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El Imparcial / Hermosillo / Servicio Social

Antes vagaba por las calles, ahora Michelle poco se puede mover

Son más de 20 años los que Michelle estuvo a la deriva, vagando por las calles de la colonia Los Naranjos, sin una familia que la abrigara.

Michelle se la pasa sentada por la calle Jaffa, esquina con bulevar Luis Encinas, y desde hace dos meses ya no se ha levantado y hace sus necesidades en ese lugar.

Uno de los mayores apoyos de la mujer, que tiene entre 40 y 45 años, es Francisco Olivares, empleado de una de las centrales camioneras, quien todos los días barre y lava el lugar donde está sentada.

"Tengo catorce años trabajando aquí y desde entonces la conozco, siempre andaba de un lado a otro, pero ahora ya tiene tiempo que no se mueve; yo vengo todos los días a limpiarle porque ella hace sus necesidades ahí donde está sentada.

"Michelle necesita mucho apoyo por parte de personas expertas porque a veces grita mucho, no cualquiera puede venir y llevársela; nosotros que estamos aquí a diario y la vemos queremos que esté bien, que la apoyen", comentó.

En la zona en que ha deambulado Michelle hay una escuela primaria, donde los niños se han dado cuenta de cómo vive "la señora de la calle", como la conocen; dijeron que grita por sus hijos y que su esposo ya no le pegue.

Pablo Antonio Hernández, taxista, contó que la señora tiene una pierna morada y que requiere urgente atención médica, pero que no sólo la ayuden un día, sino que sea internada para que no esté a la deriva.

"Ella antes se levantaba, cuando le pegaba el Sol se cambiaba de lugar, pero siempre en este pedacito nomás; no sabemos quién es Michelle, pero ella dice que era maestra.

"Nosotros nos damos cuenta de lo que está sufriendo porque toda la noche y en la madrugada llora y grita que le duele la pierna; mucha gente viene a darle alimento pero realmente necesita atención médica", manifestó.

A pesar de que Michelle a veces no habla con nadie, en ocasiones entabla conversaciones con los comerciantes, y les ha manifestado que tiene familia, pero no sabe dónde, y que tiene hijos, pero que no los ve.

Los comerciantes esperan que autoridades o alguna asociación pueda hacer algo por ella, más por las condiciones precarias en las que vive y por su salud.

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