“Antes, uno sembraba con esperanza, pero ahora solo se gasta y se batalla”, nuevas generaciones ya no quieren sembrar en el sur de Sonora
El campo dejó de ser opción atractiva para las nuevas generaciones en el Sur de Sonora

CIUDAD OBREGÓN. 9 DE NOVIEMBRE DE 2025.- Cada vez son menos los jóvenes que deciden dedicarse al campo en el Sur de Sonora: La falta de rentabilidad, el alto costo de producción, los bajos precios de los granos y la prolongada sequía han provocado que nuevas generaciones dejen de ver la agricultura como una opción viable para vivir.
Desde pequeño, “Agustín”, de 27 años de edad, creció entre surcos de maíz y trigo, bajo el sol del Valle del Yaqui. Su padre, un agricultor de toda la vida, le enseñó a manejar el tractor antes incluso de aprender a manejar un automóvil. Sin embargo, con el paso de los años, la tierra dejó de ser tan generosa como antes, y el trabajo del campo, que alguna vez sostuvo a su familia, se convirtió en una carga difícil de sostener.
“Ya no era lo mismo”, cuenta, con tono resignado. “Antes, uno sembraba con esperanza, pero ahora solo se gasta y se batalla”.
La sequía que desde hace años afecta a la región, junto con los altos costos de producción y los bajos precios del grano, lo llevaron a tomar una decisión que hace una década habría parecido impensable: Dejar de sembrar.
Su familia, conformada por cuatro hermanos, vivió del campo durante generaciones. Sin embargo, ninguno de ellos decidió continuar con la herencia agrícola, cada uno busco otros horizontes.
Recuerda con nostalgia los días en que la época de cosechas era algo que celebrar, pero eso ya no se ve. Ahora muchos terrenos están abandonados o rentados, porque nadie quiere arriesgarse a perder.
La falta de lluvias y el encarecimiento del agua para riego fueron factores decisivos. Muchos productores, explicó, prefieren vender o rentar sus parcelas antes que seguir enfrentando las pérdidas.
Hoy, se dedica a las ventas, lejos del campo, pero asegura que lleva en el corazón las raíces de su familia a las que espera un día no muy lejano poder regresar.
Así como él, decenas de jóvenes, e incluso adultos, hijos de agricultores de antaño viven la misma situación, dejar de lado la actividad que por décadas sostuvo a sus familias, al dejar de ser rentable y cada vez más difícil de mantener.
SIN RELEVO GENERACIONAL
Hasta el año 2022, de 39 mil 788 productores que existían en Sonora el 83.3% de las personas productoras responsables de las unidades de producción tenía más de 45 años, y de ese total, el 35.3% contaba con más de 65 años, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).
Apenas menos de 25 de cada 100 productores tenían menos de 30 años de edad, lo que refleja una marcada ausencia de relevo generacional en el campo sonorense.
El mismo Censo Agropecuario muestra, por otro lado, un incremento superior al 30% en el nivel de escolaridad de los productores respecto al censo de 2007, pero no necesariamente un aumento en el interés de las nuevas generaciones por dedicarse a la agricultura.
NO HAY INTERÉS, NI MANERA
Al igual que los productores de toda la vida, también, el campo y la actividad agrícola está “envejeciendo” y al no haber relevo generacional se enfrenta a otra crisis, más fuerte incluso que la falta de apoyos o de agua, aseguró Carlos Arturo Vara López, líder productor del sector social.
Explicó que la mayoría de los productores actuales son adultos mayores y que no existe un interés generacional por continuar con el legado agrícola en la región, lo cual, aunque es una decisión comprensible ante las condiciones actuales del sector, representa un motivo de gran preocupación para el futuro del campo.
No va a haber en un futuro manos que puedan producir el campo, el campo mexicano está por desaparecer, está envejeciendo. Los hijos de los ejidatarios o los productores, al no tener una fuente de ingresos segura que haga rentable producir la parcela, tienen que buscar el modus vivendi en alguna otra actividad”, indicó.
Muchos de los jóvenes, dijo, han optado por dedicarse a otros oficios, enfocarse en el comercio, buscar crecimiento dentro de una empresa o administrar otros negocios familiares, pero sin volver la mirada al trabajo en el campo, que durante generaciones fue el sustento y orgullo de sus familias.
Otros muchos han migrado a Guadalajara, Ciudad de México, Nuevo León o incluso Estados Unidos, expresó, se fueron del Valle del Yaqui al no haber oportunidades para ellos acá.
Destacó que la unión de todos los sectores dentro del campo es fundamental para garantizar la productividad, el progreso y el legado que cada familia desea dejar a futuras generaciones.
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