León Krauze

El Nobel de la Paz para María Corina Machado dio paso a reacciones reveladoras en las redes sociales mexicanas.

El pretexto es la política migratoria de detención y deportación de inmigrantes, pero lo que hay detrás es algo muy distinto...

Estados Unidos y México acaban de presentar una nueva estrategia conjunta para frenar el tráfico de armas que alimenta al crimen organizado.

La aplicación de una política migratoria represiva le está pasando factura a Donald Trump.

En las horas posteriores al asesinato de Kirk, los medios de comunicación conservadores incurrieron en la misma perversión de la historia.

De la muy larga lista de declaraciones alarmantes en el catálogo trumpista, la amenaza del sábado contra Chicago y su comunidad inmigrante es particularmente ignominiosa.

No es fácil ser oposición frente a un régimen autoritario en ciernes.

Este grupo Sub-15 encarna una verdad que en México nos cuesta reconocer: Que los lazos identitarios no se diluyen con el cruce de una frontera.

Donald Trump no actuó como un catalizador de paz, sino como un agente del Kremlin.

Kaiser tiene razón: Ser empresario en el contexto de un régimen autoritario es un desafío que no todos saben resolver.

Como buen maestro de la mercadotecnia, Bukele ha defendido su búsqueda de la reelección indefinida argumentando que otros países también la permiten.

Existe evidencia estadística sobre los resultados (casi todos decepcionantes) de la política económica y social, no se diga del desmantelamiento de las instituciones democráticas.

En la lista de síntomas del deterioro democrático, pocos son tan reveladores como la desaparición de la sátira política.

La semana pasada mostró el alcance del escenario más tóxico. Grok, el chatbot de Twitter (X).

La agresión xenófoba no sólo es inadmisible: Es moralmente sorda. En un momento en el que millones de mexicanos luchan por escapar de un sistema que los persigue y criminaliza