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El Imparcial / Hermosillo / Día del Padre

Un amor de padre incondicional: La dedicación de Gonzalo por su hijo con parálisis cerebral

A pesar de las adversidades, Gonzalo Polanco López dedica su vida a su hijo Julio, de 33 años de edad, quien sufre de parálisis cerebral.

HERMOSILLO, Sonora.- El amor de padre lo puede todo, asegura Gonzalo Polanco López, quien hace todo lo que está en sus manos para lograr que su hijo con parálisis cerebral tenga una vida plena y feliz.

El día que se me muera mi hijo, yo voy a ir a dormir a la tumba, porque tantos años con él, no podría soportarlo”, expresa, don Gonzalo, a quien sus conocidos lo llaman de cariño “Chalito”, vecino de la colonia Tierra Nueva. 

El hombre, de 58 años de edad, es papá de Julio Polanco López, de 33 años, quien depende de su padre en un 100%.

El papá, originario de Metapa Domínguez, localidad de Tapachula, Chiapas, nunca conoció a su madre porque ella murió en el parto y el único recuerdo de ella es que se llamaba María.

Cuenta que él fue educado por su padre, pero falleció a los 89 años, en un trágico accidente de caballo y quedó huérfano a los 12 años de edad, sin embargo, lo lleva en su memoria, pues lo acompañaba a trabajar en el campo.

Él me dejó de 12 años de edad y nunca anduve en pasos malos”, agrega, ya que a esa edad fue bolero en Tapachula, en Metapa, Ciudad Hidalgo, entre otras ciudades, por el hecho de que no tuvo la oportunidad de estudiar

SE HACE CARGO

Durante siete años, ya en Hermosillo, don Gonzalo tuvo que enfrentar las adversidades junto a su hijo discapacitado, porque su esposa le dejó a cargo a Julio, quien ha estado postrado en una silla de ruedas por su discapacidad y requiere de mucha atención.

En la ciudad trabajó por cuatro años como velador y guardia de seguridad en un Cecytes en la colonia Puerta del Rey, cerca de su domicilio, y como su turno era de noche se llevaba a su hijo para poder cuidarlo.

A Julio lo llevaba a mi trabajo, a donde quiera que yo trabajaba, me lo llevaba, todos le pueden dar información de eso. A Julio yo lo acostaba mientras yo estaba de guardia, y después lo sentaba en la silla de ruedas, todos los estudiantes me veían, por eso la gente me quería y quería a Julio. 

Los padres de los niños me regalaban dinero, ahí, ya hace años de eso. Estaba solo, se fue siete años (su esposa), todo ese tiempo duré sin ella y hace seis meses llegó otra vez. Ella se fue al Centro de aquí de la ciudad, a trabajar. Nos dejamos”, dice. 

Todo iba bien, recuerda, pero una madrugada, ladrones entraron al plantel y lo golpearon con una piedra en la cabeza, quedando inconsciente por dos días y se vio obligado a renunciar a su trabajo.

A partir de ahí, Gonzalo empezó como vendedor de dulces por fuera de un Super del Norte en la colonia Pueblitos, a casi 2 kilómetros de su casa, por lo que a diario empujaba la silla de ruedas para llevarse a su hijo, en ocasiones, en medio de las inclemencias del tiempo.

Actualmente, el hombre sufre de una hernia, debido a las cargadas pesadas.

El Imparcial: imagen de artículo

SUS SUEÑOS

Solo estar a lado de su hijo, a quien quiere más que a su propia vida y un pastel, contesta a la pregunta de cómo le gustaría celebrar hoy el Día del Padre, aunque no sabe si tendría la forma de comprarlo.

Aunque para él otro sueño es tener una lavadora porque por su padecimiento es complicado usar el lavadero; además de que él y su hijo usan pañales para adulto de talla mediana, pues ambos sufren incontinencia.

Si alguien desea apoyar al padre de familia, puede acudir a su domicilio en las calles C. Cuevas y Túneles, 32-A, colonia Tierra Nueva, o bien marcar al teléfono 66-22-05-11-96.

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