La Piñata: Tradición y resistencia en manos de una artesana en Mexicali

Mexicali,B.C.-En plena temporada navideña, cuando las posadas llenan de música y luces las calles, la piñata de siete picos sigue erigiéndose como uno de los símbolos más representativos de la tradición mexicana.

Sin embargo, detrás de su colorido y de su profundo significado cultural, este objeto festivo enfrenta una realidad cada vez más complicada: la disminución en la demanda.

Así lo relata Karla Muñoz, artesana con más de una década dedicada a la elaboración de piñatas, quien ha visto cómo el interés por este trabajo artesanal ha ido a la baja.

Su historia está marcada por el papel, el engrudo y la constancia, ya que comenzó en el oficio como un pasatiempo que con el tiempo se transformó en un emprendimiento familiar, dentro del mismo local de dulcería que fundó su madre.

Con once a doce años de experiencia, Karla no solo elabora figuras modernas, sino que mantiene viva la tradición de la piñata de siete picos, una de las más laboriosas de realizar.

El proceso, explica, requiere tiempo, paciencia y dedicación, muy lejos de la idea de que se trata de un trabajo sencillo.

Una piñata tradicional, de las de globo, esas son como unas doce horas, contando lo que es empapelar el globo, pegar engrudo, y esperar a que se seque porque son varias capas, y ya pegarle lo que son los conos y el decorado son como unas doce horas aproximadamente, el hacerlas desde cero, una sola piñata”, comparte.

Los materiales no han cambiado demasiado con el paso del tiempo. Tijeras, papel y la decisión entre usar silicón o engrudo siguen siendo básicos en el taller. Para Karla, más allá de técnicas ocultas, el trabajo se basa en la experiencia personal.

“El secreto es de cada quien, pero la verdad a mi ver, no. Yo casi uso lo mismo.”

Pese a que la piñata es un elemento central en las posadas, este año la situación ha sido distinta. Karla reconoce que la temporada navideña no ha sido favorable en comparación con años anteriores. “Sí, este año ha estado muy baja, comparado al año pasado, bajísimo”.

En cuanto a las preferencias del público, la tradición convive con la modernidad. Aunque la piñata evoluciona con el tiempo, durante diciembre la mayoría de los pedidos se concentran en las figuras clásicas de la temporada, como Santa Claus y el Grinch, que se han convertido en los básicos de Navidad.

El oficio, subraya Karla, exige sobre todo paciencia, mucha paciencia. Para quienes buscan elaborar una piñata en casa, advierte sobre dos aspectos clave del proceso tradicional.

Por un lado, el uso del silicón requiere cuidado, ya que la pistola puede sobrecalentarse y provocar quemaduras. Por otro, el engrudo demanda respeto por los tiempos de secado, pues si se colocan demasiadas capas sin esperar, “se tiende a hundir... y pues ya no te sirve. Tienes que volver a hacer todo otra vez.”

A pesar de la baja demanda y los retos del mercado, artesanas como Karla Muñoz continúan apostando por su oficio y por la preservación de una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana, confiando en que la alegría que cae de una piñata rota siga justificando el esfuerzo detrás de cada pieza hecha a mano.