Mujeres rompiendo barreras: Francisca estudia con su hijo para verlo graduarse ¡con honores!
Aunque el viento parecía no estar a su favor Francisca Salazar López puso alma, corazón y vida para que su hijo Armando Ramos Salazar lograra cumplir su sueño como Licenciado en Cultura Física y Deporte.
HERMOSILLO, Sonora.- El inmenso amor que Francisca Salazar López tiene por su hijo Armando la alentó a jamás darse por vencida y apoyarlo en cumplir sus sueños de convertirse en un profesional en Cultura Física y Deporte, quien tiene una discapacidad derivada de un tumor cerebral.
l Armando Ramos Salazar y su mamá
Francisca Salazar López acudieron juntos
a la universidad durante cuatro años.
La mujer, de 49 años de edad, es mamá de Armando Ramos Salazar, de 30 años, quien tiene una discapacidad motriz, desde hace más de 10 años, a causa de dos derrames cerebrales, producto de un angioma cavernoso que se le desarrolló en el tallo del cerebro.
Armando es el mayor de tres hijos que tengo, tengo dos hijas más, ya están grandes, pero son menores que él. Cuando yo me embaracé de Armando me dio muchísimo gusto porque fue un hijo muy deseado y quería que fuera hombre, el primero, y aquí está este hombrote”, expresó.
Panchita, como le dicen las personas de cariño, recordó aquella tarde cuando su hijo había salido a correr, ya que desde niño siempre le gustaron los deportes y repentinamente sufrió un derrame cerebral.
“A la edad de 17 años le dio un derrame cerebral. Se fue a correr, andaba corriendo cuando le pasó eso y a partir de ahí quedó afectado del lado izquierdo. La enfermedad de él es un angioma cavernoso en el tallo del cerebro.
“Fue operado en Phoenix, porque aquí no había los medios ni el médico para entrar a esa área del cerebro; lo operaron en el 2010 y en el 2012, él me comentó por primera vez que quería entrar a la universidad”, recordó.
Durante ocho años, Panchita acompañó a su hijo Armando al Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE), donde recibió terapias para poder recuperar su movilidad, ya que la había perdido casi por completo.
“En ese momento que me dijo nos vinimos mi hija y yo a hablar con la coordinadora, le planteamos la situación de él y me dice: ‘Que haga el examen y dependiendo, pues ya veremos’”, comentó.
Durante un mes, Panchita y su hijo estudiaron día y noche para que pudiera presentar su examen de admisión de la licenciatura de Cultura Física y Deporte de la Universidad de Sonora, donde finalmente fue aceptado después de su excelente desempeño académico.
La verdad, yo no me había preparado para venir con él porque dije: ‘Tiene ocho años sin estudiar, pues a lo mejor y no queda’, pero, ¿cuál fue mi sorpresa? Que sí quedó en la licenciatura. Pues andábamos bien contentos a las 12:00 de la noche viendo los resultados, ya vimos que quedó y pues bien emocionados”, externó.
INICIA LA AVENTURA
Emocionados porque al fin Armando podía cumplir su sueño más anhelado, pero Francisca y su hijo estaban preocupados por no saber cómo le harían en las clases, ya que el joven no podía escribir por su condición, mucho menos practicar un deporte, pero lograron vencer el miedo y se arriesgaron.
A partir de ahí ya empezó esta aventura, le digo yo, la disfruté muchísimo”, expresó, “era de levantarnos a las 04:30 de la mañana para prepararlo a él, alistarlo, todo eso y estar aquí a las 07:00 de la mañana, que era la primera clase, de 07:00 a 02:00 de la tarde”.
EN TODAS LAS CLASES
Panchita prácticamente se convirtió en la sombra de su hijo, pues estuvo a su lado en todas las clases, escucharon las mismas ponencias y realizaron el mismo examen, ya que Armando no puede escribir por sí solo y su madre lo hacía por él.
Yo estudié hasta la secundaria, pero prácticamente terminamos juntos. Pues es que estuve en todas las clases, la licenciatura también la hice yo, aprendí muchas cosas. Todo, porque haga de cuenta que a Armando en exámenes, trabajos, todo le ayudaba en la computadora, a escribir, todo eso hacía yo aquí”, comentó.
La aventura de Panchita y su hijo Armando duró cuatro años, y de acuerdo a las propias palabras de la orgullosa mamá, lo disfrutó como nunca, ya que ayudaba a su hijo a superarse a pesar de la adversidad y a no darse por vencido ante las pruebas de la vida.
Francisca Salazar López y Armando Ramos Salazar se levantaban a las 04:30 todos los días para estar puntuales en su primera clase de la Licenciatura de Cultura Física y Deporte.
Y LLEGÓ EL DÍA
Uno de los días más felices para Armando y su mamá Francisca, fue el día de su ceremonia de graduación, el pasado 27 de octubre, que se realizó en el estadio Miguel Castro Servín, de la Unison.
El joven profesionista fue reconocido por sus maestros y autoridades universitarias, no sólo por el gran esfuerzo que realizó y por haber sido el primer estudiante con discapacidad motriz que se graduaba de la licenciatura en Cultura Física y Deporte, sino que, además, lo hizo con honores.
Armando Ramos Salazar fue el alumno que mejor promedio obtuvo de la generación 2018-2022, en la División de Ciencias Biológicas y de la Salud.
“Fue una ceremonia muy bonita”, expresó, “todo lo que se habló de él, ahí, es lo que él se merecía, que lo reconocieran así y pues que me dieran a mí también reconocimiento, pues me alegró mucho”.
“Fue algo muy bonito, muy contenta, muy agradecida con la universidad”, añadió, “la verdad, no lo esperaba”.
Me siento muy orgullosa y agradecida con ‘el de arriba’ por todas las bendiciones que nos ha dado, por poner a gente buena, bondadosa, en nuestro camino”, concluyó.
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