"Seguimos abriendo brecha": Anna Ochoa O'Leary
Ante la hostilidad y la desinformación, la Orgullo Hispano de esta edición encontró la motivación para dedicar su vida profesional al estudio de la migración y de cómo ésta afecta a la población latina, independientemente de su estado legal.
La recientemente nombrada directora del Departamento de Estudios México Americanos de la Universidad de Arizona cuenta con un doctorado en Antropología, y es también codirectora del Instituto de Migración Binacional, una asociación de académicas dedicada al estudio de cómo el control migratorio afecta a la población latina, independientemente de su estatus migratorio.
Además de inmigración, la investigación de O'leary se ha enfocado en asuntos de género, la frontera México-Estados Unidos, así como las políticas culturales y urbanas de las poblaciones mexicanas y mexicoamericanas; aquí la entrevista, en exclusiva para EL IMPARCIAL.
¿De dónde proviene su herencia latina?
"Yo nací en los Estados Unidos, pero mi herencia proviene de mis padres: una madre mexicana, y un padre también hijo de padres mexicanos, que migraron de Chihuahua; mi madre era de Agua Prieta, Sonora. Por ella hablábamos español en casa. El español fue mi primera lengua. Aprendí el inglés viendo la tele. Mi madre era orgullosa de ser mexicana, y me inculcó el orgullo de ser mexicana.
"Me leía libros infantiles en español, y me llevaba a clases de baile folclórico. De adolescente, cuando bailaba, me ponía el vestido que fue de ella cuando concursó de china poblana en Agua Prieta. La chaquira del vestido formaba el símbolo la bandera mexicana en un lado —el águila con la serpiente en el pico— y, en el otro, el calendario azteca. Ella aprovechaba el diseño del vestido para platicarme qué simbolizaban. Actualmente tengo el vestido.
"También me platicaba que la tierra en donde vivíamos era mexicana, en un tiempo. Al principio no entendía. Un día llegue a casa de la escuela sintiéndome muy apenada, porque habíamos leído sobre la batalla del Álamo. Quizás había entendido mal la lección, pero llegué a mi casa con la idea que la tierra por la cual se peleó era de los gringos y que los mexicanos habían hecho algo mal con querer quedársela, pero ella me explicó que era al revés: que la tierra fue mexicana y eran los gringos los que peleaban por robársela. Es decir, los mexicanos pelearon para defender su tierra. Cosas de ese tipo me hicieron pensar sobre mi cultura y mi historia, y alentaron mi deseo de aprender más para mejor defender las realidades que nosotros, los chicanos y chicanas del Norte, enfrentábamos".
¿Cómo decidió enfocar su carrera en la investigación de la migración y los derechos humanos?
"Para 2004, se empezó a ver una ola de sentimiento antiinmigrante en Arizona. Los proyectos de ley que correspondían a este sentimiento amenazaban los derechos humanos más básicos de aquellos migrantes que cruzaban la frontera México-Estados Unidos sin documentos, en busca de más oportunidades y una vida digna y sana. A pesar de lo que reportaban los medios, yo sabía que la mayoría de ellos carecían de las necesidades más básicas en sus países de origen, la mayoría de México.
"El coraje que sentía por esta situación me animó a estudiar el tema y en 2006, gané una beca semilla para entrevistar mujeres que habían sido aprehendidas por la patrulla fronteriza. En 2007 logré otra beca, un Fulbright, para seguir colectando datos. En 2010, me sumé a otro proyecto dirigido por la maestra Raquel Rubio Goldsmith, de la Universidad de Arizona, en la cual se investigó cómo oficiales y médicos forenses identifican y contabilizan restos humanos de presuntos migrantes indocumentados fallecidos en su intento de cruzar la frontera por el desierto sonorense. La muerte de tantos hermanos y hermanas migrantes por el desierto, por su esfuerzo de mantener a sus seres queridos, sigue siendo una de las más tristes y violentas catástrofes humanas que Estados Unidos comparte con México".
¿Qué acciones implementa en el Departamento a su cargo?
"Como directora, mis proyectos se enfocarán en aumentar el número de estudiantes inscritos en nuestros programas de licenciatura, maestría y doctorado. Unas de las tareas será crear un consejo comunitario, representado por personas involucradas en la sociedad civil aquí y en México. Otro proyecto tiene el objeto de acercarse a los estudiantes hispanos en las escuelas secundarias en Tucson, organizando y llevando a cabo un concurso de corridos que también ayudará afirmar el orgullo de la cultura regional mexicana.
"El concurso ofrecerá a los ganadores premios y la oportunidad de trabajar con músicos y cantantes para refinar sus piezas... Además de promover talentosos locales, los eventos se aprovecharán para levantar fondos para beneficiar estudiantes en nuestros programas y actividades relacionadas a su capacitación. Como profesora-investigadora, mis responsabilidades seguirán siendo la docencia y la investigación.
"Actualmente estoy desarrollando un proyecto binacional en el cual se investiga cómo la separación familiar, debida a la migración, impacta la salud mental de mujeres migrantes y por su extensión, sus hijos/as".
¿Considera que ha cambiado la percepción que la gente de Arizona tiene de los mexicanos?
"Hay que resaltar que Arizona abarca mucho territorio y no todos pensamos igual. Yo tengo la fortuna de vivir en Tucson en donde muchas, si no la mayoría de las personas de esta ciudad, tienen una percepción positiva de nuestros vecinos mexicanos. Los regidores de la ciudad de Tucson, con el apoyo del alcalde, la han declarado como una ciudad amistosa hacia inmigrantes. Además, en Tucson hay muchas organizaciones de la sociedad civil que apoyan a inmigrantes en diversas maneras.
"Visto de esta manera, puedo decir que vivo en una 'burbuja'. Pronto habrá más personas como una servidora que somos hijos e hijas de mexicanos y nos identificamos con México, y lo amamos. Pero no habrá cambio verdadero hasta que el voto latino realmente se ejerza para derribar a quienes nos discriminan y nos han dañado; para esto, tendrán que registrarse todos los que puedan hacerlo y ejercer su voto".
Un mensaje para los lectores de EL IMPARCIAL:
"Nunca me imaginé que a pesar de provenir de un pueblo minero de clase obrera, llegaría a obtener un doctorado en la universidad de Arizona y, aunque he resaltado lo alentador que fue la identidad mexicana, es necesario verlo de manera crítica. Por ejemplo, la cultura, por su definición, oprime y por lo general, más a la mujer.
"En los Estados Unidos también seguimos luchando por equidad de género, y hay muchas que por las limitaciones que impone la cultura, sufren pobreza, explotación y violencia. Las contribuciones de mujeres en sectores económicos y a la historia permanecen relativamente invisibles y, aunque seguimos abriendo brecha, aún ganamos menos que hombres que hacen el mismo trabajo. Aun así, estudios femeniles muestran que con alentar a las mujeres con oportunidades de capacitación, sus familias logran tener mayor educación y así se van efectuando cambios sociales".
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