La oceanóloga Silvia Gómez Jiménez comparte su exploración del mundo azul
Ya estaba en el momento del ascenso, ya se había despedido de ese mundo azul que ella describe como irrespirable; donde la luz se pierde, mas no oculta el espectáculo de colores y texturas. Ya era tiempo de partir, pero algo
la llamó de vuelta a las profundidades.
Los ojos amarillos de una mantarraya la miraban con expectación. Aún tenía aire en el tanque, pidió permiso para descender nuevamente. Bajó con tanta serenidad como
le era posible, no quería que el animal se asustara con el movimiento.
“Pero la manta me esperó. Me posicioné prácticamente junto a ella y el resultado es una foto que está en el libro, es de dos páginas”
, dice Silva Gómez Jiménez, mientras muestra la imagen que capturó en ese momento. En esta, los enormes ojos de la manta parecen devolver la mirada de quien la ve.
Es apenas una de las mejores 186 imágenes submarinas que ha tomado en casi tres décadas de combinar el buceo con la fotografía; de estas es que se compone el libro
“México profundo. El Mar de Cortés”
, que su autora presentará próximamente.
La edición de la obra no ha sido nada sencilla, si se
tiene en cuenta que las 186 fotografías fueron escogidas de un universo de miles de imágenes capturadas en el Golfo de California.
En diferentes profundidades y mostrando diversas especies, cada foto ha implicado un reto para Gómez Jiménez, aunque todas tienen en común la técnica y la emoción detrás de ellas.
Cuando ella se refiere al momento en que presiona el botón de la cámara, explica con emoción todo el proceso: “Es detener la respiración y acercarse serenamente, armarse de paciencia y respirar casi nada para que el animal salga poco a poco”.
Hace diez años inicia el sueño
Silvia Gómez es oceanóloga de profesión e investigadora titular del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD). Aprendió a nadar cuando estaba en la universidad y tiempo después empezó a bucear.
Cuenta que el interés por la fotografía llegó casi de la mano con el buceo; no hubo mayor motivación que su misma necesidad de documentar y compartir lo que sus ojos veían.
“Ahora me cuesta mucho trabajo bucear sin mi cámara, siento que estoy incompleta”
, asegura.
Unos amigos suyos que admiraron sus primeras fotografías quedaron impactados por los colores y la belleza de las especies del fondo marino, ahí fue cuando se dio cuenta de que las imágenes que tomaba podían servir para mostrar la biodiversidad del Mar de Cortés.
Ella misma ha aprendido mucho más a través del buceo y la fotografía, señala, pues aunque ha estudiado por años las especies, verlas en su hábitat, a pocos centímetros de distancia, le da otra perspectiva de ese ecosistema.
“Puedo reconocerlas, pero aun así no deja de deslumbrar y de impactar toda esa gama de animales que existe en la gama del mar”
, asevera.
Para mejorar en sus registros, comenzó a adquirir cada vez más equipo fotográfico y a tomar cursos especializados. Ello le ha permitido hacer capturas de mayor calidad, pero también fue el inicio del gran banco de imágenes que ahora posee.
El sueño de poder editar un libro dedicado al Mar de Cortés con sus propias fotografías lo concibió hace alrededor de 10 años, desde entonces se ha apoyado en curadores y editores externos para hacer la mejor selección posible, aunque quedaran fuera muchas de sus fotos favoritas.
“Definitivamente es difícil, porque yo me enamoro de muchas de ellas”, añade la oceanógrafa.
AM Editores fue la editorial que se interesó en la obra de Gómez Jiménez y, posteriormente, se hizo posible la publicación de los primeros cinco mil ejemplares, que ya están disponibles en librerías como Gandhi, Porrúa y Sanborns.
Conciencia sobre el ecosistema
“México profundo. El Mar de Cortés” también es una oportunidad para hacer conciencia sobre la importancia de cuidar este ecosistema. Si bien no se trata de una publicación científica, contiene un índice fotográfico que identifica a todas las especies que aparecen en el libro.
“Esta identificación se hizo con apoyo de ictiólogos, personas que son especialistas en cada una de las taxonomías”, explica Silvia Gómez. “Ahí tenemos el aporte a la ciencia, pero sobre todo es un libro que es rico visualmente, son muchas imágenes”.
Según ha podido apreciar ella misma, la biodiversidad del Golfo de California no está ajena a los efectos de la contaminación en todo el mundo y, específicamente en esa región, la misma fotografía ha servido como testimonial de lo que había antes y ahora ya no, o viceversa.
“Hay lugares donde buceaba hace cinco años, y buceo ahora y me he encontrado más plástico flotando, cosa que antes no veía. Desafortunadamente creo que sí está habiendo un daño a nuestro ecosistema, pero precisamente ese es el motivo de este tipo de trabajos, poder sensibilizar a través de esta belleza y que todos aportemos”
, agrega.
Como parte de esta intención de preservar el ecosistema, y para compartir también algo de lo que está en el libro, a partir de mañana se harán proyecciones en video (video mapping) en distintos lugares de Hermosillo, junto con información sencilla sobre la importancia del cuidado de estas especies.
Así, destaca la investigadora, cualquiera podrá apreciar con mayor cercanía las maravillas del Mar de Cortés:
“Si pasan por el exterior del Musas, por el Vildósola, quizá de repente vean a un caballito de mar o un pez con un mensaje de conservación”
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