Un espectáculo bajo las estrellas
Tucson invita a mirar hacia arriba y descubrir la grandeza del universo

En octubre, las noches en Tucson adquieren una magia especial, cortesía del cielo oscuro; la tradición astronómica y los paisajes del desierto que se convierten en un anfiteatro natural para contemplar las estrellas. Aquí, los cielos nocturnos se sienten, se respetan y se protegen.
Bettymaya Foott, fotógrafa de astros, activista y residente de Tucson, describe cómo esta ciudad ofrece algo realmente singular para quienes aman mirar hacia arriba. Aunque viva en un entorno urbano, Foott se sorprende alegremente de que, aun así, sea posible contemplar la Vía Láctea unos 20 minutos después de salir del centro, gracias a las leyes de iluminación que reducen contaminación lumínica y al compromiso comunitario con el cielo nocturno.
Pionera en el cielo oscuro
Y es que Tucson es una ciudad con buenas vistas del cosmos y un lugar idóneo para la astronomía. Alrededor de la ciudad se alzan observatorios de fama mundial, Kitt Peak, Whipple, el observatorio público de Mount Lemmon, el Large Binocular Telescope, y el Catalina Sky Survey, que no solo investigan el universo, sino que han sido parte esencial del surgimiento del movimiento de protección del cielo oscuro.
Esta ciudad, de hecho, fue la primera en el mundo en adoptar una ordenanza municipal de iluminación que obliga a utilizar luminarias que reduzcan el resplandor y protejan la visibilidad del firmamento.
Todo un ritual
Para octubre, el cielo comienza a desplegar algunas de sus constelaciones más visibles, especialmente el núcleo galáctico de la Vía Láctea que aparece bajo en el horizonte sur.
Lugares como Gates Pass y Saguaro National Park West se vuelven casi rituales para quienes buscan imagar el paisaje desértico salpicado de saguaros bajo una bóveda estrellada.
¿Cómo prepararse para una noche otoñal en Tucson? Hay que explorar el lugar durante el día para conocer los caminos, traer varias capas de ropa porque, aunque el día haya sido cálido, la noche suele refrescar bastante, contar con linterna de luz roja para no afectar la visión nocturna, también avisar a alguien de tus planes si te vas lejos, y usar alguna aplicación del cielo estrellado que permita identificar constelaciones, planetas u otros objetos relevantes.
En definitiva, las noches de octubre en Tucson combinan lo poético con lo científico, lo visual con lo contemplativo, lo urbano con lo salvaje. Son noches para mirar hacia arriba, para sentir la vastedad del universo, para reconocernos parte de algo mayor y, para cuidar ese algo, el cielo estrellado que no es sólo un espectáculo, sino un bien común.
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