De Sonora a Tokio

Desde el corazón del desierto sonorense hasta la embajada mexicana en Tokio, el arte de Romina Becker cruzó fronteras para formar parte de la exposición colectiva “Ventanas de México”, celebrada el pasado 12 de junio en la Embajada de México en Japón.

Con una perspectiva que mezcla color, nostalgia y experimentación, la obra de Romina fue una de las 23 propuestas artísticas seleccionadas para representar la riqueza cultural del país en esta muestra internacional organizada por Fomento Cultural México.

Aunque no asistió, Romina estuvo presente a través de su obra y de una representación muy especial: su amiga japonesa Azusa, a la que considera como una hermana, y a quien conoció durante una estancia en Canadá.

DEV - EstilosGH

Una cena llena de encanto

“Fue muy bonito reconectar con ella a través de la exposición, porque aunque la distancia nos ha separado, el arte nos volvió a unir”, compartió la artista.

La exposición reunió a cerca de 200 personas y ofreció no solo pintura y gráfica, sino también música de mariachi, danza tradicional, degustaciones de mezcal, tequila y una muestra de joyería del artista Ulf Hebre.

“No importa el lugar del mundo en el que esté residiendo o exponiendo, yo salí de Sonora hace muchísimos años, pero nunca he dejado de regresar”, afirmó con emoción.

Originaria de Ciudad Obregón, pero con años formativos en Hermosillo, Romina trasluce su identidad sonorense en su obra.

“Presumo los atardeceres, la comida, la cultura. Me llena de orgullo mi tierra, su gente, sus paisajes. Siempre digo con mucho orgullo: soy del desierto”, aseguró.

Desde España, donde radica, Romina habla de Sonora con un cariño que trasciende el mapa. Aunque su familia no tiene raíces indígenas, dice sentirse profundamente cercana a las culturas originarias de la región.

“Me encanta ver las tradiciones de los yaquis, de los seris. Haber crecido en ese entorno me marcó. Aunque ya no aguanto tanto el calor, sigo diciendo con orgullo que soy del desierto”, comentó.