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El Imparcial / San Luis / SLRC

Del basurero a una nueva vida: Iglesia rescata a personas de condiciones extremas de pobreza y drogadicción

En el corazón de uno de los lugares más olvidados de la ciudad, el basurero municipal, una iglesia local ha logrado lo que muchas instituciones no han podido: rescatar a personas que viven entre la basura, adicciones y el abandono

Del basurero a una nueva vida: Iglesia rescata a personas de condiciones extremas de pobreza y drogadicción

San Luis Río Colorado, Sonora.-En el corazón de uno de los lugares más olvidados de la ciudad de San Luis Rio Colorado, Sonara, el basurero municipal, una iglesia local ha logrado lo que muchas instituciones no han podido: rescatar a personas que viven entre la basura, adicciones y el abandono, y ofrecerles una segunda oportunidad.

La Iglesia Restauración Un Nuevo Amanecer, liderada por la pastora Cristina Maciel Saucedo, ha trabajado durante más de 15 años en una labor que combina asistencia social, espiritualidad y rehabilitación. Una vez por semana, su equipo se adentra en el vertedero para llevar alimento, apoyo moral y, en algunos casos, un camino de salida.

El basurero es como otro San Luis: hay casas, familias, niñas de 13 y 14 años embarazadas, gente viviendo dentro de tubos o en hoyos cavados en la tierra”, describe Maciel.

Ahí, entre desechos y estructuras improvisadas construidas con materiales reciclados, habitan más de 100 familias, según cálculos de los propios residentes. Las condiciones son precarias: no hay servicios, la mayoría depende del reciclaje para sobrevivir, y el consumo de cristal, por su bajo costo, es común.

Foto: Cortesía

De las adicciones al empleo

Muchas de las personas que han salido del basurero a través de este programa ahora están rehabilitadas, con documentos en regla, trabajando y completamente reintegradas a la sociedad.

Me ha tocado ir a tiendas o restaurantes y ser atendida por personas que nosotros ayudamos a salir de ahí. Hoy tienen una vida distinta, sin drogas, con trabajo, incluso con sus familias”, cuenta la pastora.

El proceso no es solo espiritual. A quienes deciden dejar esa vida se les apoya con alojamiento, comida, rehabilitación y la gestión de documentos oficiales como actas de nacimiento y credenciales del INE, indispensables para acceder a un empleo formal.

Un albergue que no discrimina

En las instalaciones de la iglesia ubicadas en avenida Dominicana B 27 y 28, funciona un pequeño albergue donde actualmente viven tres personas que hasta hace poco habitaban el basurero. Algunas han permanecido por días, otras por meses o incluso más de un año. Aunque inicialmente el comedor comunitario estaba destinado a niños, hoy también ofrece alimento a adultos en situación de calle o vulnerabilidad.

Hay mucha gente que quiere cambiar, pero su familia no cree en ellos o no tiene con qué ayudarlos. Nosotros tampoco tenemos muchos recursos, pero lo que Dios nos da lo compartimos”, asegura Maciel.

La ayuda viene de donativos

El proyecto se mantiene en pie gracias a donativos, principalmente en especie. Los productos más necesarios son frijol, arroz, aceite y tortillas. Los días sábado, domingo y martes también se organizan desayunos para niños, abiertos a cualquiera que llegue con hambre.

Para quienes deseen colaborar, el número de contacto es 653 139 3516.

“Rescatar a alguien del basurero no es solo sacarlo de ahí físicamente. Es mostrarle que vale, que puede cambiar, que hay otra forma de vivir”, afirma Cristina Maciel.

Foto: Cortesía

Testimonios desde el basurero: del abandono a la esperanza

“Dios tuvo misericordia de mí”

Alejandrina Martínez García

Alejandrina vivió varios meses en el basurero municipal tras llegar a San Luis Río Colorado. Aunque reconoce que nunca se sintió cómoda viviendo ahí, la adicción al cristal la mantenía atada al lugar. Consumió la droga durante doce años, una etapa que describe como oscura y dolorosa.

“No me gustaba vivir en el dompe, pero la adicción al cristal era más fuerte que yo. Estuve doce años atrapada, pero por la misericordia de Dios estoy aquí. Ahora me siento bendecida, porque tengo de nuevo convivencia con mi familia... y con mi nieta. Eso es algo que pensé que nunca volvería a tener”.

“Vivíamos como hermanos entre la basura”

Mercedes Isabel Mosqueda Pérez, 48 años

Durante casi 40 años, Mercedes vivió en el basurero municipal. Desde muy joven se dedicó a recolectar botellas y galones para sobrevivir, comiendo muchas veces de los restos que encontraba en la basura.

Comíamos sobras, lo que la gente tiraba. Por la droga, uno no quiere gastar para no desacompletar. Mi casa estaba adentro, vivía con los mismos que siguen ahí. Nos tratamos como hermanos. En las quemas del basurero, uno ni sentía el humo, de tan drogados que andábamos. No medíamos las consecuencias, el objetivo era sacar fierro para vender y conseguir más cristal”.

Salir de ese entorno no fue fácil para Mercedes. Asegura que lo que la motivó fue ver a los voluntarios que, semana tras semana, llegaban con alimento y palabras de aliento.

“Cuando empecé a ver a los hermanos que venían, pensé: ‘Dios quiere algo con nosotros’. Fue cuando decidí salir. Pero no fue fácil… uno se acostumbra a esa vida, a buscar qué comer entre la basura, a levantarse tarde, sin reglas. Incluso salir a la ciudad me daba miedo. A muchos nos da miedo dejar el basurero, es otro mundo allá afuera”.

Durante sus años ahí, Mercedes podía llegar a juntar hasta 500 pesos diarios recolectando entre los desechos, pero reconoce que casi todo se iba en drogas.

“Todo lo que ganábamos lo gastábamos en cristal. Hoy, gracias a Dios, estoy empezando una nueva vida, lejos de eso”.

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