¡Viva México!

Cada 15 de septiembre, cuando las estrellas parecen alinearse con el espíritu patriota, la casa de la familia Castillo Benavides se transforma en un santuario de historia y algarabía.

Ubicada estratégicamente cerca del Palacio de Gobierno, esta sede ha sido testigo durante 33 años de una celebración que va más allá de los fuegos artificiales y las banderas ondeando al viento, y esta no fue la excepción.

Tras la llegada de los invitados, entre ellos médicos del Hospital San José, familiares y amigos, la velada comenzó, como siempre, con un solemne homenaje a los héroes olvidados, aquellos que, sin reconocimiento público, lucharon por la libertad.

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Joya natural

En los últimos tiempos, figuras como la “Güera” Rodríguez y Leona Vicario han sido las homenajeadas como mujeres destacadas en la historia de independencia.

En esta ocasión, Josefa Ortiz de Domínguez fue recordada con un ¡Viva! que resonó en cada rincón de la casa. Este acto de memoria colectiva fortalece el lazo entre los asistentes, quienes comparten risas, anécdotas y, por supuesto, una mesa repleta de delicias mexicanas.

Tradición e identidad

El pozole, los antojitos y los detalles artesanales decoraron el espacio, creando un ambiente acogedor y festivo. La música mexicana llenó el aire, invitando a todos a unirse en un baile improvisado que trascendió generaciones. El Himno Nacional, entonado con fervor, engalanó la noche, dejando en el aire una sensación de unidad y orgullo.

A propósito de este ya tradicional evento, el doctor Jaime Castillo, junto a su esposa Telén, expresó con emoción que este tipo de celebraciones nos unen y refuerzan nuestra identidad.

Y es que, en este rincón de Hermosillo, la independencia no nada más se celebra, se vive. Es un recordatorio de que la historia, la familia y la tradición son los pilares que sostienen la esencia de México.