse hidratado es el secreto de los trabajadores del Mercado número 2 para aguantar el calor que ronda los 55°C frente al asador.
Con pura agua y suero no hay otra más que aguantar ‘la calor’, a ratitos me meto a donde está el aire, pero esta ola de calor sí está fuerte”, dijo Jonathan Moreno, quien trabaja en los asadores de carne asada del mercado.
Lleva dos años en este empleo y antes se dedicaba a la construcción, por lo que trabajar en el calor ha sido parte de su vida diaria.
Alrededor de las 14:00 a 15:00 horas es cuando siente el calor más fuerte, pues además de la temperatura que se acerca a los 50°C, sumado al calor de las brasas esta llega a alcanzar casi los 60°C.
En un ejercicio con un termómetro se registró una temperatura de 44°C a un costado de los asadores, pero al colocarlo frente al asador en pocos segundos alcanzó los 54°C.
PEOR CUANDO LLUEVE
Para Raúl Sanez Pérez, quien lleva doce años en este empleo, aunque las temperaturas han alcanzado casi los 50°C, lo más fuerte es cuando llegan las primeras lluvias.
Cuando caiga la primer lluvia se va a sentir el sofoco, se siente el aire muy denso y como que no se puede respirar, pero hay que adaptarnos. Sí se ha sentido fuerte, pero como no ha llovido, para mí está soportable, pero nomás llueve y se siente la humedad”, explicó.
Para calmar un poco el calor y evitar una deshidratación, Raúl toma agua y suero de manera constante, además aprovecha los ratos de menor movimiento de clientes para colocarse un rato en “lo fresco”.
“Ahí hidratándonos bien vamos a salir adelante, estamos de 10:00 a 17:00 horas todos los días, pero entre las 13:00 y 15:00 es donde se siente más feo. Nos metemos dentro donde está el cooler, pero sábado y domingo no nos podemos despegar porque hay mucho trabajo”, dijo.
A pesar del fuerte calor, para Jonathan Moreno es más satisfactorio hacer su trabajo y que los clientes lleven a casa la carne lista para comer.
La satisfacción de los clientes paga más”, aseguró, “ver la cara contenta de quienes se llevan su carne para comer en su casa, es suficiente”.
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